El 20 de noviembre de 2014, el entonces Presidente de los Estados Unidos, en el Discurso a la Nación sobre Inmigración expresaba:
“Amareis pues al extranjero porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.”
A.T. Deut 10,19
Y agregaba: (…) A pesar de que somos una nación de inmigrantes, también somos una nación de leyes. Los trabajadores indocumentados incumplieron nuestras leyes de inmigración, creo que deben rendir cuentas (…) Y es por eso que vamos a seguir concentrando los recursos de aplicación del orden público en las amenazas reales a nuestra seguridad. En los delincuentes, no en las familias, en los criminales, no en los niños, en los miembros de pandillas, no en una madre que está trabajando duro para mantener a sus hijos (…)
En abril de 1987, la revista Selecciones del Reader´s Digest, en la página 110 publicó un aparte del libro Operación Moisés: Éxodo de los judíos etíopes. La autora (Claire Safrán) relataba la larga espera del cumplimiento de una profecía:
“Y aquel día el Señor…recobrará al resto de su pueblo…Y habrá un camino para el resto de su pueblo…como hubo un día para Israel el día de su éxodo de Egipto.” Isaías 11:11; 16.
Ese pueblo, los falashas, palabra que significa extranjeros o exiliados, que descienden de judíos llevados a su país por el Rey Menelik, hijo de Salomón y de la Reina de Saba, esperaba el legítimo retorno a Israel.
Menahem Begin (en la década del 70), Shimón Peres, el Presidente Ronald Reagan, el Vicepresidente Bush y Richard Krieger, Coordinador Adjunto para los Asuntos de los Refugiados, concertaron La Operación Moisés, para llevar hasta Jerusalén a ese pueblo olvidado. El 22 de marzo de 1985, el Primer Ministro Shimon Peres, “le dio la bienvenida a los harapientos, deslumbrados, algunos sonrientes y otros llorando, muchos orando en voz alta…,” al último grupo que llegaba al Israel.
¿Pero cómo un pequeño país como Israel, que no cumplía aún 40 años después del holocausto, se disponía a recibir a tal volumen de gentes? En esa ocasión fueron 75000 etíopes, pero ya desde 1948, se dieron distintas aliyas o retornos de judíos que estaban en varias naciones del mundo cuando aún humeaban las chimeneas en Europa: Operación Esdras y Nehemías (1950-1952) 120.000 judíos de Irak; Operación Josué: (1985) 500 judíos etíopes de Sudan; Operación Salomón (1991) 14.325 judíos de Etiopía; Operación Babilonia: (1949 -1952) 120.000 judíos de Irak; Operación alfombra Mágica (1949-1950) 49.000 judíos de Yemen.
Israel creó para tal empresa, El Ministerio de Absorción del Inmigrante, que velaba por todos los aspectos que conforman la integridad humana e ingentes cantidades de recursos físicos, humanos, financieros para acoger dignamente a miles de personas que en esos momentos históricos estaban a millas de distancia, en otros países, en otras culturas, incluso hablando otros idiomas.
La expresión Aquí es mejor surge de una entrevista que el periodista de CNN, Carlos Montero, le realizara el 21 de noviembre de 2014 a una mujer hondureña. Su sonrisa resumía lo que había comprendido de las futuras acciones ejecutivas expresadas por el presidente Obama. Asumo que esa sonrisa hace ya mucho tiempo se diluyó.
Sería adecuado y pertinente revisar ese antecedente israelí, de cómo pudo (y ha podido) acoger a tan gran volumen de extranjeros, teniendo en cuenta su reducido espacio, en consideración de los sufrimientos de quienes habían permanecido más en el exilio que en su propia patria. Probablemente implementar medidas como éstas o similares resulte más barato y en todo caso más digno. Es ésta una cuestión de amor y éste debe manifestarse con medidas que dignifiquen la vida o garanticen la vida misma.
Pero si el poderoso argumento del amor no es posible, si muchos inmigrantes tienen que salir del lugar que consideraban un refugio tras escapar de las difíciles situaciones que viven sus países, entonces hay que buscar otros, donde se les trate con respeto, donde no se les amenace con expulsiones, con dolorosas separaciones, donde no se les persiga por su condición…, donde vivir en ellos, sea mejor.