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Braquo, la imposible redención (Parte II)

Braquo, los escombros de la justicia (Parte I)


En un universo donde no hay buenos, sólos malos, el equipo resurgirá de las cenizas haciendo lo que mejor sabe: hacer cumplir la ley, violándola

“Aún entre los demonios hay unos peores que otros,

y entre muchos malos hombres,

suele haber alguno bueno.”

Miguel De Cervantes – Don Quijote de la Mancha

Siempre se puede estar peor. Una vez demostrada la corrupción del equipo y ante la imposibilidad de demostrar el bien ulterior de sus acciones, el equipo es desfragmentado: Eddy Caplan es destituido de la SPDJ; el teniente Walter Morligheim es disminuido a lava carros de la estación; Roxane Delgado baja al rango de recepcionista y un malherido Vachewski convalece en una cama de hospital baleado en desventaja por la policía en una literal cacería.

Con Caplan tras las rejas y el resto del equipo incomunicado, las consecuencias se materializan de manos de la justicia del -todavía- primer mundo.

Mientras esto ocurre, en las calles de París comienza a operar un grupo delictivo conocido como Los Invisibles, todos ex mercenarios y participantes de la guerra de Angola. En el robo de un banco cae uno de ellos, el General Gaetán Merks, quien es herido en una pierna y apresado por la justicia francesa. Su irreductible silencio inquieta a las autoridades francesas, mientras Los Invisibles continúan operando en la clandestinidad.

 

Única oportunidad

Gabriel Marceau, el oficial responsable de la detención de Caplan y su equipo, ingenia un plan para dar con Los Invisibles: infiltrar a Caplan en la organización dada su cercanía con Merks en la cárcel, con la promesa de ser absuelto al lograr la captura de Los Invisibles. Caplan duda lo suficiente para hacer parte de ese primer capítulo algo tedioso. El letargo acaba cuando se revela el primer acercamiento entre ambos personajes. Marceau diseña un plan de fuga para Caplan del que Merks, a las malas -así lo cree él- se hace partícipe.

Una de las virtudes de Braquo es nunca hacer las cosas fáciles. El plan de escape es exitoso y Caplan asume una actitud criminal y dominante frente a Merks en miras de ganar su respeto. En la huida Merks hace contacto con su hermana, Myriam Elmidoro, mujer misteriosa quien le ofrece a Caplan lo que quiera con tal de liberar a su hermano. El recién infiltrado pide una suma astronómica por Merks, aceptada por Elmidoro. Todo se va al diablo cuando en un peaje en las afueras de París, Merks toma por rehén a una civil a quien intenta ejecutar por la espalda. Caplan, en un acto reflejo que lo enaltece y hunde la vez, asesina a Merks antes que éste diera de baja a la mujer.

Cuida a mi hermana.- le dice Merks antes de morir en el medio de la nada de una carretera parisina.

Caplan vuelve al volante y le comunica a Marceau que Merks está muerto. “La operación queda suspendida”, dice Caplan mientras maneja con destino a ninguna parte. Marceau no titubea y amenaza a Caplan con detenerlo de no lograr infiltrarse en la organización. El policía que pasó a ser criminal y ahora prófugo, acepta la advertencia, todavía sin saber qué hacer.

 

Por los viejos tiempos

La única pista de Caplan para dar con Los Invisibles es Myriam Elmidoro. Adinerada y poderosa, dueña de un imperio de apuestas ilegales en París, que ayuda al resto de Los Invisibles a vender 400 kilos de oro robados. El primer comprador que pasa por su cabeza no es otro que Serge Lemoine, el villano de la primera temporada que entregó a Caplan y los suyos a Marceau.

A cuentagotas el equipo se reintegra: Roxane Delgado es reclutada por Marceau para asesorar a Caplan y hacerle inteligencia a Los Invisibles y Morligheim, ludópata en recuperación, consigue trabajo en el casino de Myriam Elmidoro. El único eslabón perdido es Vachewsky, quien, joven, rebelde y cocainómano, entra en contacto con un oscuro personaje que lo asesora para asesinar a Serge Lemoine.

 

Descarrilados

Caplan continúa prófugo de la justicia; Morligheim entre la tentación y el deber ser del juego; Roxane Delgado ahogada en una logística que no parece concretarse y Vachewsky cómplice indirecto del asesinato de la novia de Lemoine, el panorama es cualquier cosa menos alentador para el equipo. Una vez más los malos buscan a los menos malos y la guerra es abierta desde los castillos del poder hasta los callejones de la ilegalidad.

La villana que más resalta es la matrona Madame Arifa, judía y matriarca de dos hijos criminales y castrados. El imperio Arifa es el comprador definitivo de los lingotes de oro negociados por Lemoine con Los Invisibles. Tras la muerte de la novia de Lemoine y la implícita participación del equipo de Caplan, Madame Arifa se suma a las filas vengadoras de Lemoine.

Por su lado, Vogel y Barderbeke hacen de las suyas para dejar en evidencia al equipo cuyo único aliado es el Capitán Marceau quien, ajeno a los intríngulis que se cuecen tras Caplan y los suyos, acomete el plan de captura de Los Invisibles de la mejor manera que puede.

 

La villanesca femenina

Myriam Elmidoro sabe de la muerte de su hermano Gaetán Merks y Madame Arifa hace lo posible por cumplir las expectativas de Lemoine. La mujer con la que nadie cuenta es Irene Bleuvenne, viuda del General Bleuvenne, cabecilla de Los Invisibles, matrona del resto del grupo y de elevadas influencias políticas que no dudará en dar cacería a cualquiera que traicione sus causas políticas y criminales, cuya principal amenaza es Caplan. 

El remolino de influencias políticas y artilugios del equipo de Caplan permiten su infiltración en Los Invisibles, un romance fugaz con Myriam Elmidoro la posible desarticulación del poderío Bleuvenne, la mafia Arifa y el fin de Los Invisibles. La justicia maniatada de Vogel y Banderbeke no tiene asidero alguno y el equipo de Caplan parece haber triunfado hasta el último segundo.

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