Hace un año, en pleno corazón de la pandemia, fuimos contratados para fotografiar un hallazgo. Se trataba del rescate de un ejemplar extraño y codiciado por los coleccionistas de coches clásicos al rededor del mundo: un Cadillac Madame-X de la década de los treinta que había estado durmiendo bajo el polvo y los restos del tiempo en el patio de una casona poblana del Centro Histórico. Mientras los mecánicos y restauradores se adentraban en una maniobra que duraría cerca de doce horas (el coche había echado raíces después de no moverse por más de sesenta años) nosotros, además de documentar con nuestras cámaras la maniobra y su escenario, tomamos apuntes.
Aquí, un atisbo de ellos, escritos (sin querer, quizá) en algo parecido a un diario-verso-diatriba.
29 de agosto de 2020
Pensemos en el polvo.
En el polvo sobre el polvo.
En una alfombra enmohecida.
Pensemos en cien o doscientos kilos. En mil kilos. Una tonelada…una tonelada de metales varios, lo mismo partes de un coche, como patas de muebles, puertas de alacenas, marcos de ventanas.
En una escalera, pensemos en ella: una escalera en espiral a medio terminar que lleva a donde pernoctan cientos de ascalafas, descansando de tanto augurar la muerte (y las explosiones sempiternas del sol).
Pensemos en dos perros, celosos uno de otro.
Uno de ellos con ojos de humano
El otro con ojos de sal
………El de los ojos de humano nos mira misteriosamente, como si reconociera en nosotros los gestos de un viejo enemigo al que se le tiene rencor, pero no el odio ese que inspira el deseo de la muerte.
(Sólo rencor, uno viejo, descarapelado por el paso de las vidas y el dolor de las reencarnaciones)
Pensemos en dos perros, dos perros que se besan.
Pensemos en un columpio, en una cadena.
En una esquirla de tiempo que cuelga del yeso
de una pared desgastada
En la caja de cartón de un proyector Rollei
En una reja de botellas de vidrio llenas aun
de un refresco que se dejó de fabricar hace años.
(cápsula de gas y aire coloreado de otro tiempo)
En una placa, en un fantasma en una mesa de madera.
En un gato que mira desde las entrañas.
De una casa de polvo.
Pensemos en dos puertas,
Que se cierran
Y tras ellas, todas estas ruinas, cobran vida.
Cuando todos se van
De alguna forma.