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Guadalupe Loaeza

Baptiste Lormand

Su nombre completo era Baptiste Jacques Daniel Lormand, de 45 años de edad y padre de dos hijos pequeños. Baptiste era muy bien parecido, media 1.92 mts. debido a su altura, pesada 93 kilos. Todo el mundo lo llamaba de cariño, «Bat», después de 22 años de radicar en Mexico, había formado un grupo de amistades muy leales. Cuentan sus amigos más entrañables, con los que hablé para darles mi más sentido pésame, que “Bat” era «una súper buena persona». Llama la atención cómo coinciden todos al describirlo: «buen papá», «generoso con sus amigos», «buen hombre», «muy noble», etc. etc. Algunos de ellos, optaron por escribirme su opinión alrededor de esta «figura emblemática de Polanquito», que va desde Emilio Castelar hasta Masaryk: «Conocía ese cuate. Bien simpático. Creo que fue extorsión. País sin ley ni nada… cada día más bananero…». Uno de sus amigos más consternados, escribió: «Me entristece y me aterra ver la desaforada violencia en México. Nadie está a salvo. En México, los criminales campean a sus anchas y controlan política y negocios. No es posible hacer ni lo uno ni lo otro sin jugarse la vida… Qué dolor y qué impotencia».

«Dolor e impotencia», era exactamente lo que mostraban los rostros de las personas que marcharon y se reunieron en la Glorieta de Arquímedes, convocados por un aviso que apareció en las redes sociales: «Si estás cansado de las INJUSTICIAS y sientes EMPATIA con el caso Baptiste Lormand. Flores, velas, y mensajes de apoyo y manifiesto a la Embajada Francesa de Polanco». Prácticamente todos y todas iban vestidos de blanco, en las manos llevaban flores inmaculadas, o bien pancartas reclamando justicia por el asesinato del empresario franco-mexicano, junto con su socio comercial, Luis Orozco Navidad y cuyos cuerpos, maniatados y con signos de violencia, fueron encontrados en la madrugada del sábado, en el Pueblo de Magdalena Petlacalco (Tlalpan). Al cabo de un rato, centenas de los manifestantes, todos con su cubrebocas y manteniendo, dentro de lo posible, la sana distancia, se encaminaron hacia el restaurante «Surtidora Don Bátiz», que se encuentra en la calle Julio Verne, negocio propiedad de «Bat», para dirigirse después a la Embajada de Francia. El silencio y la indignación, que acompañaban a vecinos, amigos y familiares de Baptiste, eran imponentes. El cielo estaba gris y hacía un frío anunciando, seguramente, un invierno particularmente frío.

La principal línea de investigación, al momento, está relacionada con el giro o actividad comercial de los occisos, consistente en la venta de licores de alta gama», declaró el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch. Uno de los amigos de «Bat» me comentó que, en efecto, debido a la pandemia, las finanzas de su restaurante no iban muy bien y que seguramente, junto con su socio, habían decidido vender vino de importación. Si en efecto, como aseguran las autoridades de la CDMX, no hay ningún indicio que sugiriera un secuestro o una extorsión o cobro de piso, todo lleva a pensar que el móvil del homicidio se debió al robo de las bebidas alcohólicas. «Al parecer fueron despojados de botellas de alto valor comercial», señaló el secretario de Seguridad Ciudadana.

Era de esperarse que toda la prensa francesa publicara la trágica noticia de un país en el cual, «no cesan los homicidios». El periódico Le Figaro escribe: «En 2019 sumaron más de 30, 000 víctimas según las cifras oficiales por un total de cerca de 300 mil muertos en el curso de los últimos 15 años». En prácticamente todos los diarios hablan de Polanco de donde desapareció «Bat», como «uno de los barrios más chic de la capital mexicana y donde viven muchos extranjeros», quienes probablemente huirán del país lo más pronto posible.

Aún tengo muy presente la frase que «electrizó a la multitud reunida en el Zócalo de la Ciudad de México» del ex presidente, Charles de Gaulle pronunciada con absoluta emoción el 16 de marzo de 1964: «Marchemos la mano en la mano». A su lado, en el balcón del Palacio Nacional, se encontraba el entonces presidente, Adolfo López Mateos, encantado de escuchar a su colega gritar asimismo: «¡Viva México!». Después de este terrible asesinato, ¿cómo marchar «mano en la mano» junto con Francia? ¿Acaso no fueron manos asesinas las que acribillaron a «Bat» y a su socio; manos asesinas las que dejaron huérfanos a dos niños pequeños y manos asesinas las que podrían separar a dos países unidos por su respectiva historia y cultura, pero sobre todo, por sus lazos de amistad y solidaridad mutua? Si en estos momentos nos visitara el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ¿qué gritaría desde el balcón del Palacio Nacional?: probablemente exclamaría algo como: «Basta ya, no más violencia contra ciudadanos franceses. ¡Basta de impunidad! ¡Les pido que juntos marchemos la mano en la mano, para encontrar a los verdaderos culpables!».

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