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Si ves las barbas de tu vecino cortar…

El recién nombrado Presidente de Estados Unidos Donald Trump está sacudiendo la democracia y ampliando el presidencialismo. Su estilo beligerante preocupa hasta a sus asesores. No sabe trabajar en equipo, parece que su lema de campaña: “Hagamos a América grande de nuevo”, será acabemos con América y el mundo. Se siente dueño del territorio, quisiera escribir su nombre con letras de oro hasta en el escudo. Se proyectó criticando a los periodistas y a los medios: “son lo más deshonesto”. Le molestó que las mujeres demostraran su poder, salieran a las calles, triplicaran en número a los que acudieron a su toma de posesión, que le reclamaran lo que dijo a unos amigos y fue revelado en la campaña electoral: “puedo hacer lo que quiera con las mujeres sin su consentimiento, incluso agarrarles los genitales”. Ellas critican su misoginia y la agenda ultraconservadora de su gobierno, exigen que respete a las minorías, a los inmigrantes y los derechos civiles. Su estilo beligerante, su coprolalia crearon la fórmula ganadora, pero, ganó por el voto electoral, no tiene el voto popular: llega al cargo con menos apoyo que ningún presidente del siglo XXI. No esperemos que cambie, el narcisismo a ese nivel no tiene cura, seguirá enfermo de poder, dividiendo y causando problemas al resto del mundo. A raíz de la dependencia hacia la economía norteamericana, desde que comenzó la campaña presidencial, el peso mexicano ha sufrido una devaluación del 40 por ciento. Ya les entregamos al Chapo como moneda de cambio, los gringos cobran lo que pagaron por la droga, sin arreglar sus problemas internos, le exigen al Chapo una fianza millonaria y le confiscan sus bienes, a nosotros nos dejan los muertos, la violencia y la descomposición social. Tenemos mucho que resolver en México, poner nuestras barbas a remojar: la ilegalidad, la corrupción y la impunidad. No vamos a descansar hasta que castiguen a Gobernadores corruptos, enfermos de poder. Duarte no pudo llegar a esos niveles, a dañar hasta la salud de los niños, sin estar rodeado de cómplices, incluso dentro de su partido. Inmersos en el consumismo, los ciudadanos gastan más de lo que ganan, con las consecuencias de no poder pagar intereses tan altos. Importa más lo material que transmitir valores. Otro foco rojo es la violencia que se está reflejando en nuestros niños, la tragedia en Monterrey y los conflictos en una secundaria en Guadalajara en donde utilizaron armas, son temas urgentes que atender. Son varias las causas: la violencia, el narcotráfico, la desintegración familiar, la drogadicción, el amarillismo en las redes sociales, la falta de autoridad de los padres, la falta de atención terapéutica, la facilidad para conseguir armas y la compulsión a repetir lo que acontece en escuelas norteamericanas donde los mismos compañeros agreden y matan a inocentes. Es mucho el resentimiento social contra el gobierno. El descontento social es aprovechado por líderes que buscan un cargo, y en su ambición le echan más leña al fuego. No queremos que nos pase como a los gringos y que el siguiente sea otro loco en los Pinos.    

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