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Braquo, perder es cuestión de método (Parte III)

En la última temporada del drama policial francés no hay cabida para la ficción. Sus personajes, prescindibles y amorales por obligación concluyen –al parecer- la espiral de desgracias que se empeñaron en recorrer

En una narrativa tan oscura no hay cabida para un final feliz. Al equipo conformado por Caplan, Morlighem, Delgado y Vachewski todo parece ir bien hasta que este último entra a un carro que explota en pleno estacionamiento de la SDPJ. En seguida Caplan recibe una llamada de Vogel, villano hasta ahora solapado que se quita la careta y solo pronuncia una frase

– Cuatro menos uno, Caplan. Cuatro menos uno.

Caplan se aproxima al carro que en un segundo gira 180 grados. Entre las llamas, saca el cuerpo incinerado de Vachewski, el más joven del equipo. Mientras Morlighem sostiene a la fuerza a una desesperada Delgado, la ambulancia se lleva el cuerpo agonizante de Vachewski, quien sigue vivo, no por mucho tiempo más.

Mientras un comando liderado por Caplan y Morlighem va rumbo a la vivienda de Vogel, este un segundo antes de su escape es sometido por una mujer joven y pequeña que sabe dominar un arma. Se hace llamar Oriane Beridzé y tiene cuentas pendientes con Caplan, por lo cual recurre -a la fuerza- a quien hasta ahora ha sido el peor enemigo del equipo. Vogel tiene compañía y nada parece mejorar.

Mientras, Vachewski con un brazo amputado y con respiración artificial. En un acto de amor y desespero, Roxanne Delgado burla la seguridad policial que custodia a Vachewski y desconecta su cuerpo. Atado a un respirador artificial, no muestra signos de mejoría alguna sin ayuda artificial

Théo Vachewski ha muerto y en su tumba se lee

1984 – 2014.

 

Nuestros funerales

Es la última frase que pronuncia la viuda del Comandante Rosi y amante de Caplan. “Estoy harta de asistir a nuestros funerales”, le dice. Y el equipo, ahora de tres, se debate entre el duelo y el trabajo.

Si algo supo explotar Braquo en sus tres temporadas fue la presencia criminal en el primer mundo. No se trata de hampa común, secuestros express o extorsiones, sino de mafias organizadas entre judíos y franceses burócratas; ex mercenarios de la guerra de Angola; políticos corruptos que a su vez son empresarios; enormes emporios de corruptela y hasta trata de mujeres.

En una persecución liderada por Caplan y Morlighem dan con un camión de carga repleto de mujeres rusas prestas a ser prostituidas y vendidas al mejor postor. Es allí cuando reaparece Oriane Beridzé en calidad de traductora durante el operativo de primeros auxilios e interrogatorio de las mujeres.

Beridzé es su apellido materno. Hija de Roland Vibert, ex policía despedido de la SPDJ por involucrar a Caplan en un operativo donde asesina a un criminal en situación de desventaja, provoca la ira de Oriane cuyo pasado, además de quién era su padre, es desconocido. Los cabos se cierran para complicación de la trama cuando Vogel confronta a Vibert y metiéndole el cañón de su pistola en la boca, dispara a quemarropa volándole la cabeza.

 

Madre Rusia

La trama criminal toma forma con la muerte de un personaje nuevo, tan fugaz como importante, Vissarionovitch, jefe de jefe de las distintas mafias rusas que operan en Francia. Su protegido, Levani Jordania, es el novio de Salome Vissarionovitch y lógico sucesor del imperio criminal. Por otro lado, Pavlovitch emerge como candidato a la sucesión y le declara la guerra a Jordania quien en medio de una avenida cercana a la Torre Eiffel es interceptado por tres autos del que bajan varios hombres y balean el auto de Jordania.

– ¿Por qué balear su auto si está blindado? – le preguntan a Pavlovitch.

– Para enviar un mensaje-. Contesta.

Como en toda mafia -al menos las de ficción- los funerales son sagrados y con todos los clanes rusos listos a darle un último adiós a Vissarionovitch, una pareja de sicarios, marido y mujer, conformada por Odessa y Anatoli Dimayev, quienes se posicionan frente a la funeraria y Odessa, con un rifle, intenta dar de baja a Jordania.

