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Cereal killer

Detrás de las boutiques con objetos inusuales y bien diseñados, cafés con toldos y mesas y sillas como de antes, ropa bellísima en las vitrinas, nueva o usada y carísima, y clientes que hacen cola por pagar 4,40 £ por un plato de cereal… -¡120 variedades de cereales y 13 tipos de leche, de eso se trata!-… hay un montón de gente que pierde sus negocios y sus hogares, su derecho a caminar por las calles de siempre para ir al colegio, al abasto, al trabajo o al parque, gente que se queda sin memoria, sin futuro. Todo el mundo lo sabe, mucho se comenta y se opina acerca de los problemas de la gentrificación; son muchos los artículos que denuncian sus peligros inminentes, en favor del respeto a las comunidades originales, en el New York Times, el País o Le Monde. Pero insistir no es llover sobre mojado porque las ciudades siguen desangrándose de su alma siguiendo esta tendencia que pareciera indetenible. Y algunos se están tomando el asunto entre sus manos y bien a pecho, pero como el panorama no está claro, al final y una vez más, cachicamo termina trabajando pa’ lapa.

Todo empezó por un reportaje en el Canal 4, en Londres. Un reportero fue a entrevistar a los Kerry, un par de gemelos hipsters y buenmozos, que fundaron recientemente el café CEREAL KILLER, en Shoreditch, -digamos que el equivalente de Williamsburg en Bklyn-. Cuando les preguntó a los Kerry si pensaban que los lugareños del barrio, podían pagar 4.40 £ por un plato de cereal, los Kerry contestaron: Si son pobres, probablemente no. ¿Podemos poner fin a esta entrevista? Porque no me gustan las preguntas que me estás haciendo.

Desestimaron así la sugerencia de que su negocio se había convertido en un símbolo de la criticada gentrificación del Este de Londres. Si quieres hablar de diferencia de clases y gentrificación, no ataques a las empresas independientes que están poniendo su vida en abrir un negocio. Ve a los conglomerados y las grandes empresas, se defendieron los Kerry.

El encuentro duró pocos minutos, pero la entrevista se volvió viral: muchos otros periodistas vinieron después, las colas de entusiastas frente al café de cereales, no se hicieron esperar, mientras los anti-hipster focalizaron su rabia en los gemelos Kerry y su cóctel de cereales, acusándolos de no reconocer la extrema pobreza de Tower Hamlets; de la infantilización de una cultura en la que los adultos quieren comer comida de niños justamente en un barrio donde los niños van a la escuela con el estómago vacío.

Los Kerry alegaron que una vez que su negocio estuviera bien establecido, colaborarían con organizaciones benéficas para proporcionar desayunos para niños de escasos recursos de la zona.

Y entre tanto dime y direte y notoriedad súbita, aunque fuera por defecto, finalmente los Kerry ejercieron su derecho a réplica por twiter, con una carta dirigida al reportero del Canal 4 que desató la polémica, carta que leyeron y comentaron miles de personas, a favor y en contra. Aquí la carta:

Es obvio que no entiendes de negocio si crees que no tengo que poner un recargo en lo que vendo. Este puede ser el barrio más pobre de Londres, pero no olvides que Canary Wharf también se encuentra en el área, ¿por qué es a mí a quien atacan?

Yo vengo de una de las zonas más necesitadas de Belfast, así que yo y mi familia sabemos todo acerca de la pobreza. Sabemos que el propietario de la pequeña empresa no tiene la culpa de lo que a otros les falta. El sólo trata de mejorar su condición y hacerse de un futuro.

Yo tengo que pagar el alquiler de este local y 12 empleados, así que tengo que producir un beneficio o quiebro. Aunque… si cobro más de 3£ por café y esquivo los impuestos, como hacen muchos en este país, a lo mejor los periodistas me dejan en paz, ¿no?

Si quieres a alguien para resolver la crisis de pobreza en Londres, yo no soy el indicado: estoy demasiado ocupado tratando de curar el Ébola y tratando de que Kim Kardashian se quede con la ropa puesta. Y como no me pagaste tu cereal, que bien puedes pagar a juzgar por tu costoso traje de River Island, te voy a enviar la cuenta para extorsionarte por 3,20 £.

Atentamente, Gary Kerry (la peor persona del mundo).

Los Kerry no recibieron la disculpa o comentario de Channel 4 que esperaban, sino el ataque de cientos de manifestantes enfurecidos, Cereal Killer vuelto verdad, el juego de palabras hecho realidad: muchos “asesinos de cereal”, vecinos armados de cereal con el que embadurnaron las vitrinas del Cereal Killer Café y escribieron la sentencia: “escoria”. Manifestaban en defensa de su derecho a vivir en el barrio donde siempre han vivido.

