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¡Disfruta el camino!

Felicidad. Pareciera que esa palabra es la única que importa. Esta vida está llena de cruces, pero es increíble cómo se nos llena el corazón de alegría cuando nos tomamos un trago, cuando tenemos buen sexo, cuando metemos un gol. A veces, todos quisiéramos tirar la toalla, porque el camino se vuelve pesado, largo, tortuoso. Sin embargo, nadie se quiere morir. Adrenalina es lo que anhelamos.

A mí, por ejemplo, la buena música me hace feliz. Me levanto buscando los acordes de Charly García, de Los Beatles, de Héctor Lavoe, de Celia Cruz, de Radiohead, de Air, de Chopin. Por lo general, al despertar prendo un velón a la Milagrosa y quemo un incienso a Cristo para que me mande un buen día. Es una cuestión de actitud. Si te levantas vibrando mal, lo más seguro es que el día sea negro.

Uno diría que a más dinero, más felicidad. Pero no. No es así. Es verdad que tener billetes en el bolsillo hace más fácil todo, y acaso permite comprar momentos de confort, de relax, de paz, de diversión. Pero la felicidad consiste en otra cosa. Tener éxito, familia, amigos, proyectos hermosos, días radiantes, buenas amantes, buen vino, chocolate, cardio, duchas largas; todo eso hace para mí la felicidad.

Cristóbal Colón decía que uno debe buscar la felicidad en su trabajo, porque, de otra manera, no podrá hallarla nunca. Es mentira que ser feliz es brincar en una pata todo el día. Hay momentos de dolor, de llanto, de angustia. Sólo los mediocres viven una vida plana. Y para conseguir una victoria, hacen falta muchas derrotas. A mí me hace feliz trabajar, y hacerlo bien. Trabajo 7×24, porque amo con locura el periodismo.

Nada es fácil. Nada cae del cielo. Todo cuesta. La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando. Como decía Edison, 1% de talento, y 99% de trabajo duro. Este año ha sido difícil para nosotros, los venezolanos. No obstante, debo decir que he sido plenamente feliz. Ha sido un año duro, muy duro, pero también logré capitalizar importantes cosas, que al cierre de 2015, me hacen feliz.

Nadie es tan rico que no tenga nada que recibir. Nadie es tan pobre que no tenga nada para dar. Si vas a Europa, los jóvenes tienen una gran cantidad de cosas garantizadas por el Estado. Pero si vienes a Latinoamérica, los jóvenes tenemos un clima de oro puro, las mujeres más bellas, y, en Venezuela, las bellezas naturales más descollantes del orbe. Ser feliz en Londres, no es lo mismo que ser feliz en Caracas.

En Caracas hay unas guacamayas de surcan el cielo cada mañana, y dan alaridos de felicidad. Cada día, amanece un sol radiante en Caracas. Sólo abrir los ojos, y ver el cerro El Ávila encendido en mil colores, es ya un motivo para ser totalmente feliz. Pero según Doing Business, estamos entre los peores países para hacer negocios del mundo. En Italia vas a una sola taquilla para todos los trámites. Todo depende del cristal.

Unas de cal y otras de arena. El secreto es ver el vaso medio lleno, y no medio vacío. 100% actitud. La vida te devuelve lo que le das. Si te levantas con una sonrisa, el día te sonreirá a ti también. Sin medias tintas. Sin echar mano de la literatura de autoayuda. Lo que quiero subrayar es que, si bien muchas cosas no dependen de nosotros, sí está en nuestras manos asumir los problemas, el día a día, con la mejor actitud.

A ver. ¿Para qué me senté a escribir estos 5.000 caracteres sobre la felicidad? Para una sola cosa: para establecer de manera contundente que la felicidad no consiste en la ausencia de problemas, ni de asperezas. Hay que saber que hace parte de la vida luchar todos los años con un montón de fardos. La belleza de ser un eterno aprendiz. La diferencia está en sonreír a pesar de todo. Por encima de cualquier cosa.

Una vez le preguntaron a Miguel Bosé, qué cosa le impresionaba de los latinos. Y disparó, con cadencia española, y la mirada centelleante: “Hombre, me impresiona la alegría de vivir sufriendo”. Si uno escucha la canción “Llorarás”, del Sonero del Mundo, Oscar D’León, se sorprende de ver cómo una lírica tan dura, viene envuelta en una cadencia endemoniadamente pegajosa, la mamá de las rumbas.

Cierta universidad norteamericana, o europea, no recuerdo bien, dictaminó hace poco que los venezolanos somos las personas más felices del planeta. No creo que eso sea así. Mucho menos ahora, que atravesamos por la peor crisis de nuestra historia. Pero algo es cierto: no nos hemos echado a morir. El venezolano ha resistido como los bravos, y hay que salir un viernes a la calle en Caracas para ver que la rumba sigue.

La vida es bella. Pero la vida es lucha. No todo son deberes, no todo son placeres. Lo ideal es hallar un conveniente equilibrio. Desde que nacemos, hasta que morimos, tropezamos con mil y una piedras, tenemos una infinidad de obstáculos. Lo importante es caerse y levantarse. No parar. Keep walking. Al mal tiempo buena cara. Contra viento y marea, mantenerse “alive and kicking”. Date duro. Exígete al máximo. Pero, ¡disfruta el camino! La vida es una sola. Un día se muere uno.

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