Existe un vínculo importante entre el clima y los conflictos. Científicos estadounidenses de la Universidad Berkeley en California, llevaron a cabo una investigación que publicaron en la prestigiosa revista Science. Observaron que, hasta las pequeñas modificaciones de temperatura coinciden con un aumento en el número de asaltos, asesinatos, violaciones, y conflictos grupales. El planeta se vuelve cada día un lugar más violento. La relación violencia-calentamiento se ha observado a lo largo de la historia en los grandes continentes. La coincidencia entre la alteración del clima y algunos eventos conflictivos es evidente, afirma Marshall Burke de la Universidad de Berkeley. Descubrieron que en la India, durante las sequías, se registra un incremento de la violencia doméstica y, durante las temporadas de calor en Estados Unidos, un aumento de asaltos, violaciones y asesinatos. Somos animales de costumbres, cualquier alteración en el clima nos afecta, basta observar la cara de los automovilistas en las grandes ciudades manejando en horas pico. Es un hecho, el calentamiento del planeta tiene repercusiones en el estado psicológico de las personas. La adaptación a tantos estímulos, aunado a los malos hábitos de alimentación y autocuidado, altera el estado de ánimo, disminuye la tolerancia a la frustración y lleva a perder el control con mayor facilidad aumentando impulsividad y agresividad. Los campesinos, en su experiencia y sabiduría innata, son particularmente sensibles al ambiente, parece que tuvieran un termostato en el cuerpo y con estirar la mano o con el olfato predicen con exactitud el estado del clima y el mejor momento para sembrar. Me comentó Don José que siembra árboles de pino en Tapalpa: “el agrónomo me sugirió que podara los pinos, ya estaban de buen tamaño pero el campesino que los cuida me dijo que esperara hasta la llegada de las lluvias o se quemarían con los rayos del sol”. No sabía a quién hacerle caso, hasta que decidió que el agrónomo tenía estudios, de manera que podó los pinos. El resultado: pérdida total, se secaron con los rayos del sol.
La teoría no es suficiente, hace falta la experiencia. La tierra ha pasado por grandes cataclismos y ha logrado sobrevivir: depura, arroja lo que le estorba y se recupera. En esta ocasión es más grave, enfrentamos una crisis generalizada de la civilización.
La ambición desmedida de quienes abusan de los que menos tienen, ha llevado a descuidar las leyes de la naturaleza, perder el sentido de solidaridad, de pertenencia y han obligado a los pobres, desarraigados, a emigrar del campo a las ciudades. No les importa destruir el ecosistema con tal de obtener ganancias. Los suelos son envenenados por químicos cancerígenos, el aire y las aguas están contaminadas, un manto de injusticia y violencia pesa sobre la humanidad.
No solo son preocupantes los efectos del clima en la naturaleza, sino las consecuencias que producen en los seres vivos. Para todo se recurre a la violencia, la mayoría está a la defensiva, no hay tolerancia para resolver por medio del diálogo.
Las armas son primordiales en la espiral de violencia, es la industria más productiva de los norteamericanos. Nos vanagloriamos de la tecnología y la inteligencia artificial se ve como la maravilla que todo va a resolver, pero es una falacia. Nos hemos vuelto insensibles, inhumanos, se han perdido la empatía, la compasión, la espiritualidad. Nos robotizamos.
El orden natural ha sido alterado, cambió todo el sistema dinámico, la fuerza vital autoregulatoria en el ecosistema, los humanos, la flora y la fauna ya no responden.
El sistema de autodefensa ya no es capaz de corregir el desorden sin ayuda. El calentamiento es como la temperatura en el organismo, la ley de la termodinámica actúa para desaparecer la fuerza nociva, eliminar a cualquier intruso. Los científicos estiman que un aumento de la temperatura global de 2º C podría llevar a un aumento de alrededor un 15 por ciento en los crímenes individuales y del 50 por ciento en los conflictos grupales en algunas regiones del mundo.