Leif y Tirkir
Eirik el Rojo fue el primer islandés que arribó a Groenlandia. Eirik tuvo tres hijos y una hija: Leif, Thorvald, Thorstein y Fleydis.
A diferencia de su padre, Leif viajó más al oeste de Groenlandia y se instaló por una temporada en un desconocido continente.
Por indicación de Bjarni, Leif llegó a una tierra llana y boscosa, después de haber pasado por Groenlandia. Leif iba en compañía de otros navegantes y de Tyrkir, un alemán muy querido por la familia al que Leif llamaba padre adoptivo. El alemán entendía apenas la lengua del profundo norte. Sin embargo, era voluntarioso y amable y aconsejó oportunamente a Leif, el afortunado. Después de combatir en el mar noches y días tempestuosos arribaron a la nueva tierra.
Según data la Saga de los groenlandeses, esto ocurrió unos quince años antes del año 1000.
El alemán Tyrkir tenía una frente amplia, era bajo y muy hábil con las manos. Un día decidió salir a explorar el lugar y trajo buenas noticias. Había encontrado vides.
Pasaron la noche protegidos por el sueño y al día siguiente Leif y sus hombres recolectaron vides y talaron árboles y cargaron sus barcos con uvas y maderas.
Leif llamó al lugar Vinlandia, es decir, tierra de vinos. Este fue el primer nombre de América, mucho antes de que Colón llegara a las tierras de Vespucio y de que existiera la idea misma de nuevo mundo.
Thorvald y la flecha
Leif impulsó a su hermano Thorvald para que fuera a Vinlandia. Thorvald lo hizo. Con su tripulación exploró la costa del continente y divisó islas dispersas y nuevas montañas. En uno de sus viajes se topó con canoas tripuladas por skraelingar o «gente fea que grita». Los hombres de Thorvald mataron a los que estaban en las canoas. La respuesta de los skraelingar fue rápida e hirieron a Thorvald. Este, al ver el agujero de la hábil flecha, pronunció, con una certeza impetuosa, una frase shakespereana: «he aquí la flecha que me llevará a la muerte».
Cerca del fin, pidió a la tripulación que regrese a la casa de su hermano Leif. Al poco tiempo murió y fue enterrado en Krossanes.
Habla el muerto
Thorstein, el tercer hijo de Eirik, también quiso viajar a Vinlandia. Pero antes de partir fue atrapado por una enfermedad. Thorstein se recostó en una cama preparada por su esposa Gurdir, en casa de su amigo Thorstein el negro. Horas más tarde, el tercer hijo de Eirik el Rojo murió. El cadáver blanquecino y fantasmal de Thorstein se levantó de su lecho y le dio a su esposa un largo discurso profético. Le dijo que ella se casaría nuevamente y que tendría una próspera familia en Islandia.
¿Por qué un cadáver habla? ¿Por qué el narrador no se inmuta al comentar que el cadáver de Thorstein se levanta y predice el futuro de su esposa? En esta saga, los muertos tienen la facultad de la clarividencia. La esposa no teme frente al muerto que habla. Al contrario, está atenta a sus palabras. Lo curioso no es que esté muerto sino que acierte en el veredicto. Lo sobrenatural está visto como natural y tiene una función: anticipar el tiempo por venir.
El pecho desnudo de Fleydis
En la Saga de Eirik el Rojo, Karlsefni y su socio Snorri cruzaron el bosque (en Vinlandia) y fueron emboscados por un grupo de skraelingar, es decir, “gente que grita”.
Ante el ataque sorpresivo de los esquimales, el equipo de Karlsefni luchó en vano, luego se replegó y huyó hacia un promontorio. La esposa de Karlsefni, Freydis (hija de Eirik el Rojo), escuchó la corrida y les gritó que son unos cobardes. Salió y enfrentó sola al grupo de esquimales. Narra la Saga de Eirik el Rojo:
«Cuando los skraelingar vinieron corriendo hacia ella (Freydis), sacó uno de los pechos del corpiño y dio en él con su espada. Al ver aquello cundió el pánico entre los skraelingar, que corrieron a sus canoas y huyeron a toda prisa.»
Freydis sacó el pecho de su ropa. Lo expuso ante los esquimales (esos hombres que agitaban los palos en el aire en señal belicosa) y se golpeó el seno con la espada. Claramente, su gesto fue una provocación y un desafío. Su pecho desnudo asustó y venció a los esquimales. Su cuerpo fue un arma infalible.
Los vikingos que llegaron a América
Según consta en la Saga de los groenlandeses y en la Saga de Eirik el Rojo, los navegantes osados de la familia Eirikson, solitarios en el alba del continente, vivieron una temporada incierta en las no menos inhóspitas tierras de América.
¿Qué hubiera ocurrido en América si acaso prosperaba la ocupación temprana de aquellos osados habitantes islandeses?
La respuesta a esta pregunta forma parte de la escritura imposible del pasado. Y nos invita a conjeturar cómo fue la vida idílica de los primeros viajeros nórdicos que habitaron la utópica e inhallable Vinlandia.
Photo by: Jim Fischer ©