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Andrea Arroyo

Andrea Arroyo: El arte puede cambiar el mundo

NUEVA YORK: Una explosión de azul cobalto, amarillos luminosos, rojos profundos, y verdes de matices diferentes nos recibe al entrar en el apartamento, que también sirve de taller, de la artista Andrea Arroyo. Sumergida entre colores que hablan de su México natío y siluetas de mujeres que tapizan sus paredes, Arroyo es una mujer quien, tras la aparente fragilidad de su físico menudo, esconde una energía y una vitalidad arrolladoras.

Nueva York es su segunda patria. Aquí llegó con su esposo, el reconocido caricaturista Felipe Galindo, en arte Feggo, a principios de los ’80 con la intención de quedarse unos meses. Pero Nueva York sedujo a ambos y ese primer amor sigue intacto aún hoy, después de tantos años.

En ese entonces Andrea era una bailarina de danza contemporánea y su ambición era estudiar con el coreógrafo Merce Cunningham. Lo logró, obtuvo una beca para especializarse en su academia y durante varios años se dedicó a la danza. Hasta que las artes plásticas absorbieran su creatividad, energía, sueños y proyectos de vida.

– Mi transición a las artes plásticas fue casi sorpresiva. Siempre me habían atraído y un día, tras realizar un viaje a Europa, visitar muchos museos allí y estar tan rodeada de arte también en Nueva York, empecé a crear unas pequeñas esculturas sobre la vida de esta ciudad. En la galería Art House me ofrecieron la posibilidad de exhibirlas. Fue muy importante porque la exposición gustó mucho y en ese momento decidí dejar la danza y dedicarme cien por cientos a las artes plásticas. Hoy, después de tantos años sigo trabajando con la misma galería.

De las esculturas pasó a la pintura pero con un denominador común que sigue apareciendo en todos sus trabajos: la figura femenina.

 

¿Por qué? ¿Cuál es el mensaje que quieres transmitir con tu arte?

La decisión, casi la necesidad de trabajar a partir de la figura femenina viene de un hambre de justicia social, y en particular de justicia de género, que me anima desde siempre. A pesar de todas las batallas que se han llevado adelante hasta hoy las problemáticas de género siguen sin solución en muchos países, incluso en los más desarrollados como Estados Unidos y Europa.

 

Andrea Arroyo

 

Arroyo subraya también la importancia que en su arte ha tenido el profundo conocimiento del cuerpo de la mujer adquirido durante los años que dedicó a la danza.

– En esa época vivía rodeada de cuerpos de mujeres, considero fascinante la figura femenina así que en mi arte utilizo esos conocimientos para enviar un mensaje social, crítico, para recordar que la justicia de género es una meta que todavía no alcanzamos.

 

¿Podríamos decir que el tuyo es un arte político y feminista?

Si y no. Sin nunca dejar de lado la búsqueda estética creo que, si bien podríamos hablar de arte político, para mi lo más importante es la celebración. En cada exposición deseo celebrar la historia de las mujeres, sus luchas, lo que han logrado y al mismo tiempo lo que hay que seguir perfeccionando. El cuerpo femenino asume otra dimensión, mi empeño es evitar que sea considerado solamente en función del disfrute masculino.

Tras una pausa Arroyo continúa.

Es necesario subrayar todo el tiempo el valor de las mujeres. El feminismo es una lucha necesaria. Hay quien habla de post feminismo, post racismo. Yo creo que todavía no hemos llegado a esas etapas, ojalá un día podamos hacerlo.

El taller en el cual Arroyo trabaja tiene amplios ventanales que lo inundan de luz. Mira a su alrededor y sigue:

Cuando estoy aquí dejo que fluya la expresión artística personal pero sin nunca olvidar los temas que más me preocupan y apasionan.

