Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

2014: Un Año de Protesta

El año 2014 se caracterizó por la agudización de muchos problemas en diversas regiones del mundo. En Irak y Siria, la propagación y continuidad de los conflictos armados provocaron que más de un millón de personas se convirtieran en refugiados y que casi la mitad del territorio de Irak cayera en manos del Estado Islámico. En junio, el conflicto entre Israel y Palestina empeoró a raíz del secuestro de tres jóvenes israelíes, culminando en la muerte de más de 1,300 palestinos y 60 israelíes, así como la destrucción de gran parte de la infraestructura en la Franja de Gaza. En Ucrania, un conflicto interno se propagó hasta crear un conflicto regional que continúa estando en una situación bastante frágil. En la República Centroafricana, la violencia entre cristianos y musulmanes provocó masacres así como más de dos millones de personas en espera de asistencia humanitaria. La crisis del Ébola dejó un saldo de más de 6,000 muertos en el norte de África, así como una gran cuenta pendiente por parte de los Estados y las organizaciones internacionales para combatir el problema.

Ha sido un año complejo, quizá uno de los más complejos en la historia contemporánea. Un año de pocos respiros, pero también de cambios en los paradigmas sociales internacionales. El año 2014 fue un año de demanda de movilización para pedir que el Estado ausente y deficiente, sea capaz de responder a momentos críticos en cuestiones sociales, culturales, ambientales, étnico-religiosas, económicas o políticas. Estos intereses dieron como resultado que millones de personas salieran a las calles para demandar una sociedad distinta. Alrededor del planeta las voces de millones demandaron gobiernos abiertos, eficaces, responsables, transparentes y capaces de involucrar los intereses y necesidades de la colectividad en las decisiones políticas. 

Una de las más memorables demostraciones de inconformidad, tuvo lugar en América Latina a inicios de año cuando miles de venezolanos salieron a las calles a protestar en contra de la crisis económica, la escasez, la inseguridad y la corrupción vivida en el país, así como la ineficiencia y represión del aparato gubernamental liderado por Nicolás Maduro. Al mismo tiempo y hasta mediados de año, el sentir contra la corrupción y el exorbitante gasto público derrochado por el gobierno de Brasil y la FIFA para la Copa del Mundo, llevaron a que miles de ciudadanos demandaran mejores servicios de salud y lucha integral contra la pobreza y la desigualdad, así como justicia para aquellos que fueron desplazados de sus hogares. También a inicios de año, ciudadanos rusos y aliados en otros países, protestaron contra las leyes impuestas y discriminatorias contra la comunidad LGBTIQ en el marco de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi.

Turquía vivió un tenso inicio de año al registrar protestas y enfrentamientos contra una iniciativa de ley que impondría más controles sobre el Internet y que permitiría una mayor vigilancia de los usuarios. El mundo quedó impactado tras observar las imágenes provenientes de Hong Kong, donde más de 100,000 estudiantes se aglutinaban para demandar la retracción de la reforma electoral del Congreso Nacional del Pueblo y de la autonomía de Hong Kong de los intereses del gobierno chino. Más de 470 jóvenes resultaron lesionados y casi 960 fueron arrestados. En Bosnia y Herzegovina, los enfrentamientos y las demostraciones para derrocar al gobierno se tornaron violentos como resultado del desempleo, la pobreza, la privatización de los servicios, la corrupción y la represión.

Octubre fue testigo de protestas en los Estados Unidos tras la muerte de Michael Brown en Ferguson, Missouri. Cientos se aglutinaron para demandar el alto a la represión racial de la policía a ciudadanos afroamericanos, así como cargos criminales contra Darren Wilson, policía que disparó a Michael Brown. El Euromaidán, mejor conocido como el movimiento de protestas y movilizaciones que derrocaron al presidente elector Víktor Yanukóvich en Ucrania y que llevaron a las tensiones separatistas en el sudeste y la adhesión de Crimea y Sebastopol por parte de la Federación Rusa, dejaron casi 100 muertos y más de 1500 heridos.

Las demostraciones continuaron a lo largo del año, el 21 de septiembre, la ciudad de Nueva York fue testigo de una movilización de casi 400,000 personas solicitando medidas y acciones concretas para salvaguardar el medio ambiente. Esta movilización contó con la participación de prominentes figuras políticas de gobierno, sociedad civil, academia y sector privado y se realizó en el marco de la Cumbre de Cambio Climático de las Naciones Unidas. 

Una de las movilizaciones más difíciles y que continuará presente en el corazón de muchos ciudadanos, es la crisis detrás de la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, México. Por varios meses, miles de mexicanos han salido a las calles paraa exigir la aparición con vida de los estudiantes quienes durante la noche del 26 de septiembre fueron interceptados por un grupo de policías municipales quienes adicionalmente asesinaron a siete personas e hirieron a 27, así como la renuncia del poder ejecutivo. 

Muchas otras regiones fueron testigo de protestas, movilizaciones y muestras de inconformidad, tales como Bulgaria, Tailandia, Burkina Faso, Rumania, Albania y Jordania. Curiosamente muchos de los movimientos han sido liderados por jóvenes menores de 35 años, en su mayoría estudiantes. Sin embargo, a pesar de las muchas muestras de inconformidad alrededor del mundo, los movimientos en su mayoría han sido aislados y sin una agenda política concreta de seguimiento, así como una organización capaz de no debilitarse a pesar de la desaparición del furor colectivo.

Rick Hampson, reportero de USA Today al concordar con este último punto con algunos académicos de la Universidad de Texas como Jeremi Suri, agrega que las protestas fueron fragmentadas. No hubo unidad como en 1989, donde se construía una agenda común. El mismo agrega que con facilidad las masas van a la calle, pero que con mucha dificultad se quedan en los procesos de seguimiento, de cambios en la legislación, de consulta y debate. Los autores ven una gran falta de compromiso en este aspecto y, a pesar de reconocer lo valiosas que pueden ser las movilizaciones para transformar los paradigmas políticos, reconocen que se  requiere más compromiso ciudadano. 

A diferencia de estos autores con los que coincido parcialmente, puedo vislumbrar que existe una agenda común de cambio, de gobiernos capaces de responder a las demandas ciudadanas y de ser responsables con el cargo que ocupan. Vislumbro a su vez que existe un hartazgo generalizado por la ineficiencia, el estancamiento, la represión y la violencia. De continente a continente esta demostración es cada vez más evidente y agudizada con el uso de la tecnología accesible a todos. 

El reto que nos deja 2014 y los difíciles años que lo precedieron es la responsabilidad ciudadana de reconstruir después de la movilización, de ser capaces de comprometernos a lo largo de todo el proceso y de buscar un cambio de raíz para la construcción de sociedades más justas, más sostenibles y capaces de afrontar retos democrática y colectivamente.

Hey you,
¿nos brindas un café?