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Dejarse ir

Reseña de Joe Louis: el rey en su madurez de Gay Talese

Victorias: 66 – Derrotas: 3”

El chico que nunca dejaba de arrugar la frente, para el año 1949 tendría once años y ocho meses al ser campeón mundial de peso pesado. En el 2016 seguirían sin superarlo.

Estaba en las primeras páginas de los periódicos. Hubo muchos niños bautizados con su nombre por esa época. Nadie provocaba tanto miedo. El bombardero de Detroit era la esperanza de todos: si él caía, tendría que ser porque ya el mundo entero había caído.

Luego de todo el espectáculo, para Louis quedaron dos cosas: televisión y golf. La última parte de su vida fue con su esposa Martha en una linda casa. Tuvo empleos ocasionales con los que nunca habría salido en las primeras páginas de la prensa y mucho menos bautizarían niños en su honor. Para 1975 Joe Louis podía sentarse cerca de la ventana a ver gente pasar, podía decir a cualquier hora del día que era tiempo de dormir un poco. Si uno quería saber de la vida del Bombardero solo bastaba con hablar con tres bellas y buenas mujeres. Si uno quería conocerlo bastaba con entrar a su baño y ver el artefacto que tenía colgando por ahí. Bastaba con escucharlo hablar sobre los derechos de los negros sin apretar los puños.

Joe Louis murió en Las Vegas, Nevada a los 66 años. Seguro minutos antes estaba, como le decía su esposa: “ensayando ser joven”. Seguro también, que, minutos antes, había hecho algún chiste que pocos entenderían y se había quejado de alguna cosa. Y seguro momentos antes, mucho más cerca de irse, recordó a aquel hombre que se entrometió en su vida. El que sin decir mucho le hizo entender por qué el gran Joe Louis estaba ahora acostado en la cama viendo la tele y comiendo chatarra. El que le hizo entender que los hombres fuertes aman el silencio. Y que también los hombres fuertes se cansan de tener que odiar para ganarse la vida.

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