La acción del vuelo no discrimina accidente o intención.
No existe asidero que valga, pero el placebo de las pequeñas cosas está libre de culpa y no deja resaca.
Media vida en Revolución, soy la generación del éxodo, la guachafita, la mamarrachada intelectual, la pendejada roja, el hombre orquesta y los ruidos de sable.
Media vida en Disidencia, soy la Av. Bolívar en llamas y el nudo en la garganta.
En Miraflores, ha vuelto a amanecer una gallina con el cuello roto y un Rolex en la boca.
En el sótano, 24.980 ataúdes marca Venezuela.
Al segundo 1 después de las 12 campanadas, el pensamiento de estar vivo un año más enmudecerá los cohetes, los abrazos, y el sonido de las copas en el aire.
Esa fría realización de haber sobrevivido tiene tantos niveles de lectura como habitantes hay en la patria nueva (bridge) cohetes, abrazos, copas, muchas pero muchas copas, por favor.
El primer sol del año, el sueño de un toddy caliente, la vida sigue
and so should you.