Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

Mónica Hurtado: una mujer guerrera

La entrevista con Mónica Hurtado me dejó muy conmovida. Es una mujer guerrera, sus ganas de vivir y la compañía de su madre fue lo que le dio la fuerza para no rendirse en el largo proceso de la recuperación.

Su calvario inició a finales de abril de 2012. A los pocos días de que le aplicaran la vacuna de la Influenza, durante la primera semana de mayo, fue diagnosticada con Influenza. Los síntomas eran confusos: mucho dolor generalizado, enrojecimiento, inflamación en las piernas. El dolor no le permitía estar sentada y cualquier posición le resultaba bastante incómoda. Hasta que ya no pudo caminar. Le realizaron una biopsia y la conclusión fue que el músculo estaba trabajando en exceso. Siguieron con estudios clínicos para descartar otras infecciones. La parálisis se fue hasta la cabeza. Desde ese momento iniciaron los tratamientos: el primero de inmunoglobulina, corticosteroides en altas dosis, además de dosis semanales de metrotexato. En el primer periodo ingresó 8 veces al hospital con un diagnostico indefinido.

Los médicos decían que era una reacción alérgica a la vacuna, pero no querían tomar la responsabilidad de dar el diagnóstico. Al principio estuvo internada en el Centro médico del Seguro Social, dice con dolor: “ni siquiera me hicieron expediente, los médicos me diagnosticaban como histriónica”. Afortunadamente por su trabajo tenía seguro de gastos médicos y recurrió a la medicina privada. Hasta que los infectólogos y los epidemiólogos sí se atrevieron a diagnosticar que los síntomas eran efecto de la reacción alérgica a la vacuna, tal como un shock anafiláctico. Le diagnosticaron una enfermedad autoinmune, la “polimiosistis” que produce una inflamación generalizada en los músculos. Como en otras enfermedades autoinmunes los anticuerpos atacan al músculo como si fuera algún organismo extraño

Dejó de caminar, dos años, la movilidad de las piernas era muy limitada pero, por lo menos en los brazos, no estuvo tan disminuida. Tenía hipersensibilidad en todo su cuerpo, no toleraba que la tocaran.

Aun cuando recuerda esos momentos difíciles no pierde el humor: “ha sido una larga historia con muchos síntomas que pasaban en mi cuerpo como huecos, bolas, en el musculo. Movimientos involuntarios, parálisis facial y corporal y 55 kg de peso extra, que fui perdiendo”.

Se ponía metas: “en 15 días estaré bien”, luego, al cumplirse el plazo seguía con la esperanza, otras dos semanas. Al año y medio entró en una depresión muy fuerte, si bien dice que nunca pasó por su mente la idea del suicidio. Tenía que tomar 36 pastillas diarias, además, durante 3 años le aplicaron quimioterapia.

Me conmoví al escucharla, ¡qué manera de no rendirse!. No fue todo, estuvo a punto de utilizar marcapasos, generó hipertensión y bradicardia. El 27 de mayo cumple 8 años de lucha por vivir. Ha sido una paciente rebelde, a pesar de los pronósticos de quien aseguraba que no volvería a caminar y que no viviría ni un año. Lo logró. Comenta que al estar en los consultorios médicos se enteró que había otras personas que también sufrieron reacciones alérgicas a la vacuna. Algunas fallecieron y otras quedaron en peores condiciones que ella.

Mónica Hurtado estudió Administración de empresas en la UNIVA, y laboraba como asesor al cliente en el aeropuerto. Siempre fue amante del deporte, jugaba futbol americano, basket ball, su suegro Wolfer, quien fue su entrenador, es muy reconocido en el medio. Su esposo siguió con la tradición, es entrenador de Tocho o futbol bandera, entrena en escuelas y da clases en unidades deportivas. Mónica también es entrenadora. Le dijeron los médicos que gracias al deporte que practicó sus músculos resistieron a la enfermedad autoinmune. Mónica nació dos veces: la primera la parió su madre, la segunda ella misma con su fuerza vital.

Hey you,
¿nos brindas un café?