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Carlos Mendoza
viceversa mag

Tiempo de cíclopes

Hace ya más de 30 años que en mi país Venezuela se venía preparando a su pueblo en lo que hoy conocemos como «Revolución». Comenzó con el uso de los símbolos patrios en los carros; por doquier se podían ver banderas, etc. También, la música en la radio apuntaba a generar un sentimiento nacionalista.

Es entonces cuando aparece en escena un militar, Hugo Chávez, con una frase corta «por ahora» que los medios convirtieron en un mantra en la psiquis de todos los Venezolanos, catapultando a la escena política a un golpista consumado que lograría hacerse de la conducción de un país como presidente electo. Entre sus frases que más recuerdo diría que «freiría en aceite a los corruptos de la cuarta».

La realidad dijo otra cosa, ese clan se convirtió en el de los corruptos más consumados del orbe, la toma del poder disfrazada en hechos puntuales del pasado como «mi padre lo mató la cuarta, el pueblo tiene hambre, la dominación del imperio etc», solo perseguía enriquecer al clan y este enriquecimiento sería el hueso que los amos de Cuba les iban lanzando. Ellos, los Castro, tenían décadas infiltrando todo el ámbito nacional y es así como lograron su más anhelado objetivo, «tener recursos económicos engendrados en revolución».

En Cuba, la Revolución Castrista logró «adoctrinar» a sus generaciones a lo largo de varias décadas. En Venezuela se ha pretendido usar el mismo guión de adoctrinamiento para dominar a toda la sociedad. Sin embargo algo que está inscrito en lo más profundo del ser «Venezolano» se ha convertido en una pared infranqueable y a diferencia del pueblo Cubano «el Venezolano» hoy sigue inquebrantable dando una lucha insospechada.

Ahora la táctica es borrar la mirada de los jóvenes a quien el régimen se enfrenta. No sorprende que les estén disparando a la cara para cegarles la vista. El régimen no pudo meterse en su cerebro y ahora les teme a su mirada. Una cantidad inconmensurable de jóvenes han perdido un ojo o ambos, otros la vida. Este régimen se tambalea ante las escopetas de los verdugos, los cíclopes están firmes conjurando la maldad golpista.


Photo Credits: Aida Petit Jean ©

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