“Observe la buena fe y la justicia
hacia todas las naciones.
Cultivar la paz y la armonía con todos”.
George Washington
Sé que estoy violando lo que dije cuando escribí “No hablemos del Sr. Trump”. Sin embargo, las cosas han cambiado desde entonces.
¿El factor de cambio? Un tweet (de no recuerdo quién) que decía: “Trump no quiere ser presidente, el sólo vino a demostrar hasta donde puede llegar la estupidez humana”. De ser esto cierto, Trump es un genio. Ya lo consideraba una persona bastante inteligente en lo que al mundo de los negocios y del entretenimiento se refiere, pero luego de escuchar sus discursos durante la campaña a las primarias por la bancada republicana no podía sino pensar “Este tipo es un bestia” (con todo el respeto que las bestias puedan merecer).
En todo caso, la posibilidad de que este señor esté haciendo una de las campañas mas absurdas de la historia política de los Estado Unidos solo para demostrar hasta dónde puede llegar la estupidez humana, me hizo pensar en cómo sería su discurso inaugural en caso de ser electo Presidente de los Estados Unidos de América. Y dice así:
“Lo logramos. Poner a “America back on track” hoy deja de ser una idea para convertirse en una realidad.
No podría estar mas orgulloso del pueblo americano que me ha apoyado y me ha traído hasta donde estoy. Mi compromiso con ustedes es llevarlos hasta donde les prometí: a un país feliz, próspero y que dejemos atrás lo malo que nos ha dejado el sistema actual.
Desde el anuncio de los resultados electorales me han preguntado incansablemente cual sería mi primera acción como presidente. Pienso que el pueblo pide el muro que divide nuestro sagrado territorio con aquel país de bandidos llamado México o la expulsión sistemática de los 11, 12 o tal vez 30 millones, según yo, de inmigrantes ilegales que viven y disfrutan de nuestro país a costa de nuestros impuestos.
Antes de tomar una decisión de tal índole, hay una aclaratoria que vale la pena hacer. Cuando hablaba de poner a “America back on track” hablo de rescatar los valores que nos caracterizan como estadounidenses: agradecidos, trabajadores, creadores del sueño americano; que, desde nuestros inicios, hemos sido una nación receptora de personas maravillosas de distintas latitudes del mundo.
Nuestros padres fundadores lucharon por un país unido, no dividido. Con una constitución amplia e inclusiva. Desde Ellis Island hasta las costas de California nuestro país ha recibido millones de inmigrantes de todo el mundo. ¿Quién puede negar que la inmigración judía no contribuyó la banca y las finanzas de nuestro país? ¿Los italianos trajeron su cultura y costumbres para darnos una mejor gastronomía? ¿Irlandeses, escoceses, cubanos, canadienses? Cómo negar que nuestros hermanos mexicanos y centro- americanos han sido el motor de nuestra economía, cuando han sido la mano de obra de aquellas labores que nosotros los norteamericanos nos hemos negado hacer.
Ellos son los que están en el campo sembrando y cosechando los alimentos que hoy en día nos comemos. Ellos son los obreros que construyen nuestras casas, los maquinistas que mueven nuestras fabricas, los mesoneros que nos sirven la comida, los taxistas que nos llevan cuando estamos apurados.
No sé ustedes, pero yo no me imagino un mundo sin ellos.
La última vez que un líder político prometió limpiar a su país de aquello que estorbaba y enfrentarse a sus países vecinos, el resultado fue la Segunda Guerra Mundial, 400mil soldados americanos muertos, un continente en ruinas y millones de muertos y desplazados de otras partes del mundo. ¿Se dan cuenta lo peligroso que pudo haber sido que un hombre como el que vieron en campaña dirigiera hoy la nación más poderosa del mundo?
Yo he logrado todo lo que me he propuesto en la vida, y esta vez quise empujar la barra un poco mas allá. Quise hacer un experimento social y el resultado no es nada alentador. Como sociedad, parece que no hemos evolucionado y que no hemos aprendido nada de las guerras, de los abusos del medio ambiente y del consumismo excesivo de una economía y de un sistema productivo que no da más. Vivimos en un mundo lo suficientemente convulsionado como para agregarle más conflictos y 12 millones de nuevos refugiados.
Todavía estoy sorprendido de la inmensurable necesidad de rescatar los valores que nos hacen humanos, solidarios: sentido de convivencia, de ayuda al otro, de soluciones antes las crisis que vivimos hoy. De eso se trata “America back on track”
Al que votó por mi, le prometo que le devolveré la felicidad de la cual le hablé creando oportunidades para todos por igual, enseñando a nuestros hijos que no importa del color que seas y que, aunque en el espejo nos veamos diferentes, vivimos en un país donde todos son tratados como seres humanos. Se han hecho malas decisiones políticas en el pasado, pero estamos aquí para corregirlas.
Al que no votó por mi, le digo que los únicos muros que vengo a construir son el de las casas para aquellos que no la tengan, construiremos parques para que más niños puedan jugar y construiremos una economía inclusiva que sea el motor de nuestro país. Construiremos lazos con países hermanos, veremos las convergencias con aquellos con los cuales hemos divergido durante tanto tiempo porque, al final, lo que queremos es un mundo mejor ¿cierto?.
Estuvimos al borde de una crisis de consecuencias inimaginables y créanme que, como buen americano y líder, soy el primero que debe dar el ejemplo.
Como dije hace un tiempo: “A mi parecer, llegar a la cima implica que es hora de iniciar, un nuevo proyecto. Todo éxito es el inicio del siguiente. Si estamos dispuestos a aprender, nos encontraremos que todo nuevo día nos ofrece algo diferente”.
Hoy hemos llegado a la cima, ahora es tiempo de empezar a construir nuestro éxito.
¡Gracias y buenas noches a todos!”