La idea de la prolongación más allá de la muerte se ha entendido desde el Barroco español como uno de los influjos dentro de la tradición lírica. Desde el poema «Amor constante más allá de la muerte», de Quevedo, se ha reconocido este elemento como exaltante del sentimiento amoroso sobrepuesto a todas las barreras, incluso la de la muerte. En un principio se adapta a los textos líricos en vista de la naturaleza subjetiva y figurada de este género; no obstante, en el reconocimiento de la narrativa, como texto provisto de la predominancia de la función poética e intención estética, es posible reconocer tal elemento en obras como Cumbres borrascosas, en la cual se evoca tal idea desde el análisis isotópico del recuerdo. Por ejemplo, cuando Heatcliff evoca el recuerdo de su amada Catherine, luego de su muerte, se puede ver la expresión lírica que contextualiza el recuerdo como base expresiva de la prolongación del amor: «Conservaba celosamente el recuerdo de Catherine y esperaba reunirse con ella en el mundo mejor al que no dudaba de que había ido» (Brontë, 1981, p. 125).
Esa manifestación de la prolongación del amor se puede ver también en la idealización que Heatcliff tiene de ese mundo superior en el que presume se encuentra su amada. En medio de la constancia del recuerdo de ese ser amado, se afirma una imagen de inmortalidad que se afianza con la ventaja del destino ante los deseos del hombre, esa distancia ocasionada por la muerte es la que intensifica una añoranza que sume al doliente en una impotencia intensa a causa de la distancia ocasionada por la muerte, tal como se puede ver en Heatcliff en la cita anterior y se reafirma posteriormente: «Viejos recuerdos se agolpaban a mi corazón» (Brontë, 1981, p. 126).
Un nuevo análisis que se puede llevar a cabo, acerca de la idea de prolongación más allá de la muerte en esta novela, se ve por medio de la matriz genealógica y el reconocimiento de las generaciones en la que se ubican los personajes; es decir, la prolongación del amor, en esta medida, se ve por medio de la descendencia, de Catherine en este caso, cuya hija es criada por Heatcliff y es cuando entra la discusión por establecer dentro de la psicología de este personaje, si es más relevante la conservación genealógica del recuerdo de su amada o su avidez de venganza.
El lector jamás predice qué pasará con Catherine hija, cuando Heatcliff la lleva para su casa. Tanto en el libro como la adaptación fílmica reconocen las semejanzas físicas entre las dos Catherine, se esperaría que Heatcliff vería en ella una semblanza de la imagen viva de su amada; sin embargo, no es así: para Heatcliff parece más importante su deseo de cumplir su venganza, dado esto provee de constantes maltratos a ella, a Hareton y el hijo de Isabel, su fallecida esposa.
La descripción de los personajes en esta obra se expresa constantemente en una amalgama de símbolos que son análogos a la descripción del espacio; esa constante expresión de imágenes retóricas es el principal recurso del que se valen la obra escrita y la adaptación fílmica para contextualizar los sucesos e imprimir la función estética en el lector. Desde la propuesta del título del libro «Cumbres borrascosas», más que designar el lugar principal donde suceden los hechos narrados, atiende a la ornamentación escenográfica, el lugar que lleva este nombre evoca la fenomenología climática, un lugar agitado por constantes nevadas y vientos fuertes, y es esta misma agitación la que se encuentra abstractamente en la relación entre Catherine y Heatcliff.
Este recurso es también empleado, aunque en distinto formato, en el guion: puede verse el momento cuando esta pareja va a expresar su amor bajo un árbol en una colina bajo una aurora colorida, donde la expresión de sus sentimientos es enmarcada por una exposición exuberante de figuras de fuerte valor lírico. Son estos los recursos empleados, especialmente en el film. Continuando con esta relación acerca de la simbología del espacio puede verse el siguiente índice textual:
Heathcliff me llamó mientras yo cruzaba el jardín, y se brindó para acompañarme a través de los pantanos. Hizo bien, ya que la colina estaba convertida en un ondulante mar de nieve, que ocultaba todas las desigualdades del terreno. La impresión que yo guardaba de la contextura del suelo no respondía en nada a lo que ahora veíamos, porque los hoyos estaban llenos de nieve (Brontë, 1981, p. 22).
