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Ilan stavans, Federico Sucre, margara russotto

Aquiles Nazoa (1920-1976) (Cap. XIV)

The Lirical Mandate / El mandato del canto

Antología de poesía venezolana del siglo XX

Nacido en Caracas, Aquiles Nazoa fue un escritor, poeta, humorista y periodista que provenía de una familia humilde. Sus obras literarias muestran los valores comunes del pueblo venezolano. Trabajó en los periódicos El Universal, Últimas Noticias y El Nacional, y en la emisora ​​Radio Tropical. Nazoa también trabajó para publicaciones en Colombia y Cuba. En 1956, fue expulsado de Venezuela por el régimen dictatorial de Marcos Pérez Jiménez, pero pudo regresar en 1958. Su poesía es conocida por mostrar el humor urbano popular en verso. También es crítica, política y emocionalmente atractiva para las masas. Su propósito era tocar los corazones de la gente común. Varios de sus poemas fueron adaptados a canciones populares y piezas musicales. Entre sus libros se encuentran El transeúnte sonreído (1945) y Los poemas (1961). “Amor, cuando yo muera” es una pieza sardónica sobre la muerte y el dolor. En el “Credo de Aquiles Nazoa”, el poeta propone una lista de sus propios valores personales como guía de vida.

Born in Caracas, Aquiles Nazoa was a writer, poet, humorist, and journalist who came from a family of modest means. His literary works show the common values of the Venezuelan people. He worked at the newspapers El Universal, Ultimas Noticias, and El Nacional, and at the radio station Radio Tropical. Nazoa also worked for publications in Colombia and Cuba. In 1956, he was expelled from Venezuela by the dictatorial regime of Marcos Perez Jimenez, but was able to return in 1958. His poetry is known for showing popular, urban humor in verse. It is also critical, political, and emotionally appealing to the masses. His purpose was to touch the hearts of ordinary people. Several of his poems were adapted into popular songs and musical pieces. Among his books are El transeúnte sonreído (The Joyful Pedestrian, 1945) and Los poemas (The Poems, 1961). “Amor, cuando yo muera” (Love, When I Die) is a sardonic piece about death and grief. In “Credo de Aquiles Nazoa” (Credo of Aquiles Nazoa), the poet proposes a list of his own personal values as a guide to life.

Amor, cuando yo muera

Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda,
ni llores sacudiéndote como quien estornuda,
ni sufras “pataletas”
que al vecindario alarmen,
ni para prevenirlas compres gotas del Carmen.

No te sientes al lado de mi cajón mortuorio
usando a tus cuñadas
como reclinatorio;
y cuando alguien, amada, se acerque a darte el pésame,
no te le abras de brazos en actitud de ¡bésame!

Hazte, amada, la sorda cuando algún güelefrito dictamine,
observándome, que he quedado igualito.
Y hazte la que no oye ni comprende ni mira
cuando alguno comente que parece mentira.

Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda:
Yo quiero ser un muerto
como los de Neruda;
y por lo tanto, amada, no te enlutes ni llores:
¡Eso es para los muertos estilo Julio Flores!

No se te ocurra, amada, formar la gran “llorona”
cada vez que te anuncien que llegó una corona;
pero tampoco vayas a salir de
indiscreta a curiosear el nombre que üene la tarjeta.

No grites, amada, que te lleve conmigo
y que sin mí te quedas
como en “Tomo y obligo”,
ni vayas a ponerte, con la voz desgarrada,
a divulgar detalles de mi vida privada.

Amor, cuando yo muera no hagas lo que hacen todas;
no copies sus estilos, no repitas sus modas:
Que aunque en nieblas de olvido quede mi nombre extinto,
¡sepa al menos el mundo que fui un muerto distinto!

 

Love, When I Die

Love, when I die don’t dress up like a widow,
don’t burst into tears, shaking as if you were sneezing;
don’t suffer «tantrums»
that may alarm the neighborhood,
and don’t prevent them by buying Carmen anti-sadness drops.

Don’t sit next to my mortuary box
using your sisters-in-law
as kneeler;
and when somebody, my love, offers you condolences,
don’t open your arms as if welcoming a kiss!

Pretend, my love, you’re deaf when some guy pontificates,
looking at me, that I haven’t changed a bit.
And act as if you neither hear, nor understand, nor sees
when someone say it isn’t true.

Love, when I die don’t dress up like a widow:
I want to be a corpse
like Neruda’s;
and, therefore, my love, neither mourn nor cry:
that’s for the dead men Julio Flores style!

