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Cerati, el hombre que murió dos veces

En el Festival Viña del Mar de 2015 se le rindió tributo al entonces recién fallecido Gustavo Cerati, con una interpretación a dúo (de esos que permiten la tecnología y las pantallas) de Zona de Promesas en las voces de Cerati y Pedro Aznar.

El homenaje, que inundó las redes sociales, se hizo mucho eco de la canción y poco de las declaraciones que la sucedieron: una mezcla de afirmaciones contextualizadas a gusto del consumidor (los fanáticos de Cerati) como último y definitivo INRI de las figuras más notorias del rock en español:

“Hola, cómo están, soy Gustavo Cerati. Soy músico, pero sobre todo amante de la música (…) Hay una frase en mis canciones que yo resalto particularmente que es ‘Mereces lo que sueñas’ (…) ‘Maestro’, ‘leyenda’, yo de verdad que no me puedo tomar en serio eso (…) Tengo una relación especial con Chile, muchos amigos -mis hijos nacieron ahí- (…) cuando pienso en Dios pienso en eso también, pienso en esa energía que se expresa a través de muchos siglos (…) realmente aquí y ahora, sigue siendo ahora lo más importante (…) Gracias, hermosos monstruos…adiós”

Así, casi sin saberlo, hicieron una breve semblanza, con todo y despedida, de Gustavo.

Pienso que la poca atención que se le dio a esas palabras tan bien seleccionadas fue culpa del dúo en cuestión.

Corren tiempos en los que, para tocar una canción en vivo o filmar una película, no es necesario estar vivo. Bien lo supo demostrar Robbie Williams cantando My way con Frank Sinatra en un inmenso homenaje en el que Robbie cantaba las estrofas de juventud y Sinatra las maduras. Sentido que no aplica en Zona de promesas, abriendo campo a sugerencias más ad hoc como Vuelta por el universo, Te llevo para que me lleves, Lago en el cielo e incluso Nací para esto.

Así, la crítica ha pasado más tiempo sugiriendo canciones en los tarareos de su mente, en lugar de revisar las palabras que precedieron a la canción que, sin necesidad de demasiado análisis, dicen lo contrario a todo lo que Cerati decía no creerse.

Entonces su muerte se ha hecho merecedora de memes en los que se lamenta su partida, y aún más que Ricardo Arjona siga vivo; su imagen con una pistola en la cabeza con un cigarro como cañón; compartir repisa con El club de los 27 -sin tener 27- y los juicios mala leche y doble moral de “intelectuales” provincianos sobre los hábitos de Gustavo

Pero como bien marca la regla, tu arte una vez mostrado deja de ser tuyo y pasa a ser de todos. Y nada más peligroso que quien detesta aquello que no entiende y lo crítica desde la ignorancia: morir dos veces.

Es eso lo que lo diferencia del vómito de Jimmy Hendrix; la sobredosis de Jim Morrison; el disparo de Cobain; el pasón de Layne Staley y el alcoholismo de Amy Winehouse. Gustavo Cerati probablemente es el único músico llorado por cuatro años seguidos, para quien la moderna necesidad de longevidad no valió nada durante su última gira cuya fuerza, ya se sabe, no fue del todo natural.

Ya las paredes del ciberespacio se inundarán de homenajes y críticas, más memes; Playlists para todos nuestros seguidores, más memes; chistes sarcásticos sobre la sobredosis de “arepas”, más memes y narraciones sobre qué estaba haciendo cualquiera de nosotros cuando se enteró de su última muerte.

Al menos una de esas paredes, sobre esa semblanza hecha con sus palabras, la todavía reciente inmortalidad y el respeto por ser el único rockstar que murió dos veces.


Photo Credits: German Saez

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