Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Alexander anchia

El Calvario de los buenos propósitos

En enero se adoptan posiciones de pitonisa, es el mes en el cual, normalmente, muchas personas gustan de hacer predicciones, ojalá favorablemente de buena fortuna, mejores amistades, mejores trabajos, y mejores oportunidades. Es quizás el espacio del año en el cual la gente se vuelve más organizada, lleva todo en su agenda, calendariza y suele planificar más, tanto sus actividades profesionales, como sus actividades habituales.

Es algo propio de la idiosincrasia latinoamericana asumir los tiempos que se avecinan con grandilocuencia y bastante de drama, combinación perfecta para múltiples tragicomedias ambulantes que, dentro de las grandes ciudades, ponen un toque de pimienta, de lágrimas, de risas y de otros tantos sentimientos.

En algunos países se piensa que enero es un mes inclinado hacia arriba; el nivel de gasto es completamente decreciente y mucha gente comienza a sentir el yugo de los excesos cometidos durante el mes de diciembre. Si bien sea cierto, aún no hay llamadas de los acreedores por deudas generadas por tarjetas de crédito no canceladas. Algunas personas suelen cambiar el número de su teléfono y tratan de imaginarse como “ torear” -si con ese epíteto se le puede llamar al acto de tirar la bolita hacia adelante- o digamos que medio cumplir, abonando una parte insuficiente de la deuda capaz de ofrecer “cierta tranquilidad a los acreedores” ya que se les está pagando al menos el 50, el 60 o el 70 por ciento de lo debido. Si quienes llegan a un “ buen arreglo” que deriva en pagar y pagar por más de la mitad del año que comienza, pocos se escapan de tener que devolver artículos adquiridos en diciembre de forma compulsiva.

A esa situación que caracteriza al mes de enero debemos sumarle los buenos propósitos, propósitos que van, desde visitar más a otros familiares, hasta, obviamente bajar de peso, empezar terapias contra el estrés, terapias para la lectura, nuevos estudios, finalizar los estudios, nuevos cursos de idiomas, de manualidades, de aprender un nuevo pasatiempo. Y finalmente otros propósitos que apela al mundo del consumo: Comprar un automóvil nuevo, comprar un nuevo electrodoméstico, etc.

Pero posiblemente casi nadie tiene como propósito realizarse un chequeo médico por alguna sospecha o molestia que suele irrumpir y manifestarse de forma discreta dentro del organismo, probablemente nadie tiene como propósito dictar un testamento ni ahorrar una cierta cantidad de dinero. Usualmente nadie hace propósitos para eliminar malos hábitos y, si se dan, son los que primero fallan.

Por lo general entre los buenos propósitos, todos aquellos ligados con la prevención, el limitarse, están ausentes o son los primeros que se infringen. Lastimosamente en la gente se cumple la frase cliché o refrán que dice que “El camino del infierno está lleno de buenas intenciones” y el término infierno no se refiere a algo metafísico si no que finalmente, al llegar al 31 de diciembre del siguiente año, notamos que la calidad de vida en lugar de mejorar ha decrecido, acercándonos por lo tanto, a un “infierno más terrenal”

Sin ánimo de querer influenciar su vida, estimado lector, tómese su tiempo y medite, piense en qué le gustaría mejorar, qué quisiera cambiar y escriba esos propósitos con realismo, fíjese una variedad de propósitos para hacer más interesante su cumplimiento, algunos familiares, otros personales, otros laborales, otros profesionales, espirituales y deje algo para la prevención. Cada vez se viven más tiempos difíciles, además, la privación de algo que se quiere dará como resultado una persona más fuerte. Y anímese, revise cada mes su libreta para ver en qué porcentaje se están cumpliendo sus buenos propósitos y si no los cumple en su totalidad pero sí en más de un 50 por ciento, ya será meritorio.

Mientras hay vida hay esperanza, la buena noticia es que dentro de un año tendrá otro nuevo año para cumplir con lo que le hizo falta, no desmaye vaya de a poco, no asuma al mismo tiempo todos sus buenos propósitos, si no se sentirá agobiado y frustrado cuando alguna cosa irá más lenta, en su mejoramiento, que la otra.

Objetivos como bajar de peso, mejorar su concentración, aprender a cantar o a bailar tango por ejemplo llevan tiempo. Nada en la vida es cuestión de días y hay destrezas que requieren de años. Como latinoamericanos lo queremos todo rápido y si no desmayamos. Aprendamos las mentalidades que desarrollan en otros espacios, como las orientales. Por ejemplo en India lo importante es el viaje o la experiencia, como decía Jack Sparks, y para chinos y japoneses lo que vale son la constancia y el avanzar a pasos pequeños.

¡Le deseo la mejor de las suertes con sus buenos propósitos!

Hey you,
¿nos brindas un café?