La despedida de Rainer Werner Fassbinder como actor, antes de suicidarse.
Daba pena verlo, verlo otra vez haciendo de las suyas como actor, el actor y director gay por excelencia, lo dirá y lo seguirá diciendo la crítica. Kamikaze 89, de su amigo Wolf Gremm, su segunda colaboración. El actor marica como el mismo se bautizó a los 17 años, Fassbinder se retorcía frente a la cámara (de sus entrevistas), su narcisismo no tiene límites, dirá la prensa, hasta yo sufrí por defenderlo de sus declaraciones estéticas en francés con su Despair con Dick Bogarde, de un Artaud depurado, en Cartagena 79 y nos miraba con amor, o es solo, el vagabundo, que se había iniciado en el Antiteater. En Kamikaze 89 actúa junto a su último gran amor, Gunter Kaufmann. Se veían felices debutando casi para Hollywood.
Su vida siempre corrió peligro, desde que su padre, un médico, lo abandonó junto a su madre en la niñez, de ahí que siempre odió a los médicos, y nunca quiso conocerlos, la cocaína era la cura de sus dolores. Alemania en otoño, 1977. Los nuevos padres nazistas de la posguerra. Pasó de un cine neoburgués universitario, al melodrama, y al final la historia, su ajuste de cuentas.
Pero lo más humorístico es cuando el detective, el tigraso ese en un cuerpo de leona, juega con las pistolas, los asaltos, con su aparente virtualidad, de lo más puro de su teatro, siempre llevaba al cine sus proyectos, cuantas veces le amanecía un guión debajo de la almohada, y pensaba, hago 25 películas en 10 años, 20 días para cada filme. 20 días sin dormir, tampoco dejaba dormir a los otros, casi siempre a las mujeres. No era Hitler, pero podía imitarlo con displacer, siendo de segunda importancia. Alguna vez todo su equipo de filmación pensaron en Kafka, en el rescatador de judíos de la calle, en Berlín Alexander Platz de la obra de Alfred Döblin, 14 horas de cine para la televisión alemana. 14 años fue su carrera de autor, más fracasado que su Lola, y su fallida Lili Marlenn.
Fassbinder corona con este tráiler su casi obesa transexualidad, su despedida del cuerpo hacia lo otro que llamaba, mientras llorábamos su muerte en los ochenta, en Querelle, su último filme, uno de sus grandes doctorados, cuando estaba acabado. Vio su vida y su muerte en este guión sobre Jean Genet. Si, en realidad Kamikaze 89 fue otra despedida, dentro de su cuero maltratado, pero, si fue el último gran fumador de Gauloises y Marlboros las casi 24 horas, acusaba su conciencia acaso el suicidio de su examante, Army Meier, con el que pasó sus mejores tres años de su vida, la enfermedad de los sentimientos. El ateísmo en una cápsula espacial.
XIV
La lola de Fassbinder
Ella, si pudiera recordar desde el comienzo
Bajando la telita de seda
Entra tranquilamente a la inseguridad y empieza a cantar.
¡Qué logro! Traer a esta prueba poética
Unos ojos nórdicos, lejanos
Ojos de una especie de tigre,
Domado.
La misma tragedia de la duda
Todos estos días insuficientes para un devorado
Cáncer de ansiedad y dinero de Münich.
Sin cerveza, la estrella había partido
Intentando llamar a lo desconocido*
*Del libro 21 poemas, Gajaka, N.Y., 1983.
Rainer Werner Fassbinder, mayo 31 de 1945. Junio 10 de 1982. En su tumba hay una foto descolorida de él en El vagabundo, 1966.
Se le veía a veces como un ser que podía posar como el hombre Marlboro, y otras como un gordito sentado y feliz cantando con Jeanne Moreau en Querelle. O bailando a los Rolling Stones con Hanna Schygulla, o tocándose el pipi en un plano entero. Remasterizada como la mayoría de los filmes de R.W.F. De Wolf Gremm sabemos que hizo casi toda la documentación de Fassbinder que se encuentra en You Tube, y que falleció en el 2015. Recibió muy temprano en su vida el premio de las artes.
A Loli Cienfuegos