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Contratiempos y destiempos

Bailando flamenco, aprendí dos conceptos de la música fundamentales: Tiempo y contratiempo. El primero se refiere a la forma de contar la música, que nada tiene que ver con segundos o minutos, sino con el cómo la guitarra marca la velocidad a la que tiene que moverse la bailaora. Es todo un concepto complejo que deriva en cuestión de compases y palos flamencos, pero que podemos dejarlo hasta ahí por ahora.

Por otra parte, el contratiempo es el espacio que existe en entre cada uno de los tiempos, un concepto más abstracto de entender, porque tienes que muy claro el tiempo para marcar a contratiempo.

Hasta hace un tiempo, pensé que estos conocimientos sólo me interesaban mientras bailaba, pero hablé con alguien que me contó una de las historias de amor más hermosas que he escuchado en mi vida, y está toda a contratiempo: la manera en que se conocieron, los instantes que estaban marcando cada uno en sus vidas, los momentos que encontraban para compartirse con el otro… Todo era entre los espacios de tiempo de sus vidas, cuando no existían como siempre lo habían hecho sino que eran aquellos que estaban destinados a amarse en medio de la vida de otros.

Los affaires, desde un punto de vista moral, pueden ser juzgados fácilmente como “los que engañan a sus parejas están mal”, pero creo que si vemos más allá de la moralidad y las reglas de fidelidad que rigen el deber-ser de las uniones amorosas entre dos personas, hay algo que podemos sacar de estos romances “prohibidos”, hablando de aquellos que implican sentimientos de amor y excluyendo a los que sólo se tratan de sexo: ocurren en momentos que están dentro de otra relación. Son un bello error rítmico.

Sé que algunos pensarán que este artículo es una especie de apologética a las relaciones de infidelidad, pero opino que en ciertas circunstancias están en un punto moralmente gris. Cuando conozco historias de amor como la que me contaron, la cual lamentablemente no puedo repetir, que son hermosas y perfectas excepto por el cuando ocurren, no puedo evitar cuestionarme si hay un motivo ulterior por el que hayan sucedido así. Odio la frase “El tiempo de Dios es perfecto”, porque me parece determinista, además de contrariar mi filosofía atea; pero debe existir alguna explicación cósmica y metahumana que justifique aquello que sucede a contratiempo.

Fíjense que ir a contratiempo no es lo mismo que ir a destiempo. El sentido usual que tiene la palabra contratiempo es de inconveniente, pero esto no es lo que significa en la música. En cambio, lo segundo sí es una auténtica tragedia rítmica. Ir a destiempo o atravesado es estar fuera del compás.

El tiempo es un concepto físico y musical demasiado complejo como para poder comprenderlo en términos sencillos, pero sí lo sentimos en el cómo suceden los eventos en nuestras vidas y en el momento en el que lo hacen, cosa que no simplifica que lo entendamos.

Esta vez, las historias de amor sólo han sido el ejemplo, pero esto no quiere decir que sea lo único que pueda suceder a contratiempo. Encuentros fallidos, llamadas perdidas, trenes atrasados, cafés fríos… Cualquier cosa. Creo que lo que más que podemos hacer es tratar de dilucidar si está pasando a tiempo o a contra, aunque sigamos sin comprender los motivos de los momentos.

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