Don’t you dare, my love, become the great “lamenter”
every time you’re told a wreath arrives;
but don’t go nosing around either,
indiscreetly for the names on the cards.

Don’t scream, my love, begging me to take you
and that, without me, you are
like in “Tomo y obligo,” (1)
nor go around disclosing, with shattered voice,
details about my private life.

Love, when I die don’t do what all widows do;
don’t copy their styles, don’t mimic their fashions:
even if my name is left extinct in clouds of oblivion,
let the world at least know I led a different death!

Credo de Aquiles Nazoa

Creo en Pablo Picasso, todopoderoso, creador del cielo y de la tierra;
creo en Charlie Chaplin, hijo de las violetas y de los ratones,
que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo,
pero que cada día resucita en el corazón de los hombres;
creo en el amor y en el arte como vías hacia el disfrute de la vida perdurable;
creo en los grillos que pueblan la noche de mágicos cristales;
creo en el amolador que vive de fabricar estrellas de oro con su rueda maravillosa,
creo en la cualidad aérea del ser humano,
configurada en el recuerdo de Isadora Duncan abatiéndose
como una purísima paloma herida bajo el cielo del Mediterráneo;
creo en las monedas de chocolate que atesoro secretamente
debajo de la almohada de mi niñez;
creo en la fábula de Orfeo, creo en el sortilegio de la música,
yo que en las horas de mi angustia vi al conjuro de la Pavana de Fauré,
salir liberada y radiante de la dulce Eurídice del infierno de mi alma;
creo en Rainer María Rilke héroe de la lucha del hombre por la belleza,
que sacrificó su vida al acto de cortar una rosa para una mujer;
creo en las flores que brotaron del cadáver adolescente de Ofelia;
creo en el llanto silencioso de Aquiles frente al mar,
creo en un barco esbelto y distantísimo
que salió hace un siglo al encuentro de la aurora;
su capitán Lord Byron, al cinto la espada de los arcángeles, y
junto a sus sienes un resplandor de estrellas;
creo en el perro de Ulises,
en el gato risueño de Alicia en el país de las maravillas,
en el loro de Robinson Crusoe,
creo en los ratoncitos que tiraron del coche de la Cenicienta,
en Beralfiro el caballo de Rolando,
y en las abejas que labraron su colmena dentro del corazón de Martín Tinajero;
creo en la amistad como el invento más bello del hombre;
creo en los poderes creadores del pueblo,
creo en la poesía, y en fin,
creo en mí mismo, puesto que sé que alguien me ama.

Credo of Aquiles Nazoa

I believe in Pablo Picasso, almighty, creator of heaven and earth;
I believe in Charlie Chaplin, son of violets and mice,
he who was crucified, dead and buried by time,
but who every day resurrects in the hearts of men;
I believe in love and art as paths to enjoy everlasting life;
I believe in crickets populating the night with magic crystals;
I believe in the tinker that lives off manufacturing golden stars with his marvelous wheel,
I believe in the aerial quality of human beings,
configured in the memory of Isadora Duncan swooping
like a most pure, wounded dove under the Mediterranean sky;
I believe in chocolate coins that I secretly treasured
under my childhood’s pillow;
I believe in the fable of Orpheus, I believe in the sortilege of music,
I who, in my time of anguish, saw the spell of Fauré’s Pavane,
emerging free and radiant from sweet Eurydice, from my soul’s hell;
I believe in Rainer Maria Rilke, hero of man’s struggle for beauty,
who sacrificed his life in the act of cutting a rose for a woman;
I believe in the flowers that sprouted up from Ophelia’s adolescent corpse;
I believe in Achilles’ silent cry before the sea,
I believe in a lean, distant boat
that departed a century ago in search of dawn;
its captain, Lord Byron, bearing the sword of archangels and
a blaze of stars across his temples;
I believe in Ulysses’s dog,
In the Cheshire Cat in Alice in Wonderland,
in Robinson Crusoe’s parrot;
I believe in the little mice pulling Cinderella’s carriage,
in Beralfiro, Rolando’s horse,
and in the bees carving their hive inside Martin Tinajero’s heart;
I believe in friendship as the most beautiful human invention;
I believe in the creative powers of the people,
I believe in poetry, and, last but not least,
I believe in myself, because I know someone loves me.

[Federico Sucre]

 


(1) Title of famous melodramatic tango sung by Carlos Gardel. (Translator’s note.)

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