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Carlota tiene quien la defienda

Tomada por una necesidad de pensar lejos de las terribles fotos de las redadas y requisas en la Cota 905 luego de la fuga de los presos en Caracas… y después de mis dos más recientes artículos cargados de realidad nacional, de la que duele… el corazón me aconseja mirar para otra parte, buscar otros caminos donde mis pensamientos puedan hacer más dulce nido, y así… ¿desciendo o asciendo?… a las fotos del bautizo de la princesa Carlota de Inglaterra. Una y otra vez las mismas 5 fotos de Mario Testino, el famoso fotógrafo, en todos los portales, todos los periódicos, los felices tonos pasteles sin aspavientos. Tenía que haber algo más… pero me cansé de buscar alguna foto que se hubiera podido escapar del pequeño príncipe sacándose los mocos, o de la reina descalzada o espelucada, aprovechando un momento de descanso de la sesión fotográfica… Imágenes a las que nos tienen acostumbrados el sistema de verdades de los paparazzi, que nos acercan con luz natural y sin photoshop, a la vida real y defectos, sufrimientos y mal sabores de los famosos puestos sobre el asfalto de todos los días que transita cualquiera, porque saben que verle la celulitis a Jennifer López nos hace sentir mejor con la propia. No importa que todos sepamos que el apartamento que Sarah Jessica Parker puso en venta por más de 18 millones de dólares, no se parece al nuestro. Los que tienen la suerte de tener un apartamento tipo estudio en algún suburbio olvidado e incluso inseguro, conformes disfrutan con un poco de la fantasía glamorosa que espía a los ricos y famosos, tanto mejor si está salpicada de alguna desgracia real. La desgracia ajena hace parecer menos las propias. Y la riqueza ajena hace olvidar la pobreza propia. Catarsis que se mueve en dos direcciones… en eso estaba cuando me topé con un titular del The Guardian, “El retrato de Testino, de William y Kate, es una enfermiza y edulcorada mentira”, ¿será que la gente se sintió de alguna manera engañada o aburrida con esas fotos del bautizo real, también?

Nadie puede fotografiar una sonrisa falsa como Mario Testino. No estoy diciendo que las enormes y cursis sonrisas en las caras de Kate y William, en su retrato del bautizo de la familia nuclear real, sean falsas. Después de todo, tienen muchas razones para sonreír – las casas gratis, el dinero gratis, la adulación gratis, el hecho de que no hay posibilidad de que sus hijos nunca tengan que preocuparse acerca de préstamos estudiantiles, créditos fiscales o salario mínimo. Todo sonríe en su camino. Pero Testino, el más horrible adulador del mundo de los ricos y el estatus, hace que cada sonrisa luzca falsa. Él hace que la realidad parezca una farsa simplista y cínica.

A pesar del dejo amargo de la crítica social que se cuela en el comentario acerca de los motivos de la sonrisa real, Jones lo que está criticando es el lente de Testino, sus escogencias estéticas, la pose, la angulación de cámara, la escogencia del set y puesta en escena de los personajes, todo eso que al final de cuentas muestra su manera de entender el mundo. Jones no se mete con los reyes y sus parientes. Si hace el breve recuento de sus privilegios no es por hacerlos culpables; entiende que simplemente son herederos, afortunados. El único culpable para Jones, es Testino:

Ellos (refiriéndose a la familia real) se merecen algo mejor, y nosotros (los súbditos, los lectores y consumidores de media) también. Testino es un fotógrafo anodino y banal cuyas imágenes carecen de cualquier atisbo de profundidad emocional. Hubo un tiempo en que la realeza empleaba verdaderos artistas que hacían verdaderos retratos, pues el asunto iba más allá de las relaciones públicas de hoy. Si todas las familias reales de la historia hubieran sido tan diligentemente halagadas como esta, por Testino, no existirían Las Meninas de Velázquez ni la familia de Carlos IV de Goya, donde los miembros de la realeza se revelan como seres humanos mortales y falibles.

Jones excusa las fotografías de Testino como parte de una larga tradición del retrato de la realeza británica, que incluye maestros como Gainsborough, Reynolds y Zoffany. Pero a pesar de que sus fotografías emulan lo cremoso de la estética del rococó del siglo XVIII, de pretendida naturalidad, hace 250 años, en la era de las pelucas empolvadas, había más arte real que mera propaganda.

Cuando Jones dice que lo retratos de Testino de la princesa Diana, no dicen nada acerca de la “angustia” y el “dolor” de su historia, bien podemos pensar que como sí dicen de su optimismo y jovialidad, pues también valen porque la retratan. Las razones de Jones me empiezan a flaquear.

Entiendo que Jones resienta que en la realidad nadie se parece a esas imágenes, que no existe vida tan intachable. Entiendo que ponga en falta un retrato más honesto, que revele el alma de los reyes y los príncipes. Que no se satisfaga con la foto de pose afectada de pretensiones, intencionada en beneficio de las relaciones públicas, ¿qué necesidad tiene la familia real de semejante cosa?. Jones quiere más. Más realeza de verdad.

Y eso es justamente lo que me sorprende: que Jones no cuestione ni por un instante la existencia de esa monarquía para empezar. Es como si estando muy cerca de lo verdaderamente importante a decir cuando se puso a criticar las fotos reales, se le hubieran escapado los sustantivos, los verbos, los adjetivos. Huyen sus letras, no lo escribe Jones, no atreve el punto.

