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The Truman Show: La vida moderna

El concepto de redes sociales -tal como lo conocemos- surgió hace menos de 20 años, y, aunque es posible rastrear los inicios de ellas en formas muy primitivas hasta finales de los 70, lo cierto es que la vida moderna de intrincadas conexiones sociales digitales, tal como la conocemos hoy en día, es una idea bastante joven. A pesar de esto, tengo la costumbre de sorprenderme cuando conozco a alguien de menos de 35 años que, teniendo acceso a internet, no tenga ninguna red social.

En mi experiencia, llegué un poco más tarde a las redes que algunos de mis coetáneos; pero una vez que me abrí mi primera cuenta, le siguieron otras tantas. Hoy en día que cuento con Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, Pinterest y Youtube, sin contar las otras en las que me he abierto una cuenta y no utilizo, no puedo dejar de preguntarme: ¿Estaremos viviendo en el Show de Truman?

Cuando veo películas del classic Hollywood, me encuentro con luminarias como Fred Astaire, que era bailarín cantante, actor, coreógrafo y presentador de televisión. Enseguida pienso que seguramente pocas personas eran capaces de alcanzar desarrollar esas habilidades en los albores del milenio pasado, y mucho menos poder ser reconocidos por ello. Todo eso ha cambiado mucho en los últimos 20 años con el alcance masivo de las redes sociales, donde cualquiera puede ser el próximo protagonista de la sensación viral del momento; desde el perro hasta el Papa y todos los que quedamos en el medio.

Si bien es cierto que este alcance puede ser visto como un paso increíble para la humanidad, porque quizás alguien mejor que Fred Astaire quedó desconocido por falta de oportunidades (por ejemplo, yo no tendría este espacio sin las redes), también es necesario mirar la otra cara de la moneda: la renuncia a la privacidad tal como la conocíamos.

Cuando la película The Truman Show fue lanzada, estaban muy cerca de nacer las redes sociales tal como las conocemos, pero aún no existían. Para aquellos que no la conocen, (spoiler alert) la historia va de la vida de Truman (Jim Carrey), un hombre que ha vivido su vida entera en un set de grabación, porque fue adoptado por una corporación para hacer el primer reality show 24/7 sobre la vida de una persona sin que lo supiese. Su existencia entera era una mentira manipulada por el creador del show, quien incluso llegó a fingir la muerte de “su padre” (un actor) para evitar que él saliese de la isla (un estudio gigante de grabación).

Salvando las diferencias, ¿no hemos hecho nosotros lo mismo a punta de snaps y fotos? Es cierto que solemos poner las cosas que nos hacen ver mejor, pero también subimos contenido que, sin querer, revela mucho de nosotros. Me atrevería a decir que todos somos culpables de ese post pasivo-agresivo hacia alguien, como aquellas “canciones” que poníamos en el estado del MSN, que en realidad eran un “mensaje escondido” para alguien, pero que la mitad de nuestros contactos terminaban enterándose de la situación o incluso exagerándola.

Con riesgo a sonar como una doña, me atrevo a decir que la vida moderna es bastante rara cuando se analiza en frío. La posibilidad de documentar todo lo que hacemos, y además en diversos formatos, ha abierto una puerta a nuestro espacio privado que no creo que se vaya a cerrar en ningún tiempo próximo. De alguna manera paradójica, todos somos celebridades dentro del anonimato.

Es verdad que hay movidas que proponen dietas tecnológicas, como por ejemplo, privarse del acceso a internet por 24 horas semanalmente; pero particularmente yo ni siquiera he intentado practicarlas. Aplaudiré al que lo haga, aunque esté clara que no tengo intenciones de hacerlo, al menos en un tiempo próximo.

Bien profetizó Warhol que en el futuro todos tendríamos nuestros 15 segundos de fama, pero lo que no nos advirtió fue el precio.

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