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Charlie Kaufman y su búsqueda por lo resonante

«Lo que tengo para ofrecer soy soy, lo que tienes para ofrecer eres tú» – Charlie Kaufman. 

Por alguna razón estaba pasando un mal rato intentando escribir el artículo de esta semana para ViceVersa. Sin éxito intenté escribir sobre Roger Deakins y Emmanuel Lubezki. Y después de varios días plagados de hojas en blanco decidí que sería más apropiado escribir sobre alguien que escribe sobre escribir (y sobre no escribir también). Ese alguien es Charlie Kaufman. Charlie Kaufman es el guionista (y en una ocasión director) de las películas más originales de las últimas dos décadas. En el año 2002 un estudio se acercó a él para preguntar sobre la posibilidad de adaptar la novela The Orchid Thief de Susan Orleans. La leyó, le dijo al estudio que no sabía cómo hacerlo y procedió a hacerlo de igual manera. O a intentarlo, al menos. Luchó con la novela por mucho tiempo hasta que se encontró con la pregunta “¿Qué está haciendo esto para mí ahora?” Y la respuesta a esa pregunta se convirtió en el guión de Adaptation. Una película sobre un escritor llamado Charlie Kaufman que empieza a perder la cabeza intentando adaptar un guión sobre la novela The Orchid Thief de Susan Orleans. Algunos podrán recordar esta película como la que tiene dos Nicolas Cage.

Antes de Adaptation escribió Being John Malkovich, una cinta sobre un brillante pero fracasado titiritero que descubre un portal hacia la mente de John Malkovich. Algunos podrán recordar esta película como Malkovich Malkovich Malkovich Malkovich Malkovich Malkovich Malkovich Malkovich Malkovich, Malkovich. También le dio su primera nominación a los Oscar por mejor guión original, un premio que recibiría años después por Eternal Sunshine Of The Spotless Mind.

Luego vino Synecdoche, New York. El pináculo de todas las cosas Charlie Kaufman. Su debut como director y su obra maestra. Un filme tan genial y profundo y hermoso y gracioso que hace que un artículo lleno de incoherencias valga la pena siempre y cuando termine con “Vayan a ver Synecdoche, New York”. Declarada por Roger Ebert como la mejor película de la década, elevó la escritura de Kaufman a los niveles de Bergman. En la superficie Synecdoche, New York es una película sobre un director de teatro que gana una  subvención que le permite construir una obra de teatro continua y viviente. Pero como en todas las películas de Charlie Kaufman, profundos significados filosóficos pueden ser encontrados por doquier. Pocas películas (O ninguna) consiguen ser tan personales e universales como Synecdoche, New York.

Al ser interrogado sobre su proceso como escritor, Charlie Kaufman explicó que no variaba mucho de su forma de vivir. “Lo emocionante es aquello que encuentras mientras piensas sobre algo” dijo. Encontrar riqueza en el descubrimiento de cosas  que se nos presentan en el día a día, encontrar riqueza  a través de la creación. Las tangentes que se nos presentan como expansores de nuestra consciencia hacia significados antes ocultos. La naturaleza humana. La búsqueda por lo resonante. La forma que elegimos vivir. La carga de la consciencia humana. El hambre por la trascendencia. El miedo de ser. El amor. Temas recurrentes en el universo de Charlie Kaufman, siempre envueltas bajo su manto de humor, rareza y genio, sea el apellido de un personaje, un casa siempre envuelta en llamas,  una obra sin fin, un guión dentro de un guión, un hombre dentro de un hombre, una mujer dentro de un hombre, una obra dentro de una obra, un chimpancé traumatizado, un titiritero, un director de teatro, un guionista, un tipo cualquiera, John Malkovich, Charlie Kaufman, tu, yo, todos.

Charlie Kaufman es una rareza, un unicornio. Un escritor inmensamente talentoso que eligió el guión como su medio para descubrir aquello que resonaba dentro de sí mismo, y en el proceso, descubrió cosas que resonaban para todos nosotros.

Ahora vayan a ver Synecdoche, New York, dos veces.

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