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El cine latinoamericano, arte (y realidad) versus el cine de industria

Mientras Solanas y Getino brotaban en el documental Mayor, Argentina no necesitó industria del cine en los 60s. El documental político era lo máximo, La hora de los Hornos (1968). No importan más las tetas y curvas de Isabel Sarli. Torre Nilsson y Leonardo Fabio hacían las ficciones, y Brasil con sus correlatos altos de sincretismo y potencia, apabullados en 1963 por el fascismo, tan latinoamericanos como los hispanos, ganaban Palmas de Oro con sus largos, una mezcla de documental y ficción. Glauver Rocha y Nelsón Pereira Dos Santos, entre otros.

El cine argentino ha ganado varios óscares como mejor filme en lengua extranjera. Maestros en la puesta en escena: Historia Oficial, El secreto de tus ojos.

En Cuba triunfa la ficción y los documentales de tres minutos, Gutiérrez Alea (apodado El titón) arranca los aplausos con su filme Muerte de un Burócrata, y Memorias del subdesarrollo. Fresa y Chocolate (codirigida con Juan Carlos Tabío, fue la primera película cubana nominada a los Oscares en 1993). Nacían las escuelas de cine, y los aplausos no solo eran para estas revoluciones sino que en cada país entró el virus cinematográfico, el último gran invento de la imagen. El mudo se demoró en casarse con el sonoro. El mediodía del cine.

De Bugambilia del Indio Fernández a La película del rey de Sorin, cada uno haga sus apuestas. Iñarritu decía: de Los Olvidados de Luis Buñuel al Callejón de los milagros, para llegar a Amores Perros. Román Chalbaud en Venezuela arrasó en los setenta con su filme El pez que fuma; comercial sin industria.

La cigarra no es un bicho, 1964, de Daniel Tinayre, que la vimos todos nosotros, en blanco y negro; el pretexto para imitar la comedia negra de Hollywood en Argentina.

Industria en Méjico, cientos de películas al año, las de Clavillazo según Gustavo Arango, ni siquiera una nominación al Oscar. Cantinflas con su filme en Hollywood, La vuelta al mundo en 80 días (Óscar a la mejor película), recibió su nominación. Vino el narcotráfico y los miles de filmes baratos y dañinos que casi dan al rastre al cine de autor, porque su influencia ha sido nefasta con filmes tan crueles como Perfume de las violetas (2000).

La ley del cine en Colombia, vive empezando, pero por la falta de buenos guionistas no llega (casi guerrilla) a la taquilla, sino en navidades. El resto del año la lámpara de Diógenes no sirve para encontrar a nadie, tres o cuatro autores de importancia en tres décadas: Gaviria, Ospina, Guerra, Cabrera, Trompetero, los escogidos por Pepe Sánchez.

La estrategia del caracol, sigue siendo lo mejor del cine colombiano o bogotano. Rodrigo D. de los noventas. La sombra del caminante, El vuelo del cangrejo y Todos tus muertos de ésta primera década y media del 2000.

Chile es la gran novedad al frente, desde Miguel Littin hasta la Baby sitter; dado el bajón del cine del Perú. Claudia Llosa (antes Francisco Lombardi en el Perú) que con sus dos largos, Madeinusa y La teta asustada (Oso de oro en Berlín), nos llegó al corazón de los Andes pacíficos. La tradición chilena la llevaba en Francia Raoul Ruíz, y brotó la gran fuente del humor y la comedia, con su jerga de guevón, la gran hueva, planos secuencia estructuralistas, nuevas búsquedas en la historia y la biografía. ¿Habrá industria del cine en Chile? No lo sé.

Unas películas que son todas las ramas doradas del séptimo arte, buscando desplazar al sexto corpus hermeticum, nuestras experiencias interiores, cinéfilos en la adolescencia, conservadores en la adultez, y una delantera americana por los autores mexicanos de esta última era, deslave hacia el cine de Hollywood y mundial.

Guillermo del Toro, y su obra maestra filmada en España, El laberinto del fauno. Alfonso Cuarón y su hermano, enloqueciendo la taquilla anglo, Y tu mamá también, Hijos de los hombres. Gravity y, Birdman de Alejandro González Iñarritú, aspirante a 9 oscares en 2015.

Varios cineastas europeos realizaron filmes políticos y adaptaciones de la literatura en América Latina. Costa Gravas, entre otros, Zeta, Estado de Sitio, Francesco Rosi. Queimada, de Gillo Pontercorvo, con Marlon Blando. Un cine rockero diría yo, Werner Herzog, fue el mejor realizador con sus filmes en la amazonía: Aquirre, Fizcarraldo, y Cobra Verde en Colombia.

Puerto Rico ha dado grandes actores. Guatemala, Ecuador y Uruguay también. El cine de mujeres ha despegado en Argentina y Brasil. Lucrecia Martel, la autora Argentina, con sus dos filmes maravillosos La píscina y La niña santa. Aparte del Cine de mujeres judías que todavía no han llegado a ser comerciales por abordar con sentimiento y crítica la lucha desmedida de los hombres . El cine de Uruguay despegó y se suicidó.

El cine digital ha llegado para quedarse. Antes el 3D, Lo que necesitan son buenos guiones, escritores por fuera de la lista negra de Hollywood que llegó hasta latinoamérica. No se ha hecho un filme digital, hasta el momento, como El Gran Hotel Budapest, de Wes Anderson, aspirante a varios premios en los óscares del 2015.

A Graciela Borges (Crónica de una señora), con su inteligencia intacta.

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Sandra Nataly Jaramillo
Sandra Nataly Jaramillo
9 years ago

Fresa y Chocolate de Cuba es tan simple como una telenovela. No merecía el OSCAR. Memorias del subdesarrollo muy superior. Creo que no ganó por el bloqueo. Birdman era lo mejorcito de las nominadas, porque ya Hollywood está cansado de las mismas historia locales que son hipocresía, como Boyhood y El francotirador. Selma si mereció ganar más OSCARES.

Karla Viderman
Karla Viderman
9 years ago

Explícame: «El cine de Uruguay despegó y se suicidó».

Gabriel del Casal
Gabriel del Casal
9 years ago

Por el cineasta uruguayo Juan Pablo Rebella, In memoriam.

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