El oro, las riquezas, el sol.
En este punto no vale la pena hablar de eso, porque este color es el más falso de nuestra bandera. Somos el país más miserable de América Latina. Un país caliente, a punto de quemarse.
El azul (dicen que) es por el cielo y el mar. Accidentes que nada tienen que ver con un pueblo. Ambiguo, justificado por necesidad de darle sentido a los colores de una bandera que para muchos se relaciona con la nostalgia, pero que para otros se ha vuelto el único escudo de pelea. O la única excusa para justificar el miedo. O, en casos menos felices, la única opción.
El rojo de la bandera venezolana se supone que representa la sangre derramada por los patriotas que lucharon por liberar a nuestra nación del imperio español. Pero siempre luchamos contra nosotros mismos porque no existe mayor opresión que nuestra limitada alma egoísta. Nuestra propia sangre revuelta en una historia llena de poses.
Quizás sea el momento de hacer valer la sangre, y que, de una vez por todas, logremos liberarnos de nosotros mismos. Hay que darle sentido a una bandera construida desde la mentira. No demoler y rehacer, sino llenar el molde en el que hemos vivido durante años.
Amarillo: Debajo de los pies de @alevalen7 el Avila. Y en el fondo el 23, testimonio también de lo peligroso que es el olvido.
Azul: En el fondo está el Parque Central, que como toda Venezuela, es un proyecto inconcluso. Testimonio del futuro que aspirábamos pero por el cual nunca estuvimos dispuestos a trabajar.
Sigue siendo @alevalen7 la muchacha y sigue siendo @juanmattey el fotógrafo.
Caracas nadie sabe de quién es.
Rojo: El edificio se llama Parque Cristal. El malandro Ismael (para los que no conozcan a la corte malandra venezolana, está bien interesante), la muchacha @alevalen7 y la foto de la muchacha de @insitu100