El 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental.
La pandemia nos tomó de sorpresa. Desde hace meses estamos viviendo alterados a causa de un enemigo invisible: el COVID19. Todos de alguna u otra manera estamos sufriendo para adaptarnos al nuevo estilo de vida que impuso la pandemia: los estudiantes que no han podido regresar a la escuela, el personal de salud que labora en circunstancias difíciles y vive con el temor de infectar a su familia, los trabajadores que se han quedado sin empleo o viven con la zozobra de ser despedidos. También los enfermos quienes, al no tener seguros médicos, han ingresado en hospitales privados y tienen que pagar cuentas tan elevadas que se han quedado con grandes deudas y los que sufren por sus familiares fallecidos de los cuales no han podido despedirse ni darles el sepelio al cual están acostumbrados.
Las consecuencias económicas son un tema a parte. Tardaremos años en recuperarnos y ya muchas empresas no han podido resistir los meses de confinamiento.
Pero ¿Cuál es la diferencia entre salud mental y enfermedad mental? Es difícil distinguir lo normal de lo patológico. Solamente el Ojo Clínico del profesional especialista permite hacer un buen diagnóstico y así diferenciar lo que se considera un trastorno mental de lo que es normal. Se identifica en base a síntomas y en analizar cómo afectan la vida cotidiana.
Por ejemplo, en cuanto al comportamiento: lavarse las manos de manera obsesiva, morderse las uñas, arrancarse el cabello, beber demasiado alcohol, estar de mal humor todo el tiempo, perder el apetito o comer demasiado, permanecer aislado sin socializar o gastar demasiado.
En cuanto a los sentimientos, una profunda tristeza, euforia, comportamiento agresivo, un sentimiento de vacío.
El pensamiento, las creencias, los prejuicios, el cerebro acelerado, pensamientos de suicidio, pesimismo y negatividad.
En México tenemos serios problemas sociales: la violencia, el incremento de adicciones, la falta de empleo. La salud mental no solo es la ausencia de patologías, es el bienestar y el bienser, el saber manejar las emociones. Muchos creen que las emociones pasan, pero con el tiempo las emociones pesan y tienen consecuencias sobre la salud.
Tenemos que cambiar el estigma según el cual psiquiatras y psicólogos son para atender a los locos. Los profesionales de la salud mental deben ser preventivos no solo correctivos, los procesos psicoterapéuticos deben ser parte de la salud integral y los gobiernos deben invertir más recursos para atender a la población. En muchas ocasiones el enfermo acude a consulta y lo que necesita es ser escuchado, busca una orientación, un consejo y en el sector salud lo que le entregan son cajas con medicamentos.
A la población en general le hace falta conocer sus emociones, los estresores que vivimos, y dedicar tiempo para hacer conciencia de las necesidades, priorizar lo necesario de lo indispensable y lo superfluo.
¿Cómo proteger la salud mental durante la pandemia? Limita el flujo de noticias y ten cuidado con lo que lees, circulan demasiadas teorías de conspiración. Es difícil distinguir lo que es falso de lo verdadero. El lavado de manos en exceso puede ser contra producente, el miedo a la contaminación resulta un disparador de las compulsiones en quien padece trastornos obsesivos. En esos casos el jabón, el gel, resultan adictivos al grado de no poder controlarse.
Cultiva tus redes de apoyo, el aislamiento trae consecuencias. Aliméntate de manera saludable, antes que comprar los remedios milagrosos, dedica tiempo a preparar tus alimentos, a disfrutar de los elementos que nos regala la naturaleza, come despacio, despierta los sentidos. Mantente en contacto con la naturaleza y la luz solar. Respira de manera consciente. Trata de cambiar los pensamientos pesimistas. Escucha música que te relaje. Como dice la canción “siempre vendrán tiempos mejores”.
Sé practico, no gastes energía en lo que no puedes cambiar, no te rindas a la primera, no permitas que otros decidan por ti. Aprende a decir No sin sentir culpa y ten presente, nadie es perfecto y de las crisis no solamente se aprende, sino que hasta se logran grandes experiencias.