Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

Caemos por inocentes

Borrar las manchas de la cara con lo que tienes en la nevera, quitarte 10 kilos de encima en sólo dos semanas, ahuyentar la depresión con útiles consejos, acabar con las cucarachas para siempre sin usar insecticida, curarse del cáncer, envejecer con dignidad aunque te pongas fea, reírte a costa de la inocencia de desconocidos, y saber de ti mismo lo que los otros piensan cuando no te conocen y te googlelean, son de las muchas cosas que Internet te puede ayudar a resolver.

Desarmar y volver a armar la bicicleta por corregir un desperfecto, hacer platos de alcurnia sin saber cocinar…

Automedicarte, conseguir el amor de tu vida, el apartamento de tus sueños que encaja justo dentro de tu presupuesto, el empleo perfecto…

Conocer terribles noticias de los que están peor que tú, ayudar a salvar al mundo firmando peticiones por salvar especies en extinción, mujeres apedreadas…

Deponer gobiernos, leyes y decretos… desprestigiar una moción…

Luchar contra las maquilas esclavistas, la crueldad animal…

Comprar el vestido que te gusta en rebaja creyendo que te vas a ver igualita a la tipa de tu talla que sale en la foto, comer de tu restaurante favorito, tu plato favorito en tu casa sin ensuciar ni una olla…

Enterarte de los éxitos y fracasos, saludes y dolencias de tus seres queridos y no tan queridos que viven lejos y que tienes años que no ves ni te importan…

Ver cualquier película, serie de televisión, sin ir al cine y sin tener televisor…

Todo eso y más lo podemos hacer por Internet, sin salir de nuestras casas, con las manos sobre el teclado, que nadie diga que no movimos ni un dedo.

La vida la vivimos cada vez mas de manera virtual. Tanto así que cada vez son más las maneras de convertir toda esa parálisis física constituida de extrema conectividad, en dinero, contante y sonante. De forma tan natural como lo es tomarse fotos recostada de un graffiti en gesto de a mí no me afecta porque estoy pensando en mis cosas porque soy tan sensible que tengo mi propio mundo interior y mi agenda personal y soy millenial… y si miro a cámara es para darles todo mi amor, lanzando un besito a cualquiera de los followers conocidos o no, y de paso queda en close up lo carnoso de mis labios… miles de miles de millenials… con sus mejores jeans diseñadamente rotos, entaconadas como si fuera natural, en bikini en el paraíso terrenal, con las mechas justo donde van, como las de Danielle Bernstein, una linda de 22 años, creadora de we wore what (qué llevábamos puesto), blog de “estilo personal”.

Harper’s Bazaar la contactó porque estaban interesados en escribir un artículo acerca de cómo es que se está haciendo dinero con Instagram. Ella les contestó que aceptaba dar información con una condición: ser la única Blogger que aparecía en el artículo. Definitivamente Danielle tiene un sentido del negocio muy avisado, por decir lo menos. Bernstein tiene un status de 992.000 seguidores en su cuenta weworewhat en Instagram. Tiene un prestigio que cuidar, sin duda. Y está muy consciente de eso, por lo que no le gusta que la relacionen a cualquier otro Blogger. Dice que cuando llegue al millón de seguidores, cosa que predice ocurrirá en los próximos días, podrá cobrar bastante más por sus contenidos patrocinados.

Para empezar a explicar el negocio de los Blogger a los que les pagan las grandes marcas por usar sus productos, tomarse la foto y subirla a Instagram como si la acabara de sacar de su closet, -que no es del todo falso, porque además la Blogger se queda con la prenda de miles de dólares que usa como al descuido en la foto-, Danielle acotó que a pesar de que la mayoría de la gente está probablemente consciente de lo que está sucediendo en cuanto a las prácticas de dinero y de negocios, no se imaginan de cuánto estamos hablando. Actualmente ella cobra por una sola foto en Instagram, donde aparece llevando alguna marca puesta, de $ 5.000 a $ 15.000. Esta tasa puede subir o bajar, dependiendo de los términos del acuerdo: si la marca quiere un compromiso a largo plazo o varias imágenes de Instagram, por ejemplo. Todo es negociable, dice Bernstein, riendo, yo soy judía… completa.

