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Cuando los graciosos hacen el trabajo de los serios

No es mentira para nadie que los políticos latinoamericanos dejan mucho que desear. No solo nuestros mandatarios son un chiste (un mal chiste de hecho) sino que también la oposición o los posibles sucesores no dan la talla.

Ver a Maduro, Correa, Dilma y a Cristina Fernández en un escenario se parece más a un stand-up comedy que a una cumbre de alto nivel. Discursos populistas, con alto nivel de incoherencias y bajo nivel de contenido. El resultado: en sus países hay grandes manifestaciones y críticas a sus mandatos, fuertes medidas contra la libertad de expresión e innumerables acusaciones sobre corrupción.

El caso de Venezuela es uno de los más absurdos y surreales de la región (y del mundo). Vemos que tanto Maduro como el resto de las autoridades del gobierno carecen totalmente de razonamiento y lógica para “medio” argumentar sobre sus acciones y a veces las cosas pueden ser atribuidas a un mensaje mesiánico traído por un pajarito que habla. Por otro lado, la oposición tampoco ha hecho su trabajo en explicar por qué Venezuela está como está. Sino todo lo contrario, hacen omisión a detalles importantes y se quedan en un argumento y política coyuntural que beneficie su actuación en el periodo electoral, si es que lo que hay en Venezuela se puede considerar elecciones.

En todo caso, hay un vacío en la labor de explicarle a la gente lo que sucede con la política y los problemas socio-económicos en términos fáciles y didácticos. Por un lado, los académicos son muy técnicos, los periodistas se autocensuran y los políticos simplemente no están haciendo su trabajo.

¿Qué nos queda?

Los comediantes.

En el caso de Venezuela, el rol que han jugado personas como Laureano Márquez, Luis Chataing y el Profesor Briceño ha sido muy importante desde el punto de explicar en términos simples, claros y con razonamiento crítico lo que está ocurriendo. Cada uno con su estilo y forma de hacer humor le han enseñado a los venezolanos lo grave que está Venezuela, el surrealismo de la situación nacional, la apatía generalizada que se vive e incluso lo poco racional que puede llegar a ser la propia oposición.

Los shows de Laureano siempre están llenos, sus artículos son compartidos por miles de personas que sienten que él pone en palabras lo que el resto sentimos. José Rafael Briceño con un humor más negro nos da clases magistrales sobre la crisis actual y Luis Chataing ha dejado de ser el comediante de bromas telefónicas y comentarios tontos para ser un verdadero crítico quien además ha sido víctima del asedio a la libertad de expresión con la cancelación de su programa de televisión.

Cuba tiene a Pánfilo, representado por Luis Silva, un comediante que aparece en televisión nacional con su show “Vivir del Cuento” en donde toca temas de la realidad cubana como la corrupción y la escasez.

Incluso Estados Unidos que cuenta con un sistema político más democrático y con mayor libertad de expresión no se salva. Comediantes como John Stewart, John Oliver, Stephen Colbert y Bill Maher han dejado en evidencia los vacíos existentes en el debate político y están haciendo la labor de explicar y hacerle entender a la gente la importancia de temas sensibles que los políticos quieren ocultar u obviar.

Vivimos en un mundo donde el acceso a la información es cada vez más fácil y en donde el ciudadano de a pie tiene más herramientas que le permitan formarse una idea crítica sobre lo que sucede en un determinado lugar. Lamentablemente los políticos han quedado desfasados y obsoletos ya que no atienden a las verdaderas necesidades de las personas, se nota demasiado su falsedad y hambre por el poder así como las contradicciones en las cuales viven. En su lugar, los comediantes han llenado ese espacio y han logrado acercarse a la gente con un tono honesto y apasionado guiado por lo que hacen pero al mismo tiempo, muy consciente y crítico con lo que ocurre.

Cada vez que veo un capítulo de sus shows o leo sus artículos pienso: ¿Acaso nuestros políticos son tan incompetentes que hasta los comediantes harían mejor labor que ellos?

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