-Buenos días, niños.
-¡Buenos días, señorita López!
-Hoy comenzaremos la clase hablando de lo que es una república. Porque Venezuela es una república. A ver, ¿qué me pueden decir sobre una república?
-Señorita, es un estado soberano, donde se elige al mandatario, con bandera, moneda, correo, himno nacional, que no depende de nadie y tiene sus propias leyes.
-Muy bien, Luis Felipe. A ver, ¿quién más viene de una república?
-Yo vengo de Ezpaña, que ez una república.
-Y yo vengo de Italia, que es una república.
-Y yo vengo de Portugal, que es una república.
-Yo vengo de Colombia, que es una República.
-Pues yo vengo de las Canarias, que es parte de España, pero no queremos. España no es una república, es una dictadura fascista, y nosotros somos una colonia.
-Yo tampoco zoy ezpañola. Zoy vazca. Ezo ez que lo que me enzeñó mi papá. Algún día zeremos librez.
-Y yo no zoy ezpañol. Zoy catalán. Y mi mamá dize que zomos mejores que ninguno de eztoz patanez.
-¡Niños, niños, nada de rencillas! ¿Y tú, Egils?
-Yo vengo de Letonia, que es una república asociada a la Unión Soviética. Los rusos nos liberaron de los alemanes pero luego no se quisieron ir.
-Bueno, Alfredito, estás muy callado, con lo que te gusta participar en clase. Ahora que tu amigo ha hablado, a ver. Explica de dónde vienes.
-Señorita López. . . . . no estoy seguro.
-¿Cómo que no estás seguro?
-Vengo de Puerto Rico. Cuando visito a mi tío en San Germán, se burla de Venezuela, la llama “una de esas republiquitas latinoamericanas.” Dice que cuando pido una chicha fría o le enseño un bichito trepando por la pared estoy usando malas palabras, soy un mal educado. A mí me da rabia, pero me aguanto porque mami me hace señas. Papi le contesta que somos un “estado libre asociado” pero que eso es un disparate porque somos una colonia de los imperialistas gringos. Así que no sé lo que somos.
-Tu papá tiene razón. Puerto Rico es una colonia norteamericana. Pero no te sientas mal. Ni es tu culpa ni tienes que avergonzarte.
-Pero yo me siento mal, Señorita López. Quisiera haber nacido en un país como Venezuela, y no en una colonia.
– ¡Nunca digas eso! Siempre tienes que estar orgulloso de tu lugar de origen, no importa lo que sea. Y ustedes, no es cosa de burlarse de Alfredo porque nació en una colonia. Recuerden que las repúblicas latinoamericanas fuimos colonias, pero tuvimos al Libertador. Bueno, creo que ya hemos discutido el tema lo suficiente. Pasemos a la lección de biología. A ver, niños. ¿Cuántos sexos hay en la naturaleza?
Acostumbrábamos celebrar los cumpleaños en la Experimental Venezuela, fundamentada en Montesori. La maestra, Violeta Lopez, el largo con cara de finlandés es Egils Macs [nos llamaban Benitín y Eneas]. A mi lado, Luis Felipe García, que cumplía el mismo día que yo. Y Luisito Linares, quien se ahogó en una crecida del Anauco/Guaire que barrió con su vecindario.
VENEZUELA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ
Me arropó tu cobija1 me meció tu chinchorro2.
Venezuela, aparta de mí este cáliz.
Alpargatas3 me calzan conservando
maracas galerones corridos joropos.
Mi boca sabe a quinchoncho4 auyama5
arepas6 con chicharrón carato
chicha7 merenguitos hallacas cocada.
Venezuela, aparta de mí este cáliz.
De ti aprendí la idea de los pueblos libres.
Por ti viví la gesta del libertador mártir.
Descubrí la herencia de mi mestizaje8.
Conversé con gallego portugués italiano
–mis vecinos en la antigua parroquia9,
Peligro a Pelelojo, Candilito a Avilanes.
Envidié al San José nacido en los llanos,
a la virgen María nacida en Los Andes,
por ser el fruto de su vientre un criollo10.
Venezuela, aparta de mí este cáliz.
Por ti extranjero sin tierra firme isla.
De todo continente para siempre exiliado.
Aclimatado a cualquier continente.
Buscando el regreso al callejón del Anauco11
–caramelos pilones, quién recuerda–
las cintas de vaqueros en el Apolo12,
la garganta terciopelo de mi tocayo13,
el olor a libro de Las Novedades14,
el olor a azafrán butifarra: El Canario15.
Venezuela, aparta de mí este cáliz.
Temo que me traicione la nostalgia.
Los recuerdos sean fantasías fantasmas.
A lo hombre macho me pierda en la jungla16;
el ojo caviloso del tremedal me trague17.
Las lanzas coloradas18 me abran bocas
de donde fluya tu nombre embarrado mi sangre.
En el agón ruego a María Leoncia19 Gregorio20.
Venezuela, aparta de mí este cáliz.
1 Frisa, frazada.
2 Hamaca.
3 Calzado autóctono.
4 Gandul, “pois de Congo.”
5 Calabaza.
6 Torta redonda de maíz, que se come rellena de queso o cerdo.
7 Bebida hecha de maíz fermentado, pero también de ajonjolí o arroz.
8 Los venezolanos se comparan a la hallaca, de origen africano, ingredientes indios, y manufactura española.
9 La Candelaria.
10 “Si la vírgen fuera andina/y San José de los llanos/el niño Jesús sería/un niño venezolano.”
11 Hoy en día, desafortunadamente, la quebrada del Anauco no existe; ha sido tapiada.
12 Matinal, matinee, vermouth, vespertina y noche eran las cinco tandas. El matinal de los domingos tomaba lugar después de la misa de 10.00, para la chiquillería de la parroquia, e incluía muñequitos, series (el Llanero Solitario, Cisco Kid, Flash Gordon, Tarzan) y una película de largo metraje.
13 El hermoso e inolvidable Alfredo Sadel.
14 El establecimiento donde aprendí a amar el olor de los libros.
15 Casa de abastos. Todavía existe.
16 El despistado Marcos Vargas.
17 La derrotada Doña Bárbara.
18 Arturo Uslar Pietri.
19 Mítica cacica, representada montando una danta (tapir) en una estatua cerca del parque Los Caobos.
20 El doctor José Gregorio Hernández, santo secular caraqueño.