 

Andrea Arroyo

 

Caballete y planos de trabajo están inundados de pinturas y dibujos realizados en papel o en telas artesanales. El color, brillante, imponente, caracteriza la mayoría de sus pinturas pero también hay figuras en blanco y negro que fluyen en el espacio, en algunos casos salen del dibujo mismo buscando la tridimensionalidad de las esculturas. El arte de Arroyo es varia, así como son varios los lugares donde expone, desde parques hasta museos. La integración con el espacio es un punto firme en su concepto artístico. Ama llevar las mismas obras que presenta en galerías y museos, en espacios abiertos, allí donde pueden verlas muchas personas que generalmente no pisan ni museos ni galerías y sin embargo están hambrientas de arte y de cultura. Y, cuando cuelga sus figuras entre las ramas de un árbol habla de “una colaboración involuntaria entre ella y el árbol”.

 

Al ver tus obras muchas veces sentimos que allí están todos los colores de tu tierra natal, pero en otras deslumbramos el silencio y la severidad del blanco y negro.

Me gusta mucho la idea del contraste y mis colores cada año se tornan más brillantes. Esa calidez me llena muchísimo. Sin embargo en los últimos tiempos también he estado trabajando en blanco y negro y me gusta, me permite destilar hacia la pureza de la línea. Empecé con mi proyecto Flor de Tierra que es un homenaje a las mujeres de Ciudad Juárez.

Al hablar de este proyecto Arroyo recuerda sus primeros momentos en esta nueva casa ubicada en Harlem.

Me gusta mucho trotar así que cuando llegué aquí busqué espacios verdes en los cuales poder correr. Justo en esos días habían asesinado a una joven mientras trotaba. Esa muerte tuvo una repercusión profunda en el barrio entero, todos se pusieron en alarma y la policía encontró inmediatamente al culpable. Pensé entonces en las miles de mujeres que son asesinadas y desaparecidas en México. Pasa todos los días pero nadie se inmuta, no hay ninguna alarma, es parte de la normalización de la violencia. Sentí una gran angustia y pensé que había que hacer algo. Hice una investigación sobre las mujeres que eran asesinadas en Ciudad Juárez y decidí hacer 400 dibujos en honor a las 400 víctimas que aparecían en las cifras oficiales. Al comenzar entendí que no podía usar los colores para dibujar tanta tragedia así que decidí imitar el trazo con tiza que la policía hace para definir la posición de un cadáver en la escena de un crimen. Quería cohesionar y sintetizar al máximo, los conceptos de luz, vida, oscuridad y luto. Tras esa exposición seguí trabajando en blanco y negro en otros proyectos que también tienen la idea de celebración pero con un fondo más claramente político. Por ejemplo las mujeres de Harlem, las nativas americanas, las mujeres de la colonia, las esclavas y todas las que somos parte de la nueva emigración.

Andrea Arroyo

En algunas de las obras de Arroyo el blanco y negro se transforma en una trasparencia que se mezcla con los colores de la naturaleza. Es como si el entorno le regalara los colores que la artista ha evitado voluntariamente. Y con ese contraste pareciera tomar aún más fuerza el mensaje que encierra cada una de sus series.

 

El arte es tu arma de batalla, es la forma que utilizas para expresar tus sentimientos, es la voz que recoge el eco de otras voces. ¿Crees de verdad que el arte puede influenciar a otras personas y crear una consciencia social?

La respuesta de Arroyo no se hace esperar. Decidida, sin dejar ningún espacio a la duda contesta:

