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Paola Herrera
viceversa nyc

The Deepest Secret that Nobody Knows

Lluvia, cae la lluvia y roza mi ventana, se posan las gotas una tras otras como si hubiesen esperado toda la vida, entonces percibo el murmullo de unas chiquillas que llegan a su clase de flamenco en una academia cerca de mi pequeño refugio, escucho la eufonía inconfundible del céfiro que besa sin timidez a los chaguaramos sembrados a mi alrededor, emerjo unos minutos a la intemperie y las gotas abrazan mi atuendo hasta aferrarse a él tal como si fuera un feto al cordón umbilical de su madre. Desde mi niñez me ha parecido que la lluvia es la mejor decisión que el cielo puede tomar cuando las personas entierran sus recuerdos en un abismo porque, en su reloj biológico, la rutina monótona que han elegido se transforma en lo único que logran acariciar, mientras sus ojos están descubiertos. No sé qué tiene el diluvio en ese cuerpo que no le advertimos, pero sus atributos naturales ayudan al alma a recordar aquello que nunca sucedió o que sucedió y quedó guardado en alguna parte del subconsciente como tratando de evitarlo, como si fuera un gran secreto íntimo.

Podría irme de barras, llegar a una tasca un poco humedecida, tiritando por el ambiente gélido de los charcos que traté de esquivar, mientras mis pezones asoman por mi camisa como delfines en espectáculos sobre el mar, pedir una copa de güisqui, posar mi cuaderno en la barra añeja y empezar a clavar unos versos en cada línea vacía, unos versos que no serán nunca leídos por nadie más que por mí, o podría quedarme aquí donde estoy, en esta habitación, en medio de la oscuridad que me regala el gris del cielo esta tarde y una bombilla quemada desde hace un par de días. Podría quedarme aquí escuchando, con la compañía de mi aliada nostalgia y mi amiga soledad, el nuevo disco de Suárez, esa voz que me lleva a la España que aún no conozco, esas letras que me hacen recordar los amores que dejé ir por esa mala manía de no saberme quedar. Ves, es fácil que la lluvia en conjunto con la música, te lleve de vuelta a esos lugares de los que alguna vez deseaste escapar teniendo entre las manos otra alternativa. Tiene esa peculiaridad de hacerte viajar con la infortunada fortuna de la imaginación a los hechos que no pudiste evitar, a los besos que perdiste, a las poesías guapas que nunca pudiste recitar porque se enredaron en la lengua, a las declaraciones amorosas que no fueron correspondidas, a los tristes escarmientos de la belleza que un día amaste.

Entonces cuando dicen en voz alta recuerdos y secretos, mi memoria dibuja a N y a la historia que al fin terminó, a los intensos momentos de una tarde en su colchón, a la complicidad de dos porque en nuestra historia no existía la multitud, a los besos de verdad y a aquellos que aún nos obsequiábamos cuando la flama ya se había extinguido como si no quisiéramos despedirnos; pero sobre todo recuerdo a la erudición que me concedió, esa que me hizo abrir las piernas del corazón porque esto y más fue N, fue un misterio que nadie pudo sospechar, un verano que solo saboreé yo, un sigilo con demasiada sustentación. Recuerdo también a lo que nunca dejo de especular; esos secretos que guardan los semblantes que suelo apreciar a menudo, esos misterios de alquitrán o aquellos de primavera; cada cuerpo tiene un maquillaje, una realidad que lo abruma o lo alboroza, pero que debe sepultar en alguna sinuosidad del organismo que conserva al espíritu; lo deben secuestrar porque es una materia obligatoria y es que toda la práctica de esa asignatura da como consecuencia un certificado que le prometieron al ser desde que aprendió a mentir más veces de lo que ha besado. Es allí, es esa práctica en la cual me hallo hurgando, es esa intriga que me atrapa, es ese interés por lo desconocido, lo que me mantiene con las ansias de vivir.

No sé cómo he llegado a hablar de secretos, de silencios que nos absorben. Tal vez porque Netflix me tiene más seducida que nunca con Pretty Little Liars o porque la vida de los otros, tanto como la mía se esconde en todo aquello que no podemos decir.


Photo Credits: fzhuo

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