Los Kerry llegaron a temer por sus vidas y la de sus clientes, entre los que se contaban algunos niños, para más melodrama. Pero no hubo heridos, sólo un policía lesionado y un manifestante arrestado bajo sospecha de daño criminal. Sin embargo, esta manifestación deja una ruta trazada.

Si realmente creen en la protesta, ¿por qué cubren sus rostros? ¿Por qué usan máscaras de cerdo? Atacó Kerry.

La protesta fue anunciada en Facebook como el tercer Fuck Parade, y al parecer fue organizada por el grupo anarquista Class War. Guerra de Clases que más que de cochino, tiene cara de perro, si nos ajustamos al argot venezolano que así adjetiva la mala cara de dudoso porvenir.

Nuestras comunidades están siendo destrozadas -por oligarcas rusos, jeques saudíes, desarrolladores urbanos israelíes sin escrúpulos, petroleros texanos de dinero vulgar y los propios sifrinos cultivados en casa, los Eton Toffs-. Las autoridades locales sólo ven la posibilidad del dinero fácil y rápido con que «regenerar» la vivienda social. Pero nosotros no queremos apartamentos de lujo, porque nadie puede darse el lujo, queremos vivienda realmente asequible. No queremos bares emergentes de ginebra fina ni pastelerías de brioche, ¡queremos comunidad! enunciaron los convocantes a la manifestación.

Cafecitos lindos versus comunidad, ¿quién da más? Pero ¿el cafecito lindo sigue siendo lindo cuando se acaba la comunidad que le dio lugar? ¿No va muriendo lentamente ahogado en su propia ficción romántica de autenticidad y pertenencia que ya no engaña a nadie?

Esther Planas Balduz, 55 años, artista que asistió a la protesta después de ver la convocatoria en Facebook, dijo que apoyaba la causa porque ella fue desalojada de su casa cuando le duplicaron la renta: He vivido en Shoreditch durante 17 años y es espantoso lo que ha estado pasando. Es culpa nuestra, artistas como yo que se instalan primero en este tipo de áreas, a continuación llegan los arquitectos y más atrás les siguen los desarrolladores, los urbanistas etc. El problema es la limpieza social. No hay protección para nosotros. La ley sólo protege a los terratenientes codiciosos.

Balduz confía en que después de la protesta, que parecía un carnaval punk más bien, se abrirá el debate sobre los problemas de la gentrificación. Aunque algunos se pusieron algo agresivos, fue mucho menos agresivo que las masas de borrachos que tengo que esquivar cada fin de semana en la zona, dijo. Me recordó los tiempos en que vivía recientemente en avenue A… ¿qué será del East Village de los beatniks?

¿Quién tiene la razón? ¿La comunidad o los Kerry? ¿Es mala la onda retro de los hipster que abogan por una vuelta a la producción local, al reciclaje, al re-encuentro con nuestras preferencias primeras, con las memorias infantiles que son las que nos otorgan referentes de lo que verdaderamente somos?

Y como el Café Cereal Killer es un síntoma y no la causa, los Kerry pasaron de desventurados, a héroes hipsters que luchan contra los obstáculos que el gobierno pone en el camino de los independientes; ellos producen economía, proporcionan trabajo en el barrio pobre; son creadores de riqueza, jóvenes emprendedores, ahora santificados por vender cereales globales con malvaviscos en el tope. Y pasada la tormenta, los verdaderos responsables siguen a salvo y a escondidas.

¿No te has dado cuenta de que si quieres comer sano, todo empieza a provenir de la agricultura biológica, todo es orgánico o natural a tu alrededor? Pero no te descuides: el arsénico es gluten free, no contiene glutamato, ni azúcar añadida, ni parafina ni sulfatos. No pareciera haber posibilidad alguna de detener la construcción del Whole Food en pleno Williamburg.

Y si reciclas y compras reciclado, si te importa el ambiente y no te vistes sino con fibras naturales; si compras tu ropa en tienditas que venden vestidos usados de campesina naturista, o de sencillez de artista que trabaja, hasta con las manchas; pues ahora Urban Outfitters te trae a tu barrio, ¡el estilo que querías!, bien alternativo, incluso usado, colección de linos gastados, también en pleno Williamburg, y nadie se acuerda de lo que había antes en el local que ocupan… tal vez una pequeña boutique independiente, donde podías comprar piezas de creadores locales, gentrificadores primeros que desalojaron a los habitantes originales a favor de las cadenas que ahora los desalojan a ellos… ¿No te digo yo? ¡Cachicamo trabajando pa’lapa! ¿Quién es la víctima… quién el victimario?

Los dueños de los edificios que suben las rentas no tienen rostro, no salen en la televisión, ni los nombran en los artículos de prensa. Nadie sabe quienes son, a pesar de que son pocos y nosotros muchos.

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