Creo que el arte puede cambiar el mundo. Es posible que te suene un poco naive pero estoy convencida de ello porque he podido comprobar en distintas ocasiones el poder de transformación que tiene el arte sobre las personas. Por otro lado creo que todos tenemos que asumir nuestra parte de responsabilidad y utilizar las herramientas de las que disponemos para llevar adelante las luchas en las cuales creemos. Algunas de los personas que asistieron a la exposición que dediqué a las mujeres de Ciudad Juárez no conocían ni remotamente su historia. Estamos hablando de miles de mujeres asesinadas y desaparecidas y no sabían nada. Yo vi como se conmovían mientras miraban los dibujos, en algunos casos hasta las lágrimas. Si bien eso no cambia el mundo yo sé que en ese momento estás tocando un corazón, una mente y algo se transforma. Igual me ha pasado con otros proyectos como el que dediqué a todos los desaparecidos a raíz de la tragedia de los normalistas de Ayotzinapa. El arte te permite superar las barreras que las personas ponen cuando les hablamos de algunos problemas que aquejan a otros pueblos, otros países. Estamos tan bombardeados por informaciones de ese tipo que automáticamente surge el filtro de la indiferencia. El arte crea fisuras en esas paredes y establece una conexión de humanidad a humanidad mostrándonos también nuestra parte de responsabilidad. Por ejemplo los feminicidios en Ciudad Juárez tienen mucho que ver con las maquiladoras que surgieron en la frontera mexicana, allí donde mujeres mal pagadas, maltratadas, obligadas a trabajos de esclavas, preparan las colecciones de firmas internacionalmente famosas para el mundo del fashion. Lo mismo pasa en otros países pobres utilizados para la mano de obra barata. Son situaciones que todos debemos enfrentar con sentido de responsabilidad y con la consciencia de poder hacer algo.

 

Algunos de los trabajos más recientes de Arroyo nos hacen pensar en la meticulosidad de los bordados. En algunas instalaciones las figuras, cortadas en papel, parecen querer salirse, escapar. Danzan con el viento que las vuelve etéreas y delicadas. Dispuestas en paneles en los cuales el papel se alterna con capas de material trasparente, crean recorridos que nos atrapan con su luz y susurros. Son una síntesis entre el dibujo, la pintura y la escultura.

– Reflejan el trabajo manual, táctil y delicado de las mujeres, oficios artesanales que muchas veces son invisibles y poco apreciados y sin embargo requieren horas y horas de una laboriosidad paciente y constante. Por ejemplo las indígenas emplean tres, cuatro y hasta cinco meses de trabajo para realizar unas telas que se venden cuando mucho a trecientos dólares, nada si lo comparamos con lo que cuesta cualquier prenda firmada. Sin contar lo que llaman apropiación cultural, que en la práctica es el robo de la creatividad indígena. Algunas grandes cadenas se apropian de su estética y luego mandan a realizar copias en China donde las bordan con máquina. Es una explotación brutal.

 

En los últimos tiempos Andrea Arroyo se ha dedicado también a la curaduría, logrando reunir trabajos de artistas de todo el mundo alrededor de temáticas socialmente relevantes.

– Empecé hace 5 años con una colectiva que se llamó AriZona Arts Responds to the Immigration Issues. La idea surgió cuando pasó la ley que ha causado un grandísimo número de deportaciones de inmigrantes en Arizona. La siguiente fue Tributo a los desaparecidos y en ella participaron 350 artistas internacionales. Fue un tributo emotivo y valioso que llegó de todas partes del mundo. En ambos casos me di cuenta del alcance increíble del arte.

 

Andrea Arroyo

 

El próximo jueves Arroyo inaugura otra colectiva con el título Unnatural Election. La inspiración surgió a partir del resultado electoral de las últimas elecciones en Estados Unidos. Unnatural Election reúne 200 imágenes de más de 170 artistas internacionales quienes respondieron de inmediato a su llamado. La obra con la cual ella misma participa se llama Stronger Together y representa la génesis del proyecto.

– Estar al servicio de una causa, un concepto, promocionar el arte de otros, es un ejercicio muy bueno, tengo que despegarme de mi ego y me nutro de la energía bellísima que me regalan los artistas.

Unnatural Election será inaugurada en NYU’s Kimmel Galleries. Una vez más Arroyo ha logrado crear un puente de belleza y creatividad sin fronteras transformando en belleza la tristeza y preocupación por una elección que llena de incertidumbre y sombras el futuro de todos.

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