El concepto del Cisne Negro fue popularizado por el economista libanés Nassim Taleb en su libro El Cisne negro. En su investigación habla del impacto que, por alguna causa imprevista, en un determinado momento se producen fenómenos sorprendentes que cambian totalmente los paradigmas.
El Cisne negro son aquellas situaciones que suceden de manera inesperada contra todo pronóstico y que afectan terriblemente la economía. El fenómeno del cisne negro presenta tres características: 1. Es Inesperado. Nada de lo sucedido en el pasado apuntaba a esa probabilidad. 2. Tiene gran impacto. Al ser inesperado, toma a todos desprevenidos y captura toda la atención. 3. Genera explicaciones a posteriori. Ante el impacto del fenómeno los estudiosos buscan toda clase de argumentos que justifiquen lo sucedido. Por ejemplo, las teorías de especulación son el motor de los mercados financieros. Sin matemáticas los mercados no existirían. Es un reto matemático comprender las teorías de especulación que circulan desde que se popularizaron las redes sociales.
Los últimos Cisnes negros: El 11 S, la crisis de 1987, el hundimiento del Titanic, la primera Guerra Mundial. La pregunta a investigar. ¿Es la CoronaCrisis un Cisne negro? El mismo NassimTaleb responde después de analizar: “The Corona Crisis is Not a Black Swan” Cuales son los argumentos que aporta al respecto.
Para llamar Cisne negro a la Coronacrisis tendría que haber tres atributos: ser un caso atípico, estar fuera del ámbito de las expectativas regulares y ser inédito, es decir sin nada pareciado en el pasado.
A pesar de lo raro del fenómeno, la naturaleza humana nos hace inventar explicaciones de su presencia. Pero, la Coronacrisis termina por ser explicable y predecible. Taleb sostiene que para calificar como Cisne negro tiene que ser algo verdaderamente inimaginable. En la historia reciente encontramos otros fenómenos parecidos, epidemias como la de Influenza en 1918, otros brotes más recientes de Influenza, en 1957, en 1968 (H3N2) y la más cercana, la del 2009 (H1N1 pdm09). La diferencia con estos brotes es que no causaron un contagio tan rápido como la Covid 19. La causa de la propagación en el 2020 tiene que ver con las vías de comunicación y la globalización. De manera que no era tan improbable que en un lapso de 50-60 años ocurriera algo como lo que estamos viviendo en 2020.
Sin contar que ya habían advertido que tendríamos una guerra bacteriológica, la predijo Bill Gates, tan implicado con su fundación en la difusión de la vacunación en países emergentes. Más que un Cisne negro esta pandemia se convierte en un hecho prácticamente seguro y esperado.
Un factor de riesgo es algo que se puede prevenir, a pesar de no saber con exactitud la fecha, está claro que sucederá en el futuro. Un ejemplo son las catástrofes naturales como temblores y huracanes. Los gobiernos y sus sistemas de sanidad tienen que estar alertas, la probabilidad de sufrir otra pandemia en algunas décadas es muy posible. Los expertos deben preparar a la población para los distintos escenarios. Deben aplicar campañas preventivas, para evitar que aparezca un problema similar en un futuro cercano y para minimizar los efectos preparando a la población.
Lo que complica más la pandemia, es la crisis económica que está afectando a todo el planeta. La población más vulnerable, carente de trabajo, se convierte en foco de alerta. Necesitamos planes de prevención, no improvisación, estamos sufriendo por las políticas de ocurrencias, imposición de reglas que les permiten a los gobiernos empoderarse con el argumento de cuidarnos. Los ciudadanos se han vuelto rehenes, parece que lo que les importa no es educar, sino cobrar multas económicas.
Para prevenir las crisis futuras son necesarios proyectos probados, no ocurrencias de ensayo y error como las que estamos padeciendo. Es importante incentivar campañas de concientización del autocuidado. En vez de sucumbir al miedo, aceptemos que la vida es un cambio continuo. En la modernidad navegamos a toda velocidad en aguas turbulentas, no pierdas el rumbo, observa con atención.