Todo en la vida tiene una razón de ser. Nos comportamos de una manera, reaccionamos de otra. De nuestras más antiguas raíces surgen conductas y estructuras del pensamiento y uno no se da cuenta hasta que conecta hechos históricos con la actualidad. A veces esos momentos de interconexión en los que uno se ilumina no suceden cuando y donde uno los espera. No siempre vienen cuando te sientas a filosofar. Tal vez, esos momentos de extraña brillantez llegan cuando estás en un bar en Bogotá tomándote unos tragos: sí, así nos sorprendemos a nosotros mismos de vez en cuando.
“Tienes que ir a Andrés Carne De Res, es impelable”, es una de las frases clásicas que a uno le dicen antes de ir de viaje a Bogotá. Pues, uno escucha y va a esos sitios de los que se hablan maravillas para experimentar lo que todo el mundo vive cuando viaja para allá.
Pero, no fue sólo la comida lo que más nos gustó y los precios lo que menos nos alegró, sino la genialidad en la decoración, plenamente inspirada en el gran poeta Dante Alighieri y su obra La Divina Comedia. ¡Sí! ¿Quién lo diría? Y nadie habla del ingenio que trae consigo la escenografía del famoso restaurante que mezcla lo sobrenatural con lo terrenal.
Al llegar, te ofrecen distintos niveles: Infierno, Purgatorio, Tierra y Paraíso. Los cuatro pisos despiertan todas las sensaciones. Experimentas una semejanza a la estructura de la Divina Comedia. ¿En cuál piso comenzamos? Sin duda en el infierno, tal cuál como comenzó Dante su recorrido.
Si estuviésemos en la Edad Media escogeríamos como primera opción El Paraíso, pero el cinismo del pensamiento moderno que trajo la falta de fe nos hace desafiar la palabra de Dios, y nos dirigimos directamente al nivel infernal, donde está la discoteca.
Dante explica en la Divina Comedia un infierno sin esperanzas al arrepentimiento, donde verás desde personas dichosas que no siguieron la fe de Cristo hasta las de moral más repugnante.
“…Y he de llevarte hasta el lugar eterno
donde oirás espantosa gritería,
verás almas antiguas dolorosas:
segunda muerte lloran porfía;
verás gentes también que son dichosas
en el fuego, que esperan convivir
un día con las almas venturosas.”
(Página 11, La Divina Comedia)
Lo primero que te llama la atención del paraíso pagano es la cantidad de gente conocida que ves en él. Sin referirnos a la gente que está disfrutando de la buena atención del restaurante, sino a los nombres que están colgados en los techos del infernal nivel.
Ves por ejemplo al Che Guevara o a Dulcinea del Toboso, personajes reales y ficticios que igualmente merecen el castigo eterno. Cada nombre es atemporal, ya que sin importar en qué época vivieron, están todos juntos ahí abajo. También vienen en tamaños distintos para mostrar quién va en el círculo del infierno más cercano a Lucifer, que se encuentra con sus tres cabezas masticando a Judas, Casio y a Bruto. Todo va acorde a la literatura de Dante Alighieri y el infierno que describe en su libro.
En La Divina Comedia Dante critica a la Iglesia, busca llevarla al camino virtuoso de Dios. Rompe con el mito del Papa con poderes sobrenaturales, ya que al no ser Pedro Dios sino humano, este puede equivocarse. El Papa, según Alighieri, es una simple representación de Dios que en ese entonces estaba corrupta en la institución de la Iglesia. Ninguna figura, sea de la razón o la Iglesia, se salva del infierno si sus actos son impuros.
“ << …Eclesiásticos fueron todos estos
que están sin pelo –papas, cardenales-
bajo el poder de la avaricia puestos. >>
…Por tener y dar mal, no gozarán
del bello mundo y seguirán riñiendo…”
(Página 36, La Divina Comedia)
Los Papas en la Edad Media, específicamente en la época de Pipino el Breve, comenzaron a tener riquezas desmesuradas. El Papa y el Emperador tenían el mismo nivel de autoridad y eran reconocidos universalmente. Al funcionar una estructura feudal dentro de la Iglesia, se corrompió por la búsqueda de tierras y elevación de clase social al no cumplir con funciones eclesiásticas por falta de fe.
Habían Papas, Obispos y sacerdotes llanos con hijos quienes heredaran los grandes terrenos. La simonía y el nicolaísmo son el reflejo del mal manejo de la estructura de la Iglesia, que trajo consigo la perversión de los que promulgan la palabra divina. Dante Alighieri se fundamenta en eso para criticar a la institución teológica, hundiendo a varios de los que la forman en sus círculos infernales.
