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El big bang desastre

«Seré la voz de todos los presos políticos, perseguidos y exiliados venezolanos que sufren las injusticias del régimen»
Antonio Ledezma, 18-11-2017

No sabíamos, en Venezuela, que esto de la economía podía volverse así… ¿cómo diríamos? Incontrolable, pues. Así como el agua que se escurre entre los dedos (y más rápido si uno aprieta).

Es que eso de ir a la universidad a estudiar números es cosa de sifrinos ociosos, o cuanto menos de gallos con lentes, de esos con los que nadie quiere bailar en una fiesta, por aburridos, insípidos y fastidiosos, incapaces de echar un buen chiste o prepararte un buen palo. Hasta pichirres y turcos son, siempre sacando cuentas, y si te dan fiao te lo cobran como una piña. En fin, panas y números no se mezclan.

Lo más parecido que tuvimos fue al Giordani aquel, que aunque no era venezolano, sino dominicano -y hasta gallego, creo-, lo considerábamos pana. ¿Pa’ que más? Todo estaba bajo control: éramos gobierno, parlamento, tribunales, CNE y fiscalía; y las OEA de Gaviria e Insulza no existían. Nada podía salir mal.

No nos importaba -al contrario- que cada vez cerraran más empresas y aumentaran la inseguridad, la escasez, el exilio profesional y el desempleo obrero. Mejor, así ha sido el modelo cubano, pleno e infalible: universitarios huyendo y más lambucios dependiendo de nosotros, dispuestos a lo que sea por sobrevivir. Y sobre todo ocupados, cansados, aturdidos, estirando los reales, haciendo cola para comprar y recoger agua para bañarse, sin ningún respiro para protestar ni procesar noticias, y cada vez con más rabia de los escuálidos en sus apartamentos y quintas, y de los gringos que nos sancionan por pura envidia.

De vez en cuando volteábamos a chequear el precio del dólar paralelo, con mucho guillo, porque en realidad eso no existe, pues desde 2003 el supremo eterno impuso control de cambio en castigo al paro aquel de dos meses que nos cansamos de decir que nunca sucedió… Con eso además completamos la histórica purga en PDVSA. Total, el petróleo estaba tan alto (gracias al liderazgo de Maisanta y al imperio con su peleadera invadiendo por aquí y allá) que no importaba si nuestra principal industria caía en nuevas manos (de nuevo, el punto inicial: estudiar es cosa de gente pavosa).

Con todo ello, y bombeando el flujo de dólares a conveniencia nuestra, no había mucho más que saber. Eso fue la economía para nosotros los últimos 18 años. ¡Más na’!

Pero… -¡ah maldita palabra esa, chiquita y fastidiosa!-… señores, aquí pasó algo que no estamos entendiendo. Tan contentos que estábamos el último mes: ya habíamos aniquilado a la oposición y evadido las sanciones del gringo loco, gracias a los rusos y chinos, que sí son panas (aunque no les entendemos nada, les firmamos todo porque la verdadera amistad es universal y desinteresada…). Tan felices que hasta estábamos pensando comprar el Da Vinci ese que salió a subasta por allí…

Y de golpe, ahora ha aparecido un montón de fiaos viejos que nos quieren cobrar unos buhoneros que ni conocíamos, y hasta nos amenazan con expropiar las cuentas (las nuestras, las personales. O sea, ¡no…!) También hablan de que de que un cartón de huevos vale más que una gandola de gasolina, y de que PDVSA está quebrada y, y, y…

¡Ya va, orden en la pea! ¿Cómo y en qué momento pasó todo esto? Aquí nos han traicionado y/o nos echaron una brujería, mínimamente…

Como medida urgente, mandamos a llamar a un grupo de los gallos esos que estudian economía, finanzas, números y demás inventos del capitalismo en la universidad, pero la mayoría se había ido y andan trabajando de taxistas o mesoneros en Miami y Madrid. ¡Traidores a la patria!

Después de mucho buscar y amenazar, conseguimos unos (a Dios gracias, había un grupito entre los terroristas golpistas del Helicoide, Ramo Verde, etc). Y fue peor… llegaros esos zamuros ratas de alcantarilla a pretender convencernos de que resulta y acontece de que aún si uno controla el Banco Central no puede imprimir billetes a lo loco. ¡¡¡¿Quééééé?!!! Por eso nunca nos ha gustado la universidad, eso coarta la libertad…

Pero y si la cosa es así, ¿entonces para qué uno quiere ser gobierno, dime tú?

De lo que se entera uno…

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