El día es un viaje.
El viaje tiene principio y fin.
Él está con su cámara y el tren se va. Los pasajeros, indiferentes, cruzan los andenes y pisan la vereda áspera. Pronto, se encenderá por enésima vez, el travelling interminable. Pero ahora veo las vías a través del lente. Y las vías son otras y las mismas. ¿Qué imagen se esconde detrás de este paisaje de cables y luces? ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza?
Para siempre, Sócrates explica en la cárcel los argumentos para sostener que el alma es inmortal. Sócrates cree que es así. Pero lo cree porque está a punto de morir y porque es un personaje de Platón. Cuando vemos las vías por primera o última vez, sabemos que Sócrates estaba equivocado. Las vías son señales filosóficas. Nos enseñan que todo tiene un principio y un fin.
Photo Credits: Ramiro Clemente, Vias de Dusseldorf