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Oficio que no da de comer a su dueño vale dos habas

No voy a hablar del libro de Don Quijote solo para tomar la referencia de los trabajos mal pagados. El primero de mayo celebramos el Día Internacional del Trabajo. Cada año los trabajadores salen en grupo a las calles, llaman la atención con las pancartas con sus peticiones, conmemoran el movimiento obrero y la fuerza laboral.

Hace más de cien años la explotación laboral de los trabajadores era extenuante, laboraban de 12 a 18 horas, so pena de una multa de 25 dólares. El movimiento inició en 1886 en Chicago, los trabajadores se unieron en una huelga y se enfrentaron a la policía. La lucha fue sangrienta.

En represalia cinco trabajadores fueron condenados a la horca. Se conocen como “los mártires de Chicago”. La lucha continuó hasta que consiguieron jornada laboral de 8 horas. Poco a poco los trabajadores fueron consiguiendo los derechos que la mayoría conoce: seguridad social, seguro contra accidentes y enfermedades, invalidez y vejez. Igualdad salarial entre hombres y mujeres, disfrute de vacaciones, pago de días festivos, reparto de utilidades, derecho de huelga y de pertenecer a un sindicato.

La industria del cine tiene varias películas relacionadas con los derechos laborales: Tiempos modernos, dirigida por Charles Chaplin; Arcadia de Costa Gravas; El diablo se viste de Prada; Amor sin escalas, de Jason Reitman; Inside Job, sobre la crisis del 2008 a raíz de la cual muchas personas se quedaron sin trabajo y perdieron sus bienes raíces. Y también Pago justo, dirigida por Nigel Cole que narra la historia de 200 costureras de la planta Ford en Londres quienes, en 1968, organizaron una huelga para que se reconociera la igualdad de salarios con respecto a los hombres.

Pero que paradoja, uno de los problemas actuales es la adicción al trabajo. Numerosos, hombres y mujeres trabajan en exceso. Cuando entran en crisis y acuden a terapia les hago una pregunta que a simple vista parece ingenua “¿Por qué trabajas?”. Un arquitecto de 68 años, saturado de estrés y sufriendo “Burnout” (el síndrome del quemado por exceso de trabajo) me respondió “La verdad no sé. Será para mis hijos. Nunca me había hecho esa pregunta”. Sus hijos casados, son unos profesionistas competitivos como él. No se daba cuenta de que el exceso de trabajo está mermando su salud, incluso la mental.

Estas personas son adictas al trabajo, los denominan Workaholic. Entre las causas que los mueve están: ambición excesiva por el dinero y el poder, incapacidad para delegar tareas, incapacidad en poner límites a las demandas del jefe o a las exigencias de la familia.

La personalidad tipo A: elevada ambición, narcisismo, inseguridad escondida, competitividad. En cuanto al perfil psicosocial los adictos al trabajo presentan ciertos síntomas. Negación de la situación, falta de comunicación con su familia, crisis familiares o de pareja, prefieren estar fuera de casa, necesidad de control, realizan tareas innecesarias, tienen bajo rendimiento laboral y gran compromiso con la organización.

Los japoneses se caracterizan por trabajar de manera excesiva, de hecho, por su cultura laboral se investigó el síndrome de Karoshi (muerte por exceso de trabajo) y se observaron los estragos del fenómeno. Los empleados caían muertos en la oficina o se suicidaban a causa de la gran presión laboral.

En México los trabajadores se quejan de las empresas trasnacionales de tecnología, ya que es mucha la presión laboral, no le remuneran extra los proyectos o los viajes de trabajo al extranjero. Trabajar en exceso es bien visto, disfrutar la vida es criticado.

La Organización Internacional del Trabajo advierte que el exceso de trabajo aumenta las muertes por enfermedades como accidentes cerebrovasculares, y esto incluye el trabajo en línea. El estrés laboral provoca 745000 muertes por cardiopatía isquémica y accidentes cerebrovasculares. Trabajar 55 horas más a la semana es el causante de enfermedades o muerte súbita, las consecuencias pueden aparecer décadas después. En el Índice de balance: vida-trabajo de la OCDE, entre los países donde laboran más horas se encuentran: Turquía, México, Colombia y Corea del Sur, en el sexto lugar Japón; parece que ya tomaron cartas en el asunto. La pandemia ha empeorado las condiciones laborales de salud y bienestar de muchas personas.

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