Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

Celebración del Día del Padre

La celebración del Día del padre inició en la década de los cincuenta por influencia de Estados Unidos, sin embargo las ventas en los comercios no se comparan a las del día de la madre. Es importante celebrar al padre, no hay otra necesidad tan significativa durante la infancia como la de sentirse protegido por un padre y una madre, su presencia o ausencia tienen gran influencia en el desarrollo de la personalidad del niño. Muchos padres cubren el rol de proveedores y marcan distancia con sus hijos, sobre todo en las generaciones que nos antecedieron. El trabajo era de músculo más que de intelecto de manera que tenían que ser fuertes y reprimir los sentimientos. El padre era una figura de autoridad distante de los hijos, producto de familias disfuncionales en donde predominaba el machismo, ese que menospreciaba a las mujeres, pero que paradójicamente, necesitaba tener varios hijos para demostrar su hombría. Muchos sufren con un padre ausente atrapado en el alcohol dejando mucho que desear y muchos traumas por resolver.

Seguramente para bien, desde que la Psicología entró a los medios de comunicación cambió muchas creencias y costumbres, aunque en las redes de comunicación hay, desafortunadamente, tanta contradicción que no se sabe a quién hacerle caso.

Por suerte en las generaciones presentes el rol del padre ha tomado un papel más activo y cercano a los hijos, muchas parejas modernas comparten el rol de proveedores y las tareas domésticas. La presencia del padre cercano, se convierte en un buen modelo de identificación psicosexual para el niño y un buen modelo de pareja para la niña, además promueve el desarrollo de la personalidad y juega un papel esencial en la maduración y en la construcción de la autoestima, la socialización, el control de impulsos, la capacidad de amar y de superarse.

El ambiente nutricio de una familia y el sentirse amado, tienen un gran impacto en el desarrollo emocional del niño, además de reforzar el sentido de pertenencia a la familia y a su país. No podemos ignorar a las familias uniparentales, esas que forman una gran fuerza laboral en la sociedad, esos padres que cargan con todo el peso de los deberes familiares al tener que desempeñar su doble rol, el de proveedores y el de atención a las necesidades de los hijos; madres solteras o divorciadas, y cada día más hombres que por diferentes circunstancias toman el rol de padre-madre, atienden las necesidades de sus hijos.

Afortunadamente, el abandono, la negligencia, se suple, cuando el que está al cuidado es un padre o madre responsable. No olvidemos que la vida da vueltas y todo es cíclico, el rol se repite, el hijo crece y se vuelve proveedor, el padre se convierte en hijo de su hijo, y entonces, cuando están enfermos o ya no pueden valerse por ellos mismos, se presenta la oportunidad de devolverles, en parte, los cuidados y atención que recibimos. Necesitamos dignificar la tercera edad, lograr que los padres no se conviertan en un estorbo, ni se dejen a la deriva. Esto depende del aprendizaje cultural y del gobierno, es indudable que cada día se incrementan “los viejos”, la población envejece, y muchas veces sufre de enfermedades crónicas, esto requiere cuidados y muchos costos. Vale la pena tener presente que la vejez y como vivirla son actitudes de la mente.

Hey you,
¿nos brindas un café?