Sherezade en persona, un mundo de colores de almas nuestras, más fácil es imitar a la humanidad, que tenerlo cerca, los ojos, los cretinos, de las 1001 Noches.
Quizás las apuestas de la novela estén por el lado histórico, de las rencillas literarias, que al menos se despide sin un beso. Con La Sherezade portuguesa, no hay casting, ni francés que la supere. Una Catherine Deneuve sin maquillaje. Miguel Gomes con sus cuentos de adaptación a la obra original, Noches de Arabia, que hoy suena a trapo quemado, martirio de los niños, y contaba, nos lo dice, allí en el astillero del mar, clausurado. No es surrealismo es la literatura portuguesa.
Una tercera parte tan honrada como la segunda, entre Pasolini poético, y Werner Herzog, lo dice Comas, que no le quita merito, es tan real. Son los más cretinos de la península ibérica, más abundantes que los de la isla del Hierro en Las Canarias. Solo le compite Macbeth de Justin Kursel , Shakespeare con todas sus maldiciones y Michael Fassbender en su papel protagónico, en lo de mejor del año, Spotlight de Thomas MacCarthy, Carol de Todd Haynes, The end of the Tour, Amy sobre Amy Winehouse, The Salt of the Earth de Win Wenders y Juliano Ribeiro Salgado.
Todo un pueblo estructurado que pareciera vivir en una isla encantada, por ejemplo, con danza de la India y un par de llamas del Perú, zoologizadas; ¿quien más podría mostrar algo tan aburrido como cazar grandes pájaros desde pequeñitos, los Chaffines, canarios arlequines rojos, para meterlos en jaulas pequeñitas y tapados con telas para que canten y mueran de desesperación?.
Actúa Chico Chapas (Simao Sem Tripas), protagonista con Sherezade (Oh, venturoso Rey), Luisa Cruz, María Rueff.
El filme no decae crece y abunda de 5 noches de la Mil y una noches para el cuento de los pajaritos. Cine mudo y con música popular de América. Los rescoldos son pequeños mundos de exhibición.
“A través de un interludio que constituye un segmento de metacine, Gomes se pregunta cómo es posible tratar la situación actual de Portugal sin caer en la ideología política y la militancia. Porque este es su principal objetivo, crear un ensayo con aspecto de fábula que verse sobre la identidad de Portugal, la losa del poder económico y político que somete a la nación y la responsabilidad ciudadana para hacer frente a la recesión” (África Sandonís).
Las crisis económicas de estos países en particular Portugal, viviendo entre el mito y la dialéctica de Hegel. El cine de cada país con su historia en el cine, puede hacer estas adaptaciones y darle perifraseo a sus decisiones. No hay la estética de Bertolucci con su cine italiano, Allí donde suceden estas historias que con la crítica a la crisis hacen una revolución, la de los claveles rojos, en 1974, con el hermoso himno de Mandela.
La perfidia de tu amor, pero otra cosa es salvarse de la muerte contando cuentos como Sherezade, cada día más hermosa en comunión con las almas y los poetas, con el Gran Visir, hoy varado en el Estoril, el ladrón de Bagdad, Salan Rashid. Sherezade (Oh venturoso Rey), la que narra es la actriz principal de las historias de amor, dormida y danzando con los dioses del viento, con la valiente cámara en mano. No hay violentos signos, es la historia vuelta a contar. La mujer que siempre es una bailarina, logra confundir al rey que se supone hace lo que le venga en gana. Mujer Mujer, si puedes tu conmigo estar. Y el Fado resuelto para las noches tristes.
Hollywood ya había realizado varios filmes sobre Las mil y una noches desde 1924: Aladino y la lámpara maravillosa y El ladrón de Bagdad, con varias versiones, de seguro usted ha visto alguna de ellas.
Con el estreno de la saga 7 de Star Wars Beyond, ya ni provoca escribir de cine, si son los bobitos “astrofísicos” del video juego midiendo la mediocridad, los humanoides sin ética, será del pulso de la guerra para querer ganar, por ahí se le atraviesa El puente de los espías de Steven Spielberg en MP3 , y dicen los sobrinos pasaditos de kilos, que pereza, es la película de mi tio.
Vaya usted a saber que venden, Harry Potter y su extensa literatura seudocientífica. Todo vinculado al comercio, se creen superiores al cineasta mayor de su pueblo, y modelan en calzoncillos (lo mio es el negocio, no, ayúdame a no hacerlo). Mad Max en su nueva versión dicen que es pura tecnología, cine bobalicón, típico del Hollywood de la suburbia. Los cuentos de amor para los machistas (Brooklyn, 2015), bella hasta el relámpago.
Arabian Nights, comunica, llevando un cartelito por Times Square, para que vayan a verla, y así a lo mejor busco a la Jefe. Sus actores nacionales parecen naturales, en esto tenemos como ejemplo el cine de Lars Von Trier, su Dogma 95. Nacidos para fracasar con La Ninfómona en dos partes más no con Los Idiotas (revalorado filme).
Corrí a ver por you tube Arabian Nights de Pasolini, que con la música se hace insuperable y fiel al libro ¿Cómo puede llegar algo a ser una tarea inútil momificada desde pequeños?. Raíces del cine portugués, El Valle de Abraham, 1993, 3 horas y media (La pequeña Bovary) de Manuel de Olivera, otro filme barroco.
El cine casi documental, o el cine dentro del cine, es Miguel Gomes que nos ha puesto a competir con nosotros mismos a ver quién ha hecho el mejor filme en los últimos años, que de seguro no es Mad Max, ni Son Of Saul de Laszlo Nemes (Palma de Oro de Cannes 2015), Birdman de Alejandro Gonzalez Iñárritu, ahora viene el Negro con The Revenant de la mano del fotógrafo arreglista y productor de cine con sus trucos apasionados y extremos, Emanuel Luvezki (el chivo) (dos óscares). Podría cambiar de quién se merece el premio de la mejor del año con las sorpresas que nos trae el autor de origen mexicano. La cruda y niebla realidad para recrear una época.
Dice Gomes que le tomó una fortuna hacer el filme, y necesita otra para la siguiente, que su fundación es la casa de la cinematografía de Portugal. La vida de sus poetas está latente, lo canta Mariza (Loucura-Primavera-Medo) por fuera del filme “É loucura, ouço dizer Mas bendita esta loucura de cantar e de sofrer”.
Una verdad y una desesperanza que es la felicidad de los pueblos; Mário De Sá-Carneiro, Fernando Pessoa.