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Apuntes sobre las hormigas

1. Cuando era niño, las hormigas hacían montículos enormes en el jardín. Me gustaba patearlos y observar, quieto, el desastre antrópico los huevos, larvas y la carroña. Un miniéxodo.

2. Las hormigas, según su taxonomía, están más emparentadas a las avispas. Las que vemos en filas de trabajo son algo así como avispas de tierra, desaladas e infértiles.

3. Uno ve una hormiga caminando en el piso, intacta de evolución, de la misma forma en que lo está la luna (luna negra del suelo). Un artefacto pulcro, eficiente, entero.

4. El dramaturgo Maeterlinck (premio nobel del 1911) concluye que por la falta de cambios en las hormigas a través de las eras geológicas: “se podría argumentar, a pesar de todo, que la evolución es infinitamente más lenta de lo que nos figuramos; tan increíblemente lenta, que cuando llegue será ya tarde, y antes de alcanzar su propósito, admitiendo que alguna cosa pueda tenerlo, la Tierra probablemente habrá desaparecido.” (La vie de fourmis, 1930)

5. También habla de las hormigas como unos monstruos anteriores al a Biblia.

6. Las diferencias enormes entre las reinas y obreras respecto a tamaño, funciones y fisiología se conoce como polimorfismo. Sin embargo, lo más alarmante son las fluctuaciones en la esperanza de vida. Las reinas viven hasta veinte años y las obreras unos dos. Ven morir diez generaciones.

7. Alguna novela de ciencia ficción donde la humanidad se amoldó a la vida de hormiguero. Los obreros viven setenta años, mientras las reinas setecientos. Miden siete metros, son autoritarias, lujuriosas, coléricas y todos las admiran. Los obreros morirían por ella.

8. La hormiga como concepto ideológico.

9. Thoreau las compara a los humanos por bélicas.

10. De nuevo Maeterlink: “únicamente poseen alas las hembras, pero se las arrancan después del vuelo nupcial.” (La vie de fourmis, 1930)

11. La hormiga como concepto trágico.

12. Se registran especies que practican la ganadería con otros insectos. Así que quizá sí: el hormiguero como pequeña humanidad o civilización.

13. Dalí solía representar las hormigas en sus pinturas. En la devastación sexual de El gran masturbador. En uno de los huevos primigenios de Las acomodaciones de los deseos. En el único reloj que no muestra la hora en La persistencia de la memoria. En el chacra raíz de alguien que no está en su Composición surrealista con figuras invisibles. En una mano acompañando a Buñuel en Un perro andaluz.

14. Aplastamos una hormiga con la yema del dedo. Y no la matamos: es eterna por sus millones de hermanas gemelas. La borramos. Habrá otras iguales. Y también un fantasma completamente individual en su túnel.

15. Dalí también daría la siguiente afirmación: “para conocer bien una cosa, es menester comérsela, y estas hormigas se comen el tiempo”.

16. La hormiga como concepto metafísico.

17. Las hormigas apocalípticas en los últimos reglones de Cien años de soledad, devorando carne tanto humana como de cerdo.

18. Maeterlinck concluye: “En tan heroico matriarcado, cada cual cumple con su deber en beneficio de todos, como si todos fuesen el mismo. El centro de gravedad de la conciencia y de la felicidad no es el mismo que entre nosotros. No está en el individuo, sino en cualquier parte donde se mueva una célula del todo, del cual es parte el individuo. De esto resulta un gobierno superior a cuantos puedan realizar los hombres.”

19. Supongo que el placer infantil que sentía al patear los hormigueros tenía que ver con la crueldad natural. Todas las desgracias al alcance de una lupa. Pero si las hormigas tuvieran palabras. Si esas fauces dijeran hogar, angustia, destrucción, nervios.

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