Dante critica especialmente a Constantino, ya que él fue el primero que teniendo tantas riquezas se convirtió en cristiano al tomar tanta importancia esta religión. Desde esa intervención la Iglesia tomó un giro hacia los gastos desmesurados y la búsqueda de poder político y económico. Constantino, sin duda, es incluido en el infierno cuando Dante escribe su obra:
“Ay, Constantino, madre fue traidora,
no ya tu conversión: la dote impía
que al primer padre enriqueciera otrora”
(Página 93-94, La Divina Comedia)
Es por todo esto que el poeta descompone todo lo que planteó la escuela Escolástica que impulsó San Agustín. Según Dante, el poder divino y el político no pueden ir de la mano, porque así se llega a la destrucción de toda razón de la fe y por eso hay que limitar los poderes de la institución eclesiástica. Al contrario, San Agustín propone que todo, incluyendo la fe, puede ser demostrado a través de la razón. Dícese que la razón y la fe no te dan ideas opuestas, son dos caminos paralelos que te llevan al mismo destino: Dios.
Dante con su cruda crítica literaria coloca a los que le dieron más importancia a la razón en el pre-infierno, aunque muchos de los que se encontraban allí, como Virgilio, fuesen admirados por Dante. A estos se le llamaron “Los Indiferentes”, es por eso que Virgilio no puede acompañar a Dante hasta el final de su travesía: El Paraíso.
Así es como el autor separa la fe de la mera razón. Define muy bien que la teología no puede ir apoyada de la filosofía, ni viceversa.
Es por eso que Dante al criticar a la Iglesia por haber corrompido la religión en la que él creyó, apoyó como ente político al emperador. El Papa para él no tenía poder terrenal ni poderes divinos que lo asustaran. Para el autor, la solución de este problema que se presentaba en la Edad Media era la continuación del Imperio Romano que formaba políticamente las pretensiones universales. Sólo a través de un solo gobierno consolidado, se podía llegar a la paz universal que la humanidad necesita para llegar a la felicidad.
El autor se enfoca en las cualidades humanas y éstas definen en qué nivel mereces estar según ellas. En el purgatorio divagan las almas en arrepentimiento, pero tienen algo que no existe en el infierno: la esperanza. Cosa que uno siente cuando subes un piso del restaurante Andrés Carne de Res. Esperanza a no pecar más en ese ambiente encendido por el que acabábamos de pasar. Ya se nota un entorno más de restaurante que trae tranquilidad. Serenidad que sienten los personajes de la obra luego de pasar por aquel infierno que atormentan las almas en penas.
“La barca de mi ingenio, por mejores
aguas surcar, sus velas iza ahora
y deja tras de sí mar de dolores”
(Página 183, La Divina Comedia)
Aquí se muestra el purgatorio como una inmensa montaña situada en una isla en donde cayó exactamente Satanás al ser expulsado del Cielo. En esta isla cada pecado de poca importancia es penado con un tiempo de espera determinado. Mientras más tiempo lleves en él, más te elevas al reino de Dios, el centro de la humanidad en la Edad Media. Centro que se desplazó por el hombre: que ahora cree en la ciencia y su foco es él mismo.
La Tierra y el Paraíso en Andrés Carne De Res son ya ambientes con bastante tranquilidad, donde los clientes frecuentes disfrutan de sus comidas y tragos. Pero más que describirlo como Dante, el Cielo para él era un lugar donde las almas no se mostraban ni malagradecidas por el círculo que le tocara en el Paraíso, no deseaban más ya que estaban en plena felicidad. En la Edad Media millones de personas murieron, ya sea por razones políticas relacionadas a la Iglesia, de fe o ignorancia, para llegar a este sitio de eterna dicha y alegría.
Lo que realmente me llamó la atención de haber hecho el recorrido dantesco fue darme cuenta como a medida que fuimos subiendo hacia El Paraíso se iban vaciando los niveles. En la pos-modernidad podemos demostrar que el centro del universo ya no es Dios por detalles como estos. Es impactante como buscamos todos estar en el Infierno cuando tenemos la opción de ir al Paraíso.
Perdimos la inocencia, ya no somos manipulables y nada nos asusta, la palabra divina nos pasa por un oído y nos sale por el otro. El objetivo ya va centrado en nosotros mismos, en lo material. La espiritualidad no es la etapa que estamos viviendo actualmente.
La influencia de la crítica de Dante Alighieri causó un gran impacto, podemos sentirlo hasta el día de hoy, en este restaurante colombiano que nos permite disfrutar reviviendo el mundo descrito por Dante en su obra.
La Divina Comedia despertó la curiosidad de una sociedad que fue marcada por la institución más importante de la Edad Media, ya que la búsqueda de la verdad se basaba en Dios.
Sería absurdo no pensar que no iba a diferenciarse La Divina Comedia entre otras obras, sí se encargó de criticar lo que esa sociedad vivía en su día a día con la iglesia: con la idea del Paraíso y el morbo del Infierno que trae consigo el miedo a ser eternamente castigado. Eso sí, esa noche en el infierno en Bogotá nos trajo una factura gorda, la cual pagamos sin arrepentimientos.