“Travel is fatal to prejudice, bigotry, and narrow-mindedness, and many of our people need it sorely on these accounts. Broad, wholesome, charitable views of men and things cannot be acquired by vegetating in one little corner of the earth all one’s lifetime.”
― Mark Twain, Mark Twain: The Innocents Abroad/Roughing It
Vivimos en una época donde el viajar es algo realmente simple, con algunos ahorros es posible llegar a lugares antes impensados, pero lo que crea a un viajero es mucho más que comprar un paquete turístico en un “all inclusive”. Desde hace muchos años las personas han embalado sus ilusiones en busca de nuevas miradas, Le Corbusier tuvo de universidad sus viajes; Hemingway se encontró como escritor y Picasso descubrió que la distancia lo hacía mejor pintor. Todos tenían en común el poder mirar a través de los ojos de otra cultura el mundo, y maravillarse de la pluralidad de ideas, de cómo todas han resuelto sus problemas y resaltado sus virtudes de distintos modos, o quizás solo reencontrarse con otros seres humanos. Mark Twain tenía toda la razón al decir lo fatal que era viajar para los prejuicios, tener la mente abierta a otras miradas puede ser quizás lo único que detiene el caos en el mundo.
El primer Arquitecto global fue Le Corbusier, llegó a admirar tanto los aviones como los edificios, y así poco a poco (y gracias a la tecnología) nació un nuevo tipo de profesional, hoy en día es imposible separar al Arquitecto de sus viajes, son parte intrínseca de su formación.
Pero en un Mundo tan globalizado, ¿Que sigue haciendo que el viajar sea tan importante cuando nos podemos conectar con alguien en China en 5 minutos?. Quizás hay algunas cosas que son irremplazables, y esta sin duda es una, porque el estar en frente a una persona que ha tenido una vida muy diferente a la tuya, origina algo en ti, que derrumba tus pensamientos, y te muestra todo un abanico de posibilidades distintas. En la Arquitectura sucede algo muy parecido, podemos estudiar por años los planos de un edificio, pero el día que recorremos y vivimos la obra, es finalmente cuando logramos entender porque fue pensado de ese modo y no de otro.
Algo si está claro: siendo viajero se nos olvidan los patrones instalados y nos permitimos a nosotros mismos recorrer otros caminos, y esto para muchas profesiones es necesario, la Facultad de Arquitectura de Montevideo realiza un viaje de 9 meses por el mundo recorriendo obras de Arquitectos reconocidos y otros no tanto, con el fin de abrir la mente de sus futuros profesionales, y no es la única universidad que apoya a sus estudiantes en el viajar. Los viajes arquitectónicos son muy comunes y apreciados en nuestra comunidad, pero lo que hace de un viaje algo rico y nutritivo no es solamente el llegar al destino, necesitas entender el lugar en donde estás, su historia, necesidades, sus sueños, y en algún punto entre Machu Pichu y Roma comprendes los parecidos más que las diferencias, y sentado en una mesa con personas de muchos países, entiendes que todos buscamos lo mismo.
Porque, al final, viajar es conectar con algo que no puedes explicarse en planos o palabras. Artistas y personas han realizado viajes en busca de esos secretos, y quizás la respuesta sea más simple de lo que pensamos y lo que buscan es reencontrarse, a ellos mismos, en los ojos de otro ser muy parecido a ellos, solo que a cientos de kilómetros de casa.