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Venezuela bien vale la pena

 

Banderas versus balas

Venezuela cumplió más de un mes de lucha en las calles. Han sido días muy duros para la mayoría de los venezolanos que con determinación y valentía han manifestado pacíficamente por la necesidad urgente de un cambio de gobierno.

Rabia, tristeza, impotencia, dolor, frustración. Los venezolanos que apostamos por el progreso y la paz, experimentamos un mar de sentimientos que difícilmente se puedan explicar con palabras.

La dimensión de lo que sucede en el país va más allá de una imagen, de un video, de un escrito. Sobrepasa el propio entendimiento de los ciudadanos porque nada justifica la represión y el odio que ha brotado de las filas de una Guardia Nacional que ha mostrado su peor cara: la de la cobardía y la violencia.

La estampa de las bombas lacrimógenas y balas atacando a venezolanos cubiertos con el manto de sus banderas, implorando libertad, ha destapado la dictadura.

¿Cómo se puede entender que los que deben garantizar la paz y la seguridad de un pueblo levanten sus armas para acabar con la vida de jóvenes estudiantes que lo único que piden es esperanza y futuro?

¿Cómo puede haber alguien que defienda lo indefendible, que busque voltear la cara de la moneda, que por un lado pregone el bienestar y por el otro se ensañe con quien se le ocurra disentir ante tanta injusticia?

No existe justificación ni verdad en la violencia. Venezuela toda busca paz. También esa parte de los venezolanos que aún sumidos (consciente o inconscientemente) en el dolor y la miseria apoyan al gobierno, porque nadie está exento del desastre de la escasez y la inseguridad, ni chavistas, ni opositores, ni indiferentes. Aquí el problema ya no es una ideología, la realidad es que todos hemos perdido al país productivo y libre en el que se soñaba, se trabajaba y se forjaba un porvenir.

 

Venezuela en resistencia

Los venezolanos llevan tiempo hablando en las calles, desde el mismo instante en que fueron condenados a la humillación de hacer cola en cada esquina con la esperanza de conseguir alimentos y medicinas. Desde el momento en que se les arrebató la tranquilidad, al sentirse acorralados por el crimen de la delincuencia; desde que su trabajo y esfuerzo se ha visto aniquilado por una asfixiante inflación. Desde que este gobierno llegó y decidió perpetuarse en el poder, tratando de ignorar el descontento popular que hoy alcanza una cifra de más del 80 por ciento.

Las protestas no son una novedad en Venezuela, pero esta vez pareciera ser el punto de inflexión.  La voz de los venezolanos en el exterior se está haciendo escuchar; la situación de Venezuela ya no es ajena para nadie, gracias a la influencia de las redes sociales que han derrumbado las murallas del silencio del que han sido cómplices y partícipes las televisoras nacionales.

Las imágenes y videos de las distintas expresiones de protesta en todo el país le han dado la vuelta al mundo. El trabajo mancomunado entre el ciudadano común y los medios digitales ha logrado registrar y difundir cada acontecimiento de este triste episodio en la historia de Venezuela.

 

Jóvenes de luz

Sin duda, la juventud venezolana  ha jugado un papel protagónico en esta lucha. No debemos olvidar el coraje y la valentía de nuestros hermanos caídos a lo largo de estos años en los que ha reinado la impunidad.  Su misión era tan sólo labrar un camino de luz ante tanta desesperanza y a cambio recibieron balas.

¡Basta ya! ¡Ni uno más!

Los niños y jóvenes deben ser motivo, fuerza e inspiración para no desistir, para mantener firme el deseo inquebrantable de romper las cadenas de la opresión. Cada venezolano, dentro y fuera de sus fronteras, debe hacerse partícipe de estos momentos en los que la voluntad de cambio de la inmensa mayoría grita más fuerte que la consigna devaluada de quienes pretenden continuar por el sendero de un sistema fracasado.

Elevemos el tricolor y condenemos el espiral de violencia que ha enlutado nuestra nación. Permanecer callados no es opción, hagamos que retumbe el clamor de un pueblo que decidió no dar marcha atrás hasta lograr reconquistar el camino de la democracia.

Venezuela bien vale la pena

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