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Gustavo Gac-Artigas

Es esta época del año: carta a SANTA tras las elecciones

América, ¡piensa! Piensa, luego existes.

El problema radica en que nos acostumbraron a existir sin pensar. ¡No pienso, luego existo!

Durante año y medio hemos vivido la revolución más grande en nuestra historia reciente y no es por lo que estemos viviendo cambios profundos y avancemos raudos hacia el futuro. Quizás sea por lo que se trancó la maquinaria, se trancó, y falta de grasa no es, los insaciables bolsillos estaban repletos, no los de los hambrientos, o los escuálidos bolsillos que se dan vuelta una y otra vez para llegar a fin de mes, esos siguen y seguirán vacíos. A menos que… y se acercan las navidades, quizás, ¿Santa?

La maquinaria se trancó por lo que la máquina estaba oxidada y repetía los mismos y mecánicos movimientos de cansada maquinaria en espera de una nueva revolución industrial.

Nos vendieron el todo está bien, o lo que está mal lo arreglaremos, en añejas propuestas repetidas por aquellos que no cambiaron nada, aquellos o aquellas que de la noche a la mañana descubrieron que la desigualdad existe, que no hay banco demasiado grande para no caer, sin decirnos que la solución, de acuerdo al pensamiento establecido, es pavimentar el camino para asegurarles a los bancos el que sus beneficios no caigan.

La carencia de ideas fue la idea, y sin pensarlo cada uno puso sus ideas en el vacío. ¿Nosotros? Nosotros llenamos el magro plato y fuimos parte del festín.

Durante año y medio nos llevaron a soñar, ¡la primera mujer presidente!, ustedes pueden ser parte de la historia, el día de la votación tómese una foto para ocupar su sitio en la historia. Y, claro, era tentador, ¡quién puede negarse a ser parte de la historia! Y no se dieron cuenta de que esa historia con todo lo futurista y justa que era, era parte del pasado, que no se trataba de un hombre vs una mujer, que la maquinaria estaba trancada, y no es por falta de grasa, que lo que ofrecían era pintar el exterior, sacar lustre al exterior, para vender un carro desgastado y sin garantía.

Al Ford A, al confiable Ford A, al revolucionario Ford A, le pincharon las ruedas. Es que la cadena de producción no permite individualidades, no permite el salirse de la correa sin fin, la pieza que se sale se bota, bota de botar, no de votar.

Al otro extremo, y Lenin lo dijo, los extremos se juntan, otra parte de la máquina trancada, obsoleta, conservadora de conservas cuya fecha de consumo pasó hace años, pero que continúa vendiendo sueños de oportunidad y de grandeza. Si te esfuerzas podrás llegar a ser como yo.

Y esa parte de la maquinaria tampoco funcionó, alguien de afuera la rompió, alguien que entendió que para seguir igual se necesitaba ser diferente, que la gente, cansada de lo rutinario, buscaría lo excitante de lo desconocido, que la contradicción no sería para avanzar en las ideas, sino que serviría para ocultar las ideas.

No es que el individuo se contradiga, se trata de que no se sepa lo que dice, se trata de atraer la burla para alejar el pensamiento.

Maestro de la improvisación, del manejo de la ignorancia, maestro en hacer aflorar las frustraciones, genio de los decorados de cartón piedra, de los burdos, de los evidentes, tan evidentes que nos hacen olvidar que son falsos decorados quizás por lo que de un detalle, de un paso en falso uno se da cuenta.

Me frustro, ¡hoy existo!

Un año y medio más tarde aquellos que se preguntaban ¿cómo pasó?, ¿por qué pasó? Hoy nuevamente sonríen y descubren: nuestro nuevo presidente, el defensor de los pobres escoge para gobernar ¡millonarios!, que digo, ¡multimillonarios!

Y qué esperaban. Nuevamente nos están tomando por bobos.

¡Es populismo! Y el populismo es contagioso, por lo atractivo es contagioso, por lo que sirve igualmente a la izquierda que a la derecha es contagioso, por lo que entrega un poder ilimitado es contagioso.

No el populismo de un Chávez en Venezuela, quizás más cercano a un Maduro en el intelecto. No estamos hablando de un individuo salido de la pobreza, nuestro nuevo presidente es un multimillonario criado entre multimillonarios, distinguido miembro del club de multimillonarios en el mundo, ¿de dónde quieren que saque la gente en quien confía para gobernar? ¿de las fábricas o de los dueños de las fábricas?, ¿del que por un salario de miseria vende comida chatarra, o del que paga una miseria para que vendan su comida chatarra?

¿Con quiénes pensaban que iba a gobernar? Perdón, dije pensaban.

Quizás lo que hoy nos ofrecen es un Nuevo Orden, un orden en que el capital no necesita de intermediarios, de una clase política experimentada y fracasada, quizás piensan que a los dueños del capital les llegó el momento de ejercer el poder directamente.

Hay que reconocerle a nuestro nuevo presidente que en eso no mintió. Que es transparente como una torre dorada, nada, no hay nada que en él sorprenda, ni en los co-gobernantes, ni en las promesas. Quizás su mérito radica en que nos permite vivir un momento privilegiado de la historia en el cual, si América piensa, podamos cambiar la maquinaria por una que no necesite de la grasa para funcionar, que se salga del camino, que sea de los de abajo, que no sea un añejo populismo que intenta aprovecharse de la frustración y eso depende de…

¿Santa?

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