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Divagación (Parte I)

Alguna vez leí en un epígrafe lo que parece una de las mejores frases del creador de Tristram Shandy, Laurence Sterne: Creo sinceramente haber interceptado muchos pensamientos que los cielos destinaban a otro hombre. De la bóveda de los pensamientos a veces emergen —como reptiles— ideas que parecen obra de una segunda mente.

Hace unos días me apareció una palabra en la cabeza: estófilo. Me poseyó un demonio de la nostalgia, así que lo busqué en el diccionario de papel y no en Internet. Si hubiera optado por lo segundo, en un milisegundo sabría que Estófilo, con su mayúscula correspondiente, es el hijo de Dionisio.

En el diccionario no encontré mi recompensa.

Me conformé con la palabra más similar: estólido. No hay duda que era un mensaje directo del centro del universo y que, a diferencia de Sterne, si estaba dirigido a mi: estólido –da adj. y n. Estúpido.

De Estófilo no sé nada, pero encuentro que tengo la palabra estólido subrayada en el poema 216 de Emily Dickinson. Sospecho que el significado del poema se apoya en ese adjetivo que a primera impresión podría ser intrascendente.

Aunque el poema se ha visto como producto de la Emily calvinista, que habla de una muerte blanca y nevada que espera la resurrección de la parusía, el estólido modifica todo y hace sospechar de ese paganismo velado de la que tanto la han acusado.

El fragmento pareciera contradictorio: zumba la abeja en un estólido oído, (trad. de Silvina Ocampo). Si el oído, todos los muertos por sinécdoque, alejado del tiempo, es estúpido, incapaz de entender a la abeja, a la naturaleza que está viva, entraríamos a un poema que se desacralizaría a si mismo, sacaría a los muertos de sus moradas de alabastro para ofenderlos.

Sin embargo, stolid, la palabra que usó en la versión de 1859, tiene una acepción diferente al español. A pesar de que en su etimología, stolidus tiene parentesco (no es directo) con estúpido, y que así entró al idioma de Milton en el siglo XVII, para una mujer decimonónica ya significaba más bien impasible. En la versión de Amalia Rodríguez Monroy, stolid es intercambiado por impávido, lo que me parece más correcto.

La traducción es la forma más compleja de escritura, pero también la forma más espinosa de lectura y eso hasta un estólido como yo lo sabe.

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