Todo este reconocimiento del espacio como marco estético dentro de la narración y las características de los personajes atienden a una de las características principales del Romanticismo inglés, la admiración por la naturaleza, la reflexión que postra a un personaje en el diálogo poético frente a esta. En la obra escrita, puede verse que la narración está determinada por la relación de dos voces: Lockwood y Nelly; el primero toma inicialmente la narración en primera persona (narrador interno) y su función es la de relacionar el presente, en el cual él participa, y los sucesos principales que son narrados por Nelly; esta cumple la función de narrador principal, pues relata los hechos de los cuales fue testiga; se clasifica como narradora homodiegética, ya que participa dentro de las acciones y toma posición frente a las mismas, emite juicios y manifiesta su vínculo con los personajes y hechos que narra. Para el caso del film, el narrador es heterodiegético, pues tiene conocimiento de las acciones y las relata.
Para el caso del libro, puede verse que la participación de Lockwood se remite al momento en que visita a su arrendador y vecino Heatcliff, pasa la noche allí en vista de las condiciones climáticas. Allí le suceden algunos acontecimientos misteriosos que introducen desde el presente a la trascendencia de tales hechos: «Acabo de regresar de una visita a mi arrendador, el único vecino con quien compartiré mi soledad» (Brontë, 1981, p. 5).
Las tres primeras partes relatan la estadía de Lockwood en Cumbres borrascosas y es a partir del cuarto segmento que Nelly, ama de llaves de su nueva casa, le relata los hechos relacionados a esos sucesos que presenció su amo, luego de que este le solicitara relatárselos: «- ¡Oh, con mucho gusto, señor! Voy a coger la costura y entonces me sentaré todo el tiempo que usted quiera» (Brontë, 1981, p. 40). Este es el momento en que se ordena la situación para el relato.
Dicho esto, la articulación de la voz narradora en ambas versiones se maneja de tal modo que atiende al formato en que discurre la obra. La versión textual se remite al detallismo descriptivo que, por medio de símbolos, provee al lector de impresiones; el film, por su parte, ordena los sucesos en medio de una adaptación escenográfica y una labor de fotografía. Ambas versiones, por tanto, son divergentes y atienden al juicio estético y gusto de quien las percibe.
Cumbres borrascosas es escrita en una época cuando se da el Romanticismo en Europa. El primer acercamiento que se puede hacer para contextualizar la obra en este momento de la literatura es la deducción clara que se da del reconocimiento de la primacía de la imaginación sobrepuesta a la razón, tal como se puede ver en la secuencia simbólica de esta historia; la intención del autor no se encamina en mostrar la trascendencia de razón en los personajes, sino expresar la condición de estos desde una determinación figurada, abstracta y reflexiva, el texto se dirige así hacia la libertad creativa y no hacia el establecimiento de los hechos dentro de una perspectiva social; la negación de lo real por la afirmación de la fantasía.
Acabe aclarar que esa postura de la imaginación y sobre todo de libertad se imprime, además del autor, en las situaciones en que se ubican los personajes. Puede verse, por ejemplo, que, para Catherine y Heathcliff, la añoranza, la sensibilidad frente a la naturaleza, rodean el deseo de consolidar su amor que se ve frustrado por el casamiento de ella con Édgar Linton. Es claro el valor sensible en las expresiones de amor dentro de la obra; no importa la explicación o implicación social de ese amor; se le da más relevancia a la expresión del sentimiento y el símbolo que lo enmarca.
La regencia del destino es el enemigo principal en expresión romántica; puede verse que la relación entre Heathcliff y Catherine está inmersa en continuas adversidades; la imagen del primero, además, ilustra lo que se ha dicho sobre el predominio del sentimiento sobre la razón, ya que en él lo único que sobrepone su sed de venganza es el amor que siente por Catherine. Todo este reconocimiento remite a las deducciones, y es que, en muchos casos, este es uno de ellos, las situaciones expuestas se dirigen a las vivencias del autor.
Bibliografía
Brontë, E. (1981). Cumbres borrascosas (B. Canseco, Trad.). Bruguera. (Obra original publicada en 1847).
Kosminsky, P. (director) (1992). Cumbres borrascosas [Película]. Paramount Pictures.