Te llevaré una taza de garúa
para arar los vientos
la magia de los higos
y de la piedra chata
pisada de Dios.
Te llevaré los años
mis cuaresmas y madrugadas
rosas y ríos
una naranja olvidada
por un saltimbanco.
Te llevaré un sabio sapo
de larga paciencia
para que te cuente
las orillas de los versos
por escribir.
Te llevaré algo de no sé que,
de mi, de ti, de nosotros
el sabor de las fresas,
una ventana al jardín,
una taza de garúa
Ad dementiam
Navegué en barcos de papel
(páginas de últimas noticias)
parado ante la escotilla
contando a las barracudas
el foro romano y mi caballero
madera pintada, como el de bronce
de mi amigo Marco Aurelio.
Navegué en barcos de papel
casco de palabras mojadas
escapadas de un poemario
soñado bajo la fina sombra
de sedientos castaños
en sofocados cantos
temando un ciego veraneo.
Navegué en barcos de papel
por el azul del Atlántico
vi la punta de África
una isla borracha de mar
hundida en la memoria
de obstinados cangrejos negros.
Navegué en barcos de papel
Entre estrellas fugaces
y la semi luna empastada
en un delgado libro sin letras
sin título escrito, sólo líneas
de una carta de navegación demente.