Con la ayuda del detective ruso Andreas Megrelishvili, amplio conocedor de la mafia rusa y en particular de Jordania, da con el paradero de Odessa y Anatoli quienes con Caplan y compañía en persecución dan la pelea hasta verse cercados, iniciándose un tiroteo en el que Odessa resulta muerta y Anatoli se da a la fuga, iniciando cacería contra el oficial que mató a su esposa, que no es otro que Caplan.

 

Sabe más de lo que dice

Andreas Megrelishvili revela que el matrimonio Dimayev era buscando por la Interpol y desglosa un ante Caplan y Morlighem un mapa pulcro de las actividades criminales de los clanes rusos en Francia. Caplan y Morlighem empiezan a cuestionar sus verdaderas intenciones sin prescindir de su ayuda. Sin embargo, el panorama de Megrelishvili no es alentador y previene a Caplan al decirle que Dimayev aparecerá en cualquier momento y que probablemente sea el menos esperado.

Con una pistola en la cabeza y en abierta desventaja, Dimayev le solicita a Caplan a cambio de su vida poder trasladar el cadáver de Odessa. Hacen un acuerdo de palabra y el sicario devenido en viudo se pierde del panorama de una guerra que ya empezó.

 

Vachewski, sin legado

Mientras la rivalidad por el emporio ruso calienta motores, Delgado busca incansablemente a Vogel. Su mejor aliado es el ex procurador Vanderbeke, quien paga condena por los actos de coacción y corrupción que acometió con Vogel. El asesino de Vachewski no tiene ningún cabo suelto en su vida más que su hermana Erica, invidente y solitaria cuya relación con Roland Vogel es tierna y distante.

Valiéndose de sus contactos en la calle, Delgado organiza la pantomima de un asalto a Erica Vogel en el que la oficial de policía aparece como héroe anónima y rescata a Erica. Vogel rompe la distancia cuando conoce la situación actual de su hermana y al acudir en su auxilio queda cara a cara con Vogel.

 

Diablo conocido

La guerra entre bandas está en pleno apogeo y Jordania bajo custodia policial. Pavlovitch está tras su pista y Megrelishvili revela al equipo sus verdaderas intenciones: la persecución contra el clan ruso es un plan elaborado por las policías jordana y francesa para dar con el líder de los Vor V Zakone, obligándolo a trasladarse a Francia donde será apresado.

Pero la presencia de Andreas Megrelishvili va más allá de la figura de autoridad. Él y Jordania son viejos compañeros de celda en las que ambos -al parecer- se iniciaron en el clan V Vor Zakone, que consiste en asesinar a alguien dentro de la cárcel con sus propias manos.

Este acto fue acometido por Megrelishvili y Jordania se quedó con el crédito. El liderazgo entre los V Vor Zakone está en contradicho.

 

Prólogo

Cinco años atrás empezó la rivalidad entre los equipos de Vibert y Rossi –sustituido por Caplan en la primera temporada- cuando Vibert espía un operativo de coacción de Rossi, Caplan, Morlighem y Vachewski en el que haciéndose pasar por hampones enmascarados obligan a un empresario a revelar la documentación de un cargamento de autos robados. Al obtener los papeles son interceptados por Vibert quien solicita bajo amenaza de difundir el video del comando Rossi coaccionando civiles, los documentos del cargamento y así quedarse él con el crédito de la investigación.

La petición es negada y en un operativo en conjunto entre ambos comandos, Caplan presencia el asesinato a sangre fría de un sospechoso a manos de Vibert. La declaración de Caplan provoca el despido de Vibert, cuya vida familiar termina de desmoronarse provocando la necesidad de venganza de Oriane.

 

Entre la tierra y el infierno

Es el título del último capítulo en el que nada se soluciona. Pavlovitch logra intimidar a la custodia policial comandada por Caplan y así capturar a Jordania; la suerte de Oriane termina pareciéndose mucho a la de su padre; Roxanne Delgado y Heléne Rossi están en manos de Vogel y el líder de los V Vor Zakone planea matar a los hijos de Morlighem al ser éste el culpable de la muerte de los hijos del mafioso ruso en un operativo.

Nada concluye y el suspenso de los últimos minutos incrementa cuando, al mejor estilo Kill Bill, Delgado es enterrada viva por Vogel. Caplan está el sitio pero desconoce su paradero; la policía se moviliza a proteger a los hijos de Morlighem pero los V Vor Zakone llegan primero y en un único -y último-arranque de furia dispara una vez en cada rodilla de Vogel, quien se rinde y grita conocer el paradero de Delgado.

Un último grito ininteligible de Caplan cierra el ciclo de una guerra que nadie ganó.

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