Alguien me dijo una vez que el tema se impone, que no tenía que buscar de qué hablar. En el caso de esa persona, uno de los tópicos, es cierta ciudad, pero con esto — claro está — no digo absolutamente nada de lo que hace con él, cuál es su tratamiento.
Ahora intento preguntarme lo mismo y, en principio, veo el poema como piedra angular, como fundamento. Sin embargo, de un tiempo para acá parece que cede ante las múltiples posibilidades teóricas que ofrecen el Internet, las redes sociales, la «nube», sus implicaciones, las preguntas que suscitan…
Ciertamente, hay tópicos que se presentan, generalmente por una búsqueda previa, por lecturas, conexiones, palabras que llaman palabras, túneles subterráneos y pasadizos, etc., pero cabe preguntarse también por cuánta libertad hay en tales elecciones; ¿son realmente nuestras elecciones?
Decía que la cuestión del poema parecía ceder ante la web y todas sus derivas. ¿Puedo negar acaso la riqueza del tema? No. Pero me pregunto por cuánto de spam, de titular, de urgencia de novedad, de viralidad o de marketing ha inclinado la balanza. Tal como apunta el escritor Boris Groys, las preguntas sobre la experiencia de Google y su mediación «conducen hacia un fenómeno que cada vez más define la atmósfera intelectual de las décadas recientes».
Hace poco intenté tomar una ruta alterna en un texto, un camino distinto; sin embargo, solo atiné a dar vueltas y volver una y otra vez sobre algunas características de las redes sociales. Y pensar que quería hacer hincapié en el silencio. Como si fuera posible hacer silencio o escapar de la ubicuidad del like, del share y demás clics. ¿Cómo obviar el tema? Es verdad, es necesario, pero por lo mismo me pregunto cómo no mirar en el extrarradio.
Hace algunos años había una valla publicitaria en la que se leía: «La felicidad está aquí». La publicidad era de un jabón para ropa. Me pregunto entonces cuánto de eso puedo estar pasando por alto, discursos igualmente necesarios para contrastar e imaginar algunas de las posibles respuestas a la gran pregunta de Facebook: ¿Qué estás pensando?