Todo esto antes de descubrir la monumental ola de comentarios que suscitó el artículo de Jones, de gente que en defensa de sus reyes, no escatimaron elocuencia, a pesar de que Jones ni siquiera había puesto a la familia real verdaderamente en tela de juicio, sino que apenas había criticado su manera de manejar su imagen pública. Llegué a leerme unos 100 comentarios, cada vez más sorprendida de no encontrar disidencia alguna. A continuación sólo algunos de ellos, pues estimo son muestra sin desperdicio, del carácter de estas gentes de rey y reina:

Si los reyes no se fotografiaran, habría artículos acusándolos de ser cerrados y secretos entonces. ¡The Guardian lo que debe es buscar verdaderas noticias!

– ¡Oh, Dios mío! Que artículo tan terriblemente amargo. Déjenlos en paz, son la familia real. Es el público británico y los medios de comunicación, sobre todo, que esperan que se retraten de esa manera. ¡Y después el Guardián los critica, de inmediato!

– The Guardian sería el primero en levantarse y declarar que tienen un «secreto» o son «elitistas», si no publicaran sus fotos. ¿Qué prefieren? ¿Un Instagram de todos ellos sentados alrededor de la televisión, rodeados de pañales sucios? Eso no sería muy británico, ¿verdad? ¡Por Dios!

– Ellos no son la única familia que se toman ese tipo de fotos. La mayor parte de los retratos de familia hechos profesionalmente son «enfermizas mentiras dulces.» En cualquier país y con cualquier familia.

– Diatriba política lamentable de ‘The Guardian’. 🙁

– Todo el mundo que tiene bebés se han tomado fotos de la familia así, incluso aunque no los hayan bautizado.

– Ay, por favor. Es sólo una foto de un evento memorable en familia.

– Muchas familias tienen fotos especiales tomadas en días especiales. El resto del tiempo es hora de volver a la realidad. Además, las fotos de la realeza venden periódicos y revistas también, por supuesto.

– Obviamente este es un periodista demasiado perezoso para encontrar una verdadera historia que escribir, y con algún tipo de rencor. Sr. Periodista, esto se llama Publicidad, parte del mayor generador de ingresos de Gran Bretaña, el turismo, en el que la familia real es la joya de la corona. Así que ¡deje de estar balando como una oveja!

– El editor tiene el cerebro de una babosa, o él / ella no habría publicado una historia tan trivial. The Guardian realmente parece estar luchando por encontrar historias decentes en estos días.

– Es como si la familia real no tuvieran derecho a tener buenas fotos de ellos y sus hijos. Algunas personas les gusta ver a los niños reales. Y hay que decir además que estas fotos no son publicadas frecuentemente. ¡Quedaron pésimo, The Guardian!

– No somos diferentes a la familia real ya que usamos las redes sociales para mostrar imágenes de nuestros niños y familias. Realmente ¿cuál es la diferencia??? Soy periodista independiente, y el periodista que escribió esta basura debería estar avergonzado, por ¡patético y horrible!

– Para el periodista que escribió esta porquería, ¡crezca usted, imbécil! Es una imagen hermosa. Y confíe en que la nación sabe que detrás de escena, Charlotte muy probablemente vomitó sobre la reina y George, o cogió una pataleta con su abuelo Charles. ¡El dinero que se podría hacer con esas fotos, ¿verdad?! Por favor, ¡respeten su derecho a mantener su vida personal!!!!

– Un par de ellos podría llegar a ser el rey de Inglaterra. Un poco de PR no está mal.

– Jonathan Jones es un intelectual snob. Estos son fotos de bautizo iguales a las mismas fotos que tengo de mis hijos en sus bautizos. Sospecho que cada familia en la tierra tiene fotos de bautizo que se parecen. ¡Sr. Jones, monstruo verde, mira bien y deja de tratar de ser inteligente, porque quedaste como un idiota!

– No soy un amante de la familia real, pero ¿no es esto una crítica a todas las familias en todas partes? Todos hacemos lo mismo. ¿O tal vez deberíamos pagar a un fotógrafo para tomar imágenes de un bebé que llora mientras cambiamos un pañal lleno de mierda?

Más elocuencia, imposible. El Reino Unido está feliz con sus reyes, lleva la monarquía en la sangre y está dispuesta a sacar sangre en su defensa, en este caso a The Guardian y Jones que quedaron maltrechos.

Y no es que mi infancia no hubiera estado animada de todos los cuentos de princesas que existen, incluso los convertidos en imágenes en movimiento por Disney, que aun pernoctan en mi inconsciente… Pero me impresiona, como descendiente de una estirpe de caderas danzantes del Caribe tropical, de luz perpendicular, mucha risa y poca fe, ¿cómo se puede creer en un rey y una reina, un príncipe y una princesa de carne y hueso? ¿Es inocencia o flojera irresponsable… es imaginación o brutalidad? Puedo llegar hasta María la del Barrio o Lucecita… a sabiendas de que son Thalía y Lupita Ferrer. Pero creerme que hay una familia real, de sangre azul, que son reyes con todos los derechos y sin más deber que el de mandar, simplemente porque… porque son mejores, supongo, porque la sangre azul es mejor, pues… porque hijo de rey termina rey y no se discute… porque… Eso me cuesta mucho imaginármelo en los tiempos en que me ha tocado vivir. Pero ¡cómo entretienen las historias de reyes, al mundo entero! ¿Será por eso que de alguna manera todos quieren tener su rey? ¿Será que la figura del rey, forma parte ontológica del todos que somos cuando nos volvemos país… por historia pasada… por historia contada desde que somos niños? ¿Será que eso es lo que explica que soportemos los excesos de gobiernos autoritarios, arbitrariedades que vienen del poder, injusticias a mansalva, aunque no tengan pinta de rey ni reina y anden en alpargatas?

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