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11 de septiembre de 2001

8:25 am: American Airlines, el vuelo 11 de  ha sido secuestrado y los informes indican que el transpondedor del avión ha sido apagado, por lo que es imposible rastrearlo.

8:46 am: Incertidumbre, un avión se ha estrellado contra la torre norte del World Trade Center.

8:50 am: El evento está siendo televisado en todo el mundo y se empiezan a crear hipótesis. American Airlines, vuelo 11 sigue sin poder ser rastreado.

09 a.m.: United Airlines, el vuelo 175, presuntamente secuestrado, está descendiendo muy rápidamente.

9:03 am: United Airlines, vuelo 175 golpea la torre sur del World Trade Center. No hay duda… Estados Unidos está bajo ataque terrorista.

9:04 am: La historia ha sido escrita.

El ataque terrorista de Al Qaeda el 11 de Septiembre es uno de los eventos más importantes de la historia contemporánea y un punto fundamental en la política exterior de Estados Unidos. Después de este suceso, la forma en la que Estados Unidos interactuaba con el resto del mundo tuvo que ser (para bien o para mal) revisada y reformulada.

La amenaza sin precedentes que actores desligados de los estados habían logrado con la ayuda de la tecnología, hizo que EEUU decidiera, por razones de seguridad, incrementar su presupuesto militar a un punto que ahora es difícil (por no decir imposible) que sea emparejado por otras naciones. Para ser más precisos, Estados Unidos ha invertido cerca de 8 billones de dólares en la seguridad militar desde el 11/9, lo cual, dependiendo del punto de vista con el cual se vea, podría ser considerado un gasto innecesario o necesario para Estados Unidos y, por lo tanto, para sus ciudadanos.

Algunas personas como Joshua Holanda, critican el gasto militar que se asumió a raiz del 9/11, considerando que «El costo que representó Afganistán podría pagar 15,6 años de Head Start, lo cual significaría proporcionar educación, salud, y nutrición a niños de familias de bajos recursos». Incluso, hay los que piensan que si usáramos los fondos que se gastan fuera de las fronteras de Estados Unidos, podríamos no sólo invertir más dinero en aspectos importantes para la población como salud y educación, entre otros, sino que también podría permitirse al mercado americano una mayor abertura y la reducción del proteccionismo, considerados secuelas del 9/11.

En contra de este punto de vista, hay otra parte de la población, que aún sin estar a veces 100% de acuerdo con el gasto militar, sigue pensando que ese sea un mal necesario. Este grupo considera que los ataques terroristas pusieron de relieve la importancia mundial de los actores no estatales y el Islam radical, y por lo tanto la necesidad para Estados Unidos de tener la defensa militar más fuerte del mundo, con el fin de prevenir, adelantar, y también atacar, si la situación así lo exigiera. Algunas personas de este grupo incluso consideran el aumento del presupuesto militar como una consecuencia positiva, ya que, según su punto de vista, tener el más grande potencial militar representa potencia mundial.

A nivel internacional, sin embargo, la situación cambió no solamente después del 9/11, si no también tras la salida del ex presidente George W. Bush de la Casa Blanca. El enfoque del presidente actual Barack H. Obama sigue siendo el mismo de Bush en Asia Oriental; sin embargo, en la región es opuesto. Durante su gobierno Bush decretó la «guerra contra el terror» y alimentó un sentimiento anti-estadounidense más amplio en la región oriental mediante la promoción de la intervención, las guerras, y las relaciones de Washington con algunos de los regímenes más anti-liberales del mundo. Por el contrario, el actual presidente Barack H. Obama ha seguido una política más proteccionista, donde se permite a los países resolver problemas internos sin la intervención de los Estados Unidos. Un ejemplo de esto son la primavera árabe, las recientes disputas entre Ucrania y Rusia, y el corte en el presupuesto de ayuda extranjera decidido en el Congreso en 2012.

Dado que la política exterior de Obama se ha basado en el poder de atracción y la no intervención, este cambio ha causado resentimiento, especialmente entre aquellos que no creen en este tipo de enfoque. Ellos piensan que el presidente Obama se muestra débil ante el resto del mundo y no está manteniendo alta la guardia en tiempos de conmoción. Por otra parte, el hecho de que haya decidido continuar con la política de la firma de Tratados con Europa sin tener en cuenta posibles amenazas comunistas como Rusia, Cuba, China y Venezuela, les da la idea de que Estados Unidos pronto no estará en posición de liderar el mundo como lo ha hecho hasta ahora.

Esto es discutible, si tenemos en cuenta: 1) las consecuencias que el poder de coerción y la intervención han traído a la nación, 2) El hecho de que la moneda mundial es el dólar estadounidense, impreso por Estados Unidos, y 3) El hecho de que otras naciones están dispuestas a sumar y no a restar al poder de Estados Unidos y de su ejército multimillonario. Además, hay un estudio realizado por la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, según el cual el poder de Estados Unidos quedará intacto por lo menos durante los próximos 30 años. Esto, por supuesto, aún está por verse y un acontecimiento repentino, como lo fue el ataque terrorista del 11 de Septiembre, podría perfectamente cambiar el curso de la historia.

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