Estimado Víctor Manuel Toledo Manzur:
En la semana, del 20 al 27 de septiembre, se llevó a cabo el #WeekofFuture y la Cumbre del Clima, convocada por el secretario general de la ONU, António Guterres para poder cumplir con el Acuerdo de París, acordado en el 2015. En esa ocasión, habló Greta Thunberg en las Naciones Unidas en Nueva York, la adolescente sueca de 16 años, en lucha contra el cambio climático. Para evitar el avión y reducir su huella de emisiones, y llegar a Manhattan, Greta navegó dos semanas, de hecho, ya existe «El efecto Greta», que resume la «vergüenza de volar» en avión.
Las palabras en la ONU de la joven activista fueron más que contundentes y conmovedoras. Su mensaje, dicho con la voz quebrada, era como una trompada dirigida a más de 60 presidentes y primeros ministros y representantes de grandes compañías y de ciudades supuestamente comprometidas con la lucha contra el calentamiento global, los únicos países que no figuraron fueron, curiosamente, los más contaminadores: China, Estados Unidos e India.
«Todo esto está mal -decía Greta, con su larga trenza de un lado, procurando controlar su emoción-. No debería estar parada aquí. Debería estar de vuelta en la escuela al otro lado del océano. No obstante, todos ustedes vienen a mí, ¿en busca de esperanza? ¡Cómo se atreven! Han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías. Y sin embargo, soy una de los afortunados. La gente sufre. La gente se está muriendo. Ecosistemas enteros se están derrumbando. Estamos en el comienzo de una extinción masiva. Y de lo único que pueden hablar es de dinero y de cuentos de hadas de crecimiento económico eterno. ¡Cómo se atreven!», preguntó varias veces Greta. A pesar de que, aparentemente, no es muy expresiva debido al Asperger (una forma leve de trastorno del espectro autista) que padece, cuando sorpresivamente apareció Trump, su expresión facial fue de absoluto rechazo. El presidente de Estados Unidos no intervino, sin embargo, al verlo, no faltaron algunos que levantaron la ceja. Unos momentos antes Greta, insistía en hablar de su decepción y tristeza: «Ustedes dicen que nos ‘escuchan’ y que comprenden la urgencia. Pero no importa cuán triste y enojada esté, no les creo. Si a pesar de entender totalmente la situación, se abstienen a actuar, entonces serían malos. Me rehúso a creerlo», dijo esta joven valiente y comprometida con lo que llama su misión. Llama la atención que mientras en Estados Unidos la juventud usa armas de alto poder para matar a otros jóvenes, Greta, candidata al premio Nobel de la Paz, emplea la palabra para mandar el mensaje de rescatar al planeta.
La «generación Greta», se llama a los jóvenes y niños suecos que desde hace más de siete meses se reúnen todos los viernes (Fridays For Future). Afortunadamente, en México se encuentra la representación más activa de toda Latinoamérica, con 220 actividades realizadas en 60 ciudades. Muchos de ellos marcharon ese viernes, tras la intervención de Greta en la ONU, frente al Ángel de la Independencia, al grito de «¡No hidrocarburo, queremos un futuro!».
Por último, secretario, permítame decirle que creo que han sido escasas las veces en las que Andrés Manuel López Obrador se ha referido al calentamiento global y en general a temas relacionados con el deterioro ambiental. Más aún, sus proyectos clave como la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya han sido calificados por expertos como atentados contra la naturaleza. ¿Cómo explicarle a un Presidente que no escucha las advertencias locales e internacionales del peligro de la contaminación atmosférica del agua, de la tierra y del persistente empleo de fuentes fósiles de producción de energía? ¿Cómo explicarle que tenemos el tiempo contado? Y ¿cómo explicarle que los principales afectados serán nuestros hijos y nuestra nietos? ¿No será que en ese aspecto se parece cada vez más a Donald Trump aunque éste haya asistido a la Cumbre del Clima sin participar?
Ojalá que hablara usted con el presidente de la República y le sugiera que hable, en sus mañaneras, del terrible impacto ambiental que no deja de agudizarse. Cordialmente.