Hay expertos que dedican parte importante de sus días pensando cómo las marcas y los llamados creadores pueden jugársela en Instagram. Aun queda mucho por inventar en el fértil espacio de mercadeo que ofrece las redes sociales. Fertilidad que se alimenta de nuestra inocencia de consumir sin saber que estamos consumiendo. Plusvalía Ideológica, de aquella que imaginaba Marx en forma de mesas que hablaban, anticipándose a la invención de la televisión, y que ha alcanzado unos niveles de tan absoluto control de nuestra almas que son pocos los que duermen sin su teléfono inteligente al lado de la cama.

Lo que sí es definitivo es que los términos de negociación ahora, de alguna manera han de reflejar la libertad que es el tono de las redes sociales. Pues si el contenido se percibe como propaganda, inmediatamente deja de funcionar. Es así como son muchos los productos que se envían gratuitamente a los Blogger, y muchas marcas que se sientan a esperar con los dedos cruzados, por ver si aparece la foto del Blogger usando el producto al natural.

¿Y qué pasa si no te gusta el producto? Bueno, Bernstein recibió recientemente una cartera azul eléctrico que era demasiado brillante para su gusto. Simplemente le escribió a la marca: Me encanta esta cartera, pero ¿no la tienes en negro?

Hay mucha gente contratada, a menudo a través de un agente, Blogger que se comprometen a mostrar una marca en un cierto número de Instagrams, sin usar ninguna otra marca de la competencia o ni siquiera mencionarla por lo menos en una semana, lo que es una eternidad para la velocidad con que suceden estas realidades.

Para los que piensan que todo esto son frivolidades de Harper’s Bazaar y los que perdemos tiempo leyéndolas, debo decirles que se trata de una industria que actualmente mueve más de mil millones de dólares por año, que es lo que están gastando las marcas en los posteos de Instagram patrocinados. Hay una economía en rápido desarrollo en Instagram, sobre todo relacionada a la moda, dice Thomas Rankin, co-fundador y CEO de Dash Hudson, un programa que te permite comprar a partir de los posts de Instagram. Por su parte el fundador de Instagram, Kevin Systrom, ahora asiste a la Semana de la Moda en París, el salón de alta costura de Jean Paul Gaultier y se reúne con Karl Lagerfeld y Nicholas Ghesquière, de Louis Vuitton, por tratar de mejor entender a los Blogger de estilo, modelos, editores, marcas de diseñadores, que son los que están creando enorme cantidad de contenido en el sitio para compartir fotos.

Aunque la verdad, no pareciera muy complicado: recientemente, Bernstein firmó contrato con Lancôme y Virgin Hotels. Sólo tuvo que mostrar el producto Lancôme en una foto donde aparecía en su rutina de la mañana y otra donde aparecía el producto en su bolsito de maquillaje. En cuanto a Hoteles Vírgenes, sólo tuvo que posar en la inauguración del Hotel de Chicago con el dueño de Virgin. El año pasado fue sin duda mi año más rentable. No me gusta hablar de dinero, pero vamos a decir que es más de lo que jamás hubiera imaginado que pudiera ganar una joven de 22 años de edad. Estoy en seis cifras medias.

Las matemáticas del negocio son claras: si tienes cientos de miles de seguidores podrías hacer de $ 500 a $ 5.000 por post en Instagram, pero si tienes más de 6 millones de seguidores, la cuota puede ascender a $ 20.000 llegando a $ 100.000 por foto.

Eso sí, siempre viéndose casual, al natural, como cuando Bernstein se posteó echada en su sofá como si estuviera viendo la televisión, para una campaña de Project Runway,  de forma que cualquiera diría que estaba viendo el show.

Cuando Rankin aprueba Instagrams de Blogger, antes de que sean publicados en nombre de una marca, su único voto de censura puede surgir si piensa que algo parece demasiado posado o planeado. No debe ser una foto editorial, dice. No estamos tratando de ser en una revista. Estamos tratando de crear un momento.

Un momento de consumo. Consumo más que inconsciente entre todos los consumos inconscientes. Es trampa, engaño, usar las plataformas de las redes sociales, donde todos hemos encontrado una manera de ser libres y democráticos, para vender cosas sin decir que estás vendiendo. Estamos consumiendo aunque no queramos y alimentando una economía paralela que existe escondida detrás de lo que parece espontáneo, natural, de libre albedrío. Una economía que se fundamenta en nuestra inocencia.

Todo esto sin hablar de los 8 millones de visitas que tuvo Vanity Fair en un día apenas aparecida su edición digital con la foto de Bruce Jenner, campeón olímpico, expadrastro de las Kardashian, ahora convertido en Caitlyn Jenner en portada… digamos que por salirme un poco de la corriente de los inocentes.

Hey you,
¿nos brindas un café?