Cada 1 de enero recuerdo aquel libro que mi primo Luisito me regaló una navidad, cuando era niño. Aquel libro de tapa dura, era de color amarillo y tenía 365 cuartillas que abordaban temas de historia, arte, ciencias, matemáticas y literatura. La idea era que cada día del año, yo leyera una de esas páginas, para ellos debía iniciar justamente el 1 de enero.
Este 2016 es un año de cambios para mi país Venezuela, y justamente tenemos 365 para aprender, pero esta vez no será leyendo aquel libro infantil, sino viviendo cada día, y afrontando todas las pruebas que están por venir.
En la historia nos encontramos con situaciones muy similares a lo que podría ocurrir en mi país. Pienso que estamos a las puertas de una crisis política y económica nunca antes vista en nuestra nación. Pero ¿Qué podemos hacer? Y además ¿Qué podemos aprender?
Cada Venezolano dentro y fuera del país debe pensar en la nación, en el otro, aunque pensemos distinto. En cada uno de nosotros está la solución; cada quien desde nuestro nicho debemos trabajar porque las cosas mejoren, y lo debemos hacer desde lo más simple: Siendo ciudadanos.
Las crisis políticas y económicas pasan tarde o temprano, pero las crisis humanas dejan hondas heridas en el alma de un país. Pongámonos pues el mono de trabajo, aprendamos en cada uno de los días por venir y pónganse este propósito de año nuevo:
¡Que nadie nos quite las ganas de